Buenos Aires (AT) – La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29), celebrada en Bakú, Azerbaiyán, del 11 al 22 de noviembre, aborda un tema crucial: ¿quién debe financiar la lucha contra el cambio climático en los países más afectados? En un giro novedoso, Suiza propone que grandes emisores en desarrollo, como China y Rusia, también sean responsables de aportar fondos. La iniciativa ha generado reacciones mixtas y promete ser uno de los temas más debatidos de la cumbre.
Suiza apunta a nuevos donantes
La propuesta suiza busca ampliar la base de países donantes, argumentando que las reglas actuales, definidas en 1992, no reflejan el contexto actual. Según Felix Wertli, jefe negociador suizo en la COP29, “los países en desarrollo que hoy generan muchas emisiones y tienen la capacidad económica para hacerlo deberían también contribuir”.
La idea no busca eximir a los países industrializados de su responsabilidad histórica, sino sumar a naciones como China y Rusia, grandes emisores de CO2, al esfuerzo financiero. Wertli sostiene que esto podría aumentar significativamente el monto disponible para proyectos climáticos en países vulnerables.
Los números de la crisis
Actualmente, los países en desarrollo necesitan unos US$ 500.000 millones anuales para mitigar los efectos del cambio climático, según estimaciones de la ONU. Sin embargo, esta cifra podría ser insuficiente: India y varios países africanos consideran que se requiere al menos US$ 1 billón anuales.
Desde 2009, las naciones desarrolladas acordaron aportar US$ 100.000 millones anuales, una meta que solo se alcanzó en 2022. Para escalar el impacto, Suiza sugiere incluir a países cuya economía y emisiones actuales justifiquen su participación. Por ejemplo, China ha contribuido en promedio con US$ 4.500 millones anuales mediante acuerdos bilaterales, pero estas ayudas no son transparentes ni están reguladas por la ONU, según Wertli.
Criterios de inclusión
La propuesta suiza identifica a potenciales donantes basándose en dos modelos:
Nivel de emisiones y riqueza per cápita: Países que emiten más CO2 y tienen un ingreso per cápita superior a US$ 22.000. Esto incluye a naciones como Arabia Saudí, Rusia y China.
Emisiones acumuladas desde 1990: Estados con un historial de al menos 250 toneladas de emisiones por habitante y un ingreso superior a US$ 40.000. Este criterio incluiría a casi todos los países del Golfo Pérsico, Singapur y Corea del Sur.
Ambos enfoques buscan garantizar que quienes tienen capacidad económica y contribuyen significativamente al calentamiento global también participen en la solución.
Las críticas a la propuesta suiza en la COP29
Aunque pragmática, la iniciativa suiza enfrenta cuestionamientos. Para Bertha Argueta, de la organización Germanwatch, incluir nuevos donantes puede ser útil, pero las metodologías propuestas no consideran factores como las emisiones per cápita o la vulnerabilidad climática. Por su parte, Imogen Outlaw, del NewClimate Institute, señala que el modelo suizo podría diluir las responsabilidades históricas de los países industrializados.
China, en particular, ha rechazado la propuesta, alegando que los países desarrollados deben asumir sus “responsabilidades históricas”. Lin Jian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, afirmó que su país ya financia proyectos climáticos en países en desarrollo bajo acuerdos de colaboración Sur-Sur.
El peso de las responsabilidades históricas
Una de las preocupaciones principales es que la propuesta podría permitir que los países más ricos eludan sus compromisos financieros al repartir la carga con economías emergentes. “Existe el riesgo de que se imponga una carga indebida a naciones como China y Arabia Saudí, mientras los países industrializados no incrementan significativamente su aporte”, advirtió Bruce Mecca, del Climateworks Centre.
No obstante, Wertli insiste en que el objetivo no es cambiar la clasificación de los países, sino garantizar un esfuerzo colectivo basado en capacidades económicas. Según él, si todos los países en condiciones de hacerlo contribuyen, las naciones industrializadas podrían sentirse más incentivadas a aumentar su aportación.
Mirando al futuro
Aunque la propuesta suiza tiene pocas posibilidades de ser aprobada en esta COP29, podría abrir la puerta a debates más amplios sobre financiamiento climático. Expertos como Brurce Mecca creen que reconocer las capacidades económicas de las economías emergentes es un paso necesario para enfrentar la creciente urgencia climática. Sin embargo, cualquier cambio debe garantizar justicia para las naciones más vulnerables.
La crisis climática exige soluciones colectivas. Según los científicos, reducir a la mitad las emisiones globales para 2030 y alcanzar cero emisiones netas hacia 2050 es crucial para evitar los peores impactos del calentamiento global. “Sólo un esfuerzo conjunto permitirá limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C”, concluyó Wertli.
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