Buenos Aires (AT) – La historia del chocolate suizo es fascinante. En el siglo XVIII, Suiza no tenía árboles de cacao propios, pero sí muchos exploradores que regresaron con este grano. Durante la revolución industrial, hubo un gran auge en el consumo de productos desconocidos como el café y el cacao, descubiertos en Sudamérica, África y Asia.
Philippe Suchard: un visionario de la confitería
En aquel entonces, Suiza era como cualquier otro lugar. La gente buscaba nuevas formas de ganarse la vida, y los sectores de la pastelería y la panadería parecían tener más potencial. Philippe Suchard, de Neuchâtel, fue un hombre polifacético e interesado en todo. Durante un viaje a América, descubrió el chocolate y en 1826 fundó su propia fábrica en Serrières.
Antes de que se estableciera el derecho de patentes en 1870, en Suiza operaban varios fabricantes de chocolate, lo que propició una buena dosis de espionaje industrial. Nadie tenía reparos en vigilar a sus competidores y comprar sus productos para hacer imitaciones descaradas. Hoy en día, nombres como Cailler, Suchard y Sprüngli siguen siendo reconocidos como pioneros suizos en la fabricación de chocolate.
François-Louis Cailler: maestro del chocolate con leche
En el cautivador escenario de Vevey, François-Louis Cailler, originalmente tendero y propietario de una tienda de chocolates, se transformó en el primer creador de tendencias del chocolate con leche en Suiza. Su incursión en la fabricación de chocolate no solo se debió a la creciente demanda, sino también a la oportunidad de asociarse en la creación de algo único.
En 1819, Cailler fundó su primera fábrica de chocolate, marcando el inicio de una tradición que perduraría a lo largo de los siglos. La ubicación estratégica de Vevey proporcionó el escenario perfecto para la evolución de esta nueva delicia. En 1832, Cailler tomó un paso audaz al introducir la fuerza del agua en su proceso de producción.
La fuerza del agua desencadenó un avance significativo en la fabricación de chocolate. Haciendo girar las piedras que trituraban el cacao y accionando las máquinas mezcladoras de azúcar, la energía hidráulica se convirtió en el motor de la innovación. Este método revolucionario facilitó y agilizó las operaciones en la fábrica de Cailler, marcando el camino para futuros desarrollos en la industria.
Según consta en los archivos de Nestlé, recordemos que la marca de chocolates Cailler fue comprada por Nestlé en 1929, Cailler comercializaba su chocolate a minoristas y particulares en la Suiza francófona. En ese momento, la primera generación de chocolate suizo, aunque apreciada, presentaba un sabor salado y amargo. La población, en su mayoría modesta, encontraba en el chocolate un alimento que brindaba un toque de vida y energía a sus dietas.
Daniel Peter: innovación con leche condensada
El punto de inflexión para el chocolate con leche suizo ocurrió en 1875, cuando el yerno de Cailler, Daniel Peter, introdujo la leche en la receta. Inicialmente, comenzó con leche condensada, marcando un cambio radical en la calidad y el sabor del chocolate suizo. Este hito consolidó la posición de Suiza como líder en la fabricación de chocolate y estableció las bases para el deleite inigualable del chocolate con leche que conocemos hoy en día.
El chocolate suizo conquista el mundo
La leche evoca imágenes de Suiza, ya que se asocia con la pureza y la calidad de los Alpes. El chocolate suizo no solo es delicioso, sino también placentero. Al comer chocolate, uno puede sentirse bien, recordando el aire fresco de los Alpes, símbolo de bienestar y libertad. Estas imágenes se han utilizado en la publicidad del chocolate para promover su venta.
El chocolate suizo pronto trascendió las fronteras del país con la creación de tabletas listas para consumir, lo que fue un gran éxito, especialmente en Inglaterra. Este éxito condujo a la creación de la empresa Peter’s milkl’ chocolate en 1896. El chocolate con leche fue tan popular que atrajo a otros fabricantes de chocolate, y varias fábricas se instalaron en Vevey, una ubicación central que unía Berna, Italia y Francia.
El legado de Cailler en la actualidad
En 1898, varios factores llevaron a Cailler a establecer su propia fábrica en Vevey, incluyendo productores locales de leche, mano de obra disponible, energía hidráulica, espacio para construir una fábrica y el apoyo del municipio de Broc, en el cantón de Friburgo. Aunque la marca Cailler ha pasado a manos de Nestlé, el chocolate se sigue fabricando in situ, siendo la única fábrica que utiliza leche condensada en su chocolate, así como leche fresca procedente exclusivamente de la región.
Hacé tu comentario