miércoles, 10 de diciembre de 2025

El Acuerdo Mercosur–Unión Europea volvió al centro de la agenda internacional en un momento de definiciones políticas, tensiones comerciales y presiones cruzadas dentro del bloque europeo. Alemania confirmó su aprobación para avanzar con la firma del tratado, prevista para el 20 de este mes en Brasil. Francia, en cambio, mantuvo sus objeciones y reclamó nuevas garantías antes de fijar su posición.

Las discusiones se multiplican mientras los países del Mercosur insisten en que los últimos cambios aprobados en Bruselas corresponden a debates internos de la UE. El contraste entre el respaldo alemán y la resistencia francesa volvió a exponer la complejidad de un acuerdo negociado durante más de dos décadas.

Alemania respalda el tratado

La señal más firme de apoyo llegó desde Berlín. El gobierno alemán informó que su Consejo de Ministros aprobó la firma del Acuerdo Mercosur–UE, confirmando la intención de avanzar en una asociación comercial considerada prioritaria. En un comunicado oficial, las autoridades remarcaron que el tratado impulsará una relación más profunda con una región que describieron como estratégica por su dimensión económica y su peso político dentro de Latinoamérica.

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La firma prevista para el día 20 quedó condicionada por una pulseada política dentro del bloque europeo.

Para Alemania, el acuerdo aporta beneficios directos para sus exportaciones. Entre los ejemplos señalados aparecen la reducción de aranceles para vehículos, maquinaria, textiles y otros bienes industriales con destino a los países del Mercosur. A cambio, la UE otorgaría mayor acceso para productos como carne, arroz y azúcar, tres sectores de importancia para Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.

El gobierno alemán también definió al tratado como una señal a favor de la cooperación basada en normas. La administración de Berlín busca mostrar que el bloque europeo todavía puede cerrar acuerdos amplios y estables con otras regiones, a pesar de sus tensiones internas y las presiones de sectores sensibles.

La posición alemana, además, incorpora un componente diplomático. En un escenario donde distintos países evalúan estrategias de diversificación comercial, Berlín quiere evitar que el Mercosur profundice acuerdos con otros socios sin la participación europea. El mensaje que envió esta semana refuerza la idea de que la UE debe ocupar un rol activo en la región.

Francia exige nuevas garantías y demora su decisión final

Mientras en Berlín se consolidó el respaldo, el gobierno francés reiteró sus reparos. La portavoz Maud Bregeon explicó que el presidente Emmanuel Macron aguarda “respuestas concretas y eficaces” a las demandas francesas antes de fijar una posición entre el 16 y el 19 de este mes. Esa ventana marca el plazo máximo definido por los Estados miembros para que cada país informe si avala la firma prevista para el día 20.

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Francia mantiene una postura firme en defensa de su sector agropecuario. Reclama cláusulas espejo, que obliguen a que los productos importados cumplan estándares ambientales y sanitarios similares a los europeos. También sostiene la necesidad de fortalecer los controles fitosanitarios y de incorporar salvaguardas activables de manera rápida si un rubro local enfrenta competencia intensa.

Macron expresó en varias oportunidades que el acuerdo, tal como está, “no es un buen acuerdo” para su país. La presión del sector agrícola francés, que teme una mayor competencia de carnes y granos sudamericanos, condiciona la posición del Elíseo. Por eso, París exige ajustes adicionales aunque varias de esas cuestiones ya se encuentran reguladas en capítulos específicos del texto negociado.

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Alemania respaldó el acuerdo mientras Francia mantuvo sus exigencias sobre el sector agrícola.

La incertidumbre sobre la decisión francesa introduce dudas en el cronograma, aunque la Comisión Europea continúa actuando sobre la base de que la firma seguirá tal como está prevista. Los gobiernos que apoyan el acuerdo insisten en que las preocupaciones francesas pueden resolverse en la etapa de implementación y no requieren reabrir negociaciones generales.

Brasil defiende el avance del tratado

En Brasil, anfitrión de la cumbre del día 20, las autoridades mantienen la expectativa de que el acuerdo se firme dentro de los plazos establecidos. Funcionarios brasileños remarcaron que las recientes incorporaciones aprobadas por la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo corresponden a “una negociación absolutamente interna de la UE”, ajena al Mercosur.

Sueme Mori, directora de Relaciones Internacionales de la Confederación Nacional de la Agricultura, afirmó que las nuevas cláusulas de protección para productores europeos no fueron consultadas con el bloque sudamericano. Agregó que esas medidas “carecen de sustento” dentro del marco normativo de la Organización Mundial del Comercio, ya que el acuerdo original incluye un capítulo específico sobre salvaguardas.

Para Brasil, esas disposiciones buscan acelerar la aprobación interna dentro de la UE más que modificar el espíritu general del tratado. Mori sostuvo que, en la práctica, el punto central sigue siendo el temor europeo a un aumento de importaciones agropecuarias. La funcionaria recordó que la resistencia se concentra en sectores que consideran al Mercosur un competidor directo, sobre todo en carne y derivados agrícolas.

El gobierno brasileño insiste en que el Mercosur ya realizó concesiones suficientes y que el tratado ofrece un equilibrio adecuado. Además, considera que la región necesita consolidar acuerdos amplios para fortalecer cadenas de suministro, atraer inversiones y proyectar previsibilidad. La posición oficial es clara: la firma debe concretarse según lo previsto, sin nuevas renegociaciones que modifiquen compromisos concluidos.

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