Buenos Aires (AT) – A finales del siglo XIX, la explotación de minerales en la Mina La Mejicana, ubicada a más de 4.600 metros sobre el nivel del mar en el Cerro Famatina, en la provincia de La Rioja, planteaba un reto logístico formidable: ¿cómo transportar el valioso mineral desde las alturas de la montaña hasta la ciudad de Chilecito? La solución llegó en la forma de un cable carril, un sistema innovador que permitiría superar la distancia de 35 kilómetros y salvar la impresionante diferencia de altitud.
El cable carril fue concebido a finales del siglo XIX como una solución para transportar grandes cantidades de mineral de oro y plata desde las alturas del Cerro Famatina hasta la planta de procesamiento en Chilecito. La construcción del cable comenzó en 1903. El sistema de cable carril fue inaugurado en 1905, dos años después de que comenzaran las obras.
El 4 de enero de 1902 se llamó a licitación para la construcción del proyecto para el cual se destinaba un presupuesto de 217.988 pesos oro. Cinco empresas se presentan para llevarlo a cabo: Leschen and Sons Rope Co. (Saint Louis), Riblet Tramway Company, Spokane; Bullivan & Co. (Londres), Henderson & Co. (Londres), Ceretti & Tanfani (Turín), J. Pohlig & Co. (Colonia) y Adolf Bleichert & Co. (Leipzig). Precisamente esta última es la que ganó dicha licitación, firmándose el convenio definitivo el 31 de Julio del mismo año, bajo la presidencia de Julio Argentino Roca.
La participación alemana
Alemania jugó un papel crucial en este proyecto desde el principio. El diseño incluyó la instalación de nueve estaciones intermedias, que permitirían el transporte de las cestas cargadas de mineral a lo largo del recorrido. Cada estación fue equipada con tecnología avanzada, también de origen alemán, que aseguraba la operación continua y segura del sistema. La precisión en la construcción de las torres de soporte y la instalación de cables de acero, fabricados en Alemania, fue fundamental para el éxito del proyecto.
La tecnología alemana: clave del éxito
Adolf Bleichert & Co. de Leipzig fue una de las principales empresas alemanas involucradas en el proyecto del Cable Carril Chilecito-La Mejicana. Fundada en 1874 por Adolf Bleichert, la empresa se especializó en la construcción de sistemas de transporte por cable.
Para el proyecto en la provincia de La Rioja, Adolf Bleichert & Co. diseñó y fabricó todo el sistema del cable carril, incluyendo las estaciones, torres, poleas y otros componentes técnicos esenciales. Su tecnología avanzada fue clave para superar los desafíos geográficos del Cerro Famatina y garantizar el éxito del transporte de minerales.
El sistema de cableado, que debía soportar cargas pesadas y operar en pendientes pronunciadas, fue un desafío técnico resuelto gracias a la ingeniería alemana. Las torres de soporte, colocadas en puntos estratégicos del recorrido, permitieron mantener la tensión adecuada en los cables, evitando problemas que pudieran comprometer la seguridad y la eficiencia del transporte.
Avances Técnicos
El cable carril Chilecito-La Mejicana fue una de las obras de ingeniería más avanzadas de su tiempo, utilizando tecnología de punta para superar los desafíos del terreno montañoso. El sistema de cable carril estaba compuesto por un complejo conjunto de cables de acero, poleas, motores y estaciones de transferencia que permitían el transporte eficiente de minerales a lo largo de más de 35 kilómetros.
La precisión en la instalación de las torres de soporte y la alineación de los cables fue crucial para el éxito del proyecto. Cada torre fue colocada estratégicamente para garantizar que los cables mantuvieran la tensión adecuada y evitar problemas de balanceo o rotura. Esta precisión en la construcción es un testimonio del avance técnico de la época y de la dedicación de los ingenieros a la perfección.
