La Agencia Espacial Europea (ESA) y el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) iniciaron la convocatoria para un proyecto singular que pondrá a prueba la fortaleza física y mental de seis astronautas. El nuevo estudio, llamado SOLIS100, se realizará desde abril de 2026 en un laboratorio de Colonia, en Alemania.
El objetivo es recrear un entorno de aislamiento total similar al que enfrentan los tripulantes de misiones espaciales de larga duración. Las autoridades buscan candidatos con formación académica, buen manejo de inglés y condiciones de salud impecables. A cambio, ofrecerán una compensación que llega a EUR 23.000. Los interesados pueden enviar sus solicitudes hasta el 12 de diciembre, en el sitio web del DLR (dlr-probandensuche.de).
El ensayo apunta a obtener información que permita diseñar estrategias de apoyo para astronautas que, en el futuro, viajen durante meses en condiciones muy limitadas. La vida en confinamiento, con rutinas estrictas y contacto social reducido, pone en juego múltiples variables psicológicas y fisiológicas. La ESA y el DLR consideran que este tipo de estudios permite anticipar escenarios que resultarán decisivos cuando se planifiquen viajes hacia la Luna o Marte. La investigación se enfoca en entender cómo se adapta el cuerpo y la mente cuando casi no existe interacción con el exterior.
Un estudio extremo dentro de un laboratorio de Alemania
El DLR informó que SOLIS100 seleccionará a seis personas de entre 25 y 55 años. Se exige educación universitaria completa y una condición física adecuada para soportar cien días de aislamiento. También se requiere manejo fluido de inglés. El proyecto admite postulaciones de múltiples perfiles profesionales, aunque valora especialmente formación en áreas como medicina, docencia, ingeniería de software o disciplinas afines a la tecnología.

Los postulantes tienen tiempo hasta el 12 de diciembre para completar el formulario disponible en el sitio oficial del DLR. El proceso de selección examinará tanto la capacidad física como la estabilidad emocional de los candidatos. Los organizadores buscan personas capaces de sostener rutinas estrictas, tolerar la falta de estímulos externos y trabajar en equipo sin interrupciones.
Una vez dentro del laboratorio, los participantes ingresarán a un entorno que simula una estación espacial. El lugar cuenta con áreas diseñadas para recrear módulos de trabajo, ejercicio y descanso. Durante las cien jornadas, no habrá contacto directo con el mundo exterior. Todo estará programado para reproducir un escenario de misión de larga duración. La cotidianidad será limitada, controlada y repetitiva, lo que permite medir la resistencia emocional ante un contexto sin variedad.
Rutinas exigentes y un encierro sin pausas
La vida diaria dentro de SOLIS100 seguirá un cronograma estricto. El grupo realizará tareas conjuntas, actividades físicas y procedimientos rutinarios de mantenimiento del módulo. Los investigadores remarcan que la rutina será comparable a la de astronautas que conviven durante meses en estaciones espaciales. Por eso incluirá trabajo colaborativo, resolución de problemas técnicos y actividades de investigación científica.

El comunicado oficial del DLR indica que la simulación apunta a reproducir, con precisión, desafíos operativos y dinámicas sociales propias de un viaje espacial prolongado. El aislamiento será total. La privación social será parte central del estudio. El equipo solo podrá interactuar entre sí, lo que pone a prueba la tolerancia interpersonal y la capacidad de sostener vínculos saludables bajo presión.
El DLR explicó que los datos del proyecto permitirán anticipar riesgos psicológicos y fisiológicos. También servirán para desarrollar herramientas que mejoren el bienestar de astronautas en futuras misiones en el espacio. La científica Amelie Therre, responsable del estudio, señaló que los viajes hacia destinos lejanos requerirán preparar a los tripulantes para desafíos que van más allá de lo físico. Las tensiones emocionales durante misiones prolongadas pueden afectar la toma de decisiones y el rendimiento general.
SOLIS100 busca, entre otras cosas, medir el impacto del encierro en ciclos de sueño, respuestas de estrés, relaciones sociales, funciones cognitivas y cambios corporales vinculados a la falta de actividad externa. Toda esa información resulta crucial para determinar qué tipo de entrenamiento será necesario cuando la ESA impulse programas hacia la Luna o Marte.
Otro experimento: 60 días en cama para estudiar la ingravidez
En paralelo a SOLIS100, el DLR abrió otra convocatoria para un estudio diferente. Se trata de un proyecto centrado en la simulación de gravedad reducida que afecta la salud física durante estadías prolongadas en el espacio. En este caso, los participantes deberán hablar alemán y aceptar permanecer en cama durante 60 días.
El método consiste en usar camas inclinadas seis grados hacia abajo en la zona de la cabeza. Esto provoca un desplazamiento de fluidos hacia la parte superior del cuerpo, un efecto que se observa en astronautas expuestos a ingravidez durante períodos largos. La posición obliga al organismo a redistribuir líquidos de manera poco habitual, lo que permite estudiar consecuencias en músculos, huesos y sistema cardiovascular.
El objetivo central de este experimento es evaluar cómo contrarrestar los efectos adversos de la falta de gravedad. Los especialistas quieren identificar qué tipo de ejercicio, técnicas o dispositivos podrían reducir el deterioro físico asociado a misiones extendidas. Para la ESA y el DLR, estos ensayos forman parte de una estrategia más amplia destinada a preparar a futuros astronautas para viajes exigentes, donde el cuerpo humano enfrenta condiciones para las que no está diseñado.



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