Buenos Aires (AT) – Alemania experimenta un incremento en las solicitudes de asilo, lo cual da lugar a intensos debates sobre cómo manejar el flujo de refugiados y la inmigración de los últimos años. Según la Oficina Federal de Migración y Refugiados de Alemania, el año pasado se registraron 351.915 solicitudes de asilo. Esto representa un aumento del 51.1% respecto al año anterior. Es relevante destacar que Siria encabeza la lista con 104.561 solicitudes, seguido por ciudadanos turcos con 62.624 y afganos con 53.582.
Este fenómeno migratorio se convirtió en un desafío político para el gobierno alemán. Las comunidades locales, en particular, se ven afectadas al lidiar con la tarea de recibir a los recién llegados. El canciller alemán, Olaf Scholz, reconociendo la urgencia de la situación, ya expresó varias veces su preocupación sobre la magnitud de las llegadas. De hecho, Scholz y los 16 gobernadores estatales llegaron a un consenso para implementar medidas más estrictas con el objetivo de aliviar el flujo, acelerar los procedimientos de asilo, imponer restricciones en los beneficios y proporcionar mayor apoyo financiero del gobierno federal.
Desde el inicio de la guerra en Ucrania, Alemania recibió a más de 1 millón de ucranianos, lo que llevó a la implementación de controles temporales en las fronteras con Polonia, la República Checa y Suiza. Controles similares en la frontera con Austria están en vigor desde 2015. Además, el gobierno alemán está llevando a cabo estrategias activas para facilitar la deportación de solicitantes de asilo y aumentar las sanciones contra el contrabando de migrantes.
La ministra del Interior, Nancy Faeser, destaca la importancia de perseverar en los esfuerzos para limitar la migración irregular y subrayó el compromiso de equilibrar consideraciones humanitarias con la necesidad imperativa de regular la migración de manera efectiva.
Un problema cada vez más grave
La migración ilegal descontrolada sigue siendo el problema más apremiante del país, ya que, a diferencia del cambio climático, tiene consecuencias fatales en el presente, desestabilizando muchas democracias occidentales. Angela Merkel y otros líderes políticos afirman que la crisis migratoria de 2015 no se repetirá. Sin embargo, en 2022, Alemania experimentó la mayor inmigración neta desde 1950, con 1.5 millones de personas, según la Oficina Federal de Migración.
La idea de la “remigración” promovida por círculos de extrema derecha revive viejas propuestas, como la de deportar judíos a Madagascar en 1940. Líderes políticos como Petr Bystron, Robert Lambrou, Anna Nguyen o Homib Mebrahtu de AfD respaldan esta idea. La mayoría de los ciudadanos no se oponen a la inmigración, pero ven problemas en los incentivos desequilibrados y abogan por cambios en el derecho de asilo alemán para adaptarse a la actual era migratoria.
Un desafío para la dirigencia política
El canciller Scholz ha estado trabajando para reducir el número de solicitantes de asilo que llegan a Alemania. El reciente acuerdo entre Scholz y los líderes de los 16 estados incluye medidas cosméticas, como otorgar beneficios a refugiados en tarjetas de débito en lugar de efectivo, y demoras en el acceso a la asistencia social alemana para los recién llegados. Aunque los estados obtuvieron más fondos del gobierno federal, la meta de reducir los números sigue siendo esquiva.
La reticencia de Berlín a adoptar disposiciones más estrictas, como la detención de solicitantes de asilo en las fronteras exteriores de la UE, es una razón clave para la prolongación de las negociaciones sobre el Nuevo Pacto sobre Migración y Asilo de la UE. A pesar de la controversia en torno al plan, no está claro que realmente haga mucha diferencia en limitar la migración, ya que la UE enfrenta desafíos importantes para convencer a los países de origen de aceptar el regreso de los migrantes y llegar a acuerdos con estados autoritarios para frenar el flujo.
La frustración pública en Alemania por el manejo de la migración contribuyó al apoyo récord para el partido de extrema derecha AfD, lo que llevó a la derrota histórica del SPD de Scholz en las elecciones. A pesar de los desafíos, Scholz se encuentra en un dilema, ya que endurecer la postura sobre el asilo podría alienar a parte de su coalición, mientras que no hacerlo afecta la opinión pública y el apoyo electoral.
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