Mercedes-Benz entró en conversaciones con BMW para utilizar motores de cuatro cilindros de su competidor en varios modelos a partir de 2027. La información, publicada por el semanario económico alemán Manager Magazin y confirmada por fuentes citadas por Autocar, sorprendió a toda la industria automotriz. De concretarse, sería la primera vez que dos gigantes rivales del mercado premium alemán comparten un tren motriz a gran escala.
La eventual colaboración no se explicaría por afinidad histórica, sino por necesidad estratégica. La electrificación avanza a un ritmo más lento de lo proyectado y los fabricantes europeos enfrentan fuertes exigencias regulatorias y de costos. En ese contexto, Mercedes-Benz busca mantener a flote su gama de combustión interna sin tener que reactivar inversiones en desarrollo propio.

Un motor probado y versátil
El motor que Mercedes-Benz adquiriría es el BMW B48, un bloque turboalimentado de 2.0 litros y cuatro cilindros que se produce en la planta de Steyr, Austria. Se trata de un propulsor modular, diseñado para ser instalado tanto en arquitecturas longitudinales como transversales, lo que le da una gran adaptabilidad a distintas plataformas.
Actualmente, el B48 se utiliza en una amplia variedad de modelos de BMW y MINI, incluidos híbridos enchufables. Según las publicaciones especializadas, este motor podría aplicarse en el CLA, GLA, GLB, Clase C, Clase E y el SUV compacto conocido como “Little G”. En la mayoría de los casos se lo incorporaría en versiones PHEV o como extensor de autonomía para eléctricos.
La alternativa Geely y las dudas internas
El giro hacia BMW no deja de sorprender porque Mercedes-Benz ya tenía acuerdos con Geely, fabricante chino que controla la marca Smart y participa en Renault. De hecho, algunos modelos como el CLA híbrido utilizan un motor 1.5 litros desarrollado en China. Sin embargo, esa solución no convence en Europa ni en Estados Unidos, donde el origen y la cilindrada del propulsor no encajan con la imagen premium que Mercedes quiere preservar.

El B48, en cambio, le permitiría a la firma de Stuttgart disponer de un motor europeo, probado y adaptado a las exigencias de la normativa Euro 7, que entrará en vigor en 2025.
Una rivalidad histórica en suspenso
Que Mercedes-Benz compre motores a BMW suena casi a sacrilegio en una industria marcada por la competencia feroz. Durante décadas, ambas casas se disputaron el liderazgo en el segmento premium frente a Audi y otros rivales globales. Sin embargo, el mercado actual obliga a dejar de lado los orgullos.
Como recordó el propio Ola Källenius, CEO de Mercedes-Benz, en una entrevista concedida en 2024, la tecnología de combustión interna “durará hasta bien entrada la década de 2030”. Esa declaración marcó un viraje respecto de la promesa de 2021, cuando la marca había anunciado que en 2030 vendería únicamente autos eléctricos.
Beneficios mutuos
Para BMW, el acuerdo significaría aumentar la escala de producción del B48 y garantizar su vigencia en un mercado donde cada inversión debe amortizarse al máximo. La planta de Steyr cuenta hoy con capacidad ociosa que podría aprovecharse si Mercedes se convierte en cliente.
Para Mercedes-Benz, el beneficio es aún más evidente: evitaría los costos de diseñar un nuevo motor, podría disponer de él de forma casi inmediata y aseguraría competitividad en un segmento donde no puede permitirse perder terreno frente a Audi, Tesla o los fabricantes chinos.
Un cambio de paradigma
Especialistas en la industria consultados por Autocar señalan que este tipo de acuerdos no es inusual para BMW, que ya provee motores a marcas como Morgan, INEOS, Land Rover e incluso colabora con Toyota en el desarrollo del Supra. Lo inédito sería que el cliente fuera Mercedes-Benz, su competidor histórico más directo.

De confirmarse, estaríamos frente a un cambio de paradigma: dos casas que durante décadas simbolizaron la rivalidad alemana uniendo fuerzas para sobrevivir en un mercado en transición. Una paradoja que recuerda la frase de Winston Churchill: “la política hace extraños compañeros de cama”.
Un futuro abierto
El interrogante ahora es si el acuerdo se anunciará antes de fines de 2025, como sugieren las fuentes citadas. Hasta el momento, BMW evitó hacer comentarios oficiales y Mercedes-Benz no respondió a las consultas de la prensa.
Lo que está claro es que, en un mercado donde los autos eléctricos no despegan al ritmo esperado y donde los márgenes de ganancia se achican, hasta los rivales más acérrimos pueden convertirse en aliados estratégicos.
La comunidad germana en Argentina, atenta a cada movimiento de las casas de Stuttgart y Múnich, seguirá con interés este proceso. Porque si algo enseña esta posible alianza es que, en la industria automotriz, los límites entre lo imposible y lo inevitable son cada vez más difusos.

5 claves del posible acuerdo entre Mercedes-Benz y BMW
- Primera vez entre rivales directos: De concretarse, sería la primera ocasión en la que Mercedes-Benz y BMW comparten un tren motriz en serie.
- El motor elegido: BMW B48: Se trata de un 2.0 litros turbo de cuatro cilindros, versátil y modular, fabricado en la planta de Steyr, Austria.
- Modelos Mercedes en la mira: CLA, GLA, GLB, Clase C, Clase E y el futuro “Little G” podrían incorporar este bloque en versiones híbridas enchufables.
- Una decisión estratégica: Mercedes busca reducir costos y cumplir la normativa Euro 7 sin relanzar motores propios. BMW, a su vez, ganaría escala de producción.
- Contexto global complejo La electrificación avanza más lento de lo previsto. La alianza apunta a ganar tiempo y competitividad frente a Tesla, Audi y fabricantes chinos.




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