La construcción: un desafío superado
La construcción del cable carril fue una hazaña de ingeniería. Además de los desafíos técnicos, el proyecto enfrentó dificultades logísticas, como el transporte de materiales a altitudes extremas y la necesidad de coordinar un equipo internacional de ingenieros y trabajadores.
Quienes debieron innovar en la adaptación de tecnologías para el entorno particular de los Andes riojanos. La construcción de estaciones intermedias, donde se utilizaban frenos automáticos y sistemas de transferencia de carga, fue una de las soluciones que permitieron que el sistema funcionara sin interrupciones, a pesar de las variaciones extremas en la altitud y las condiciones meteorológicas.
Las piezas de hierro fueron, en la medida de lo posible, fabricadas en Europa. Los soportes y las estaciones se ensamblaron inicialmente con tornillos, luego se desarmaron y dividieron en partes pequeñas de 150 kilogramos para facilitar su transporte.
El cable carril cuenta con un total de nueve estaciones que superan un desnivel de más de 3.500 metros, extendiéndose a lo largo de 35 kilómetros y alcanzando los 4.303 metros sobre el nivel del mar. El recorrido completo de las vagonetas, de un extremo al otro, tomaba aproximadamente cuatro horas, con una capacidad de carga de 40 toneladas por hora.
Para su construcción se utilizaron un total de 140 kilómetros de cable y alrededor de 10 millones de remaches. La mayor distancia entre torres es de 668 metros, ubicada entre las estaciones 6 y 7, mientras que la altura de las torres varía entre 1 y 55 metros.
Participaron en la construcción aproximadamente 1.600 personas, y se emplearon animales de carga, especialmente asnos y mulas. Se utilizaron unos 90 asnos para el transporte de alimentos y 600 mulas para trasladar los materiales de construcción.
El mineral se transportaba en vagonetas, que mantenían una distancia mínima del suelo de 3 metros y alcanzaban una altura máxima de 450 metros. La construcción de la mayoría de las estructuras se realizó directamente en el lugar, mediante el uso de tornillos. Dado que todas las estaciones son de planta baja y no superan los 5 metros de altura, su construcción fue relativamente sencilla.
Las vagonetas se desplazaban en sentido ascendente y descendente, permitiendo un movimiento continuo con intervalos de 60 a 90 segundos, lo que equivalía a una separación de 120 a 180 metros entre ellas.
El cable estaba anclado en un extremo, mientras que en el otro se colocaba un contrapeso de 20 toneladas para mantener su tensión. Cada estación se conectaba a la siguiente mediante un cable de soporte de 32 mm y un cable de tracción de 23 mm, ambos sostenidos por torres ubicadas a intervalos regulares. Los cables, hechos de acero, contaban con uniones de plomo entre los tramos.
Cada torre o soporte estaba equipada con una escalera, utilizada para inspeccionar las poleas y lubricar los cables.
Funcionamiento del cable carril
El Cable Carril Chilecito-La Mejicana estaba compuesto por nueve estaciones, cada una diseñada para manejar las complejidades del terreno. Las cestas colgantes, conectadas por cables de acero, eran impulsadas por motores en las estaciones principales, lo que permitía el transporte continuo de minerales. Las estaciones intermedias actuaban como puntos de transferencia, asegurando que las cestas pudieran seguir avanzando a pesar de los cambios en la altitud y la inclinación del terreno.
Un recorrido con nueve estaciones
El trayecto completo del Cable Carril Chilecito-La Mejicana cubría una distancia total de 35 kilómetros y contaba con nueve estaciones:
La Estación 1, denominada Chilecito, se ubicaba cerca de la ciudad homónima y de la estación ferroviaria. Equipadas con tolvas, permitía cargar el mineral directamente en los vagones de tren. Aunque el cable carril se inauguró en 1905, la estación aún estaba en construcción en ese momento. Se demolieron edificios de 1891 para construir nuevas instalaciones, incluyendo viviendas para el encargado y empleados, y oficinas. El 19 de junio se finalizó el proyecto de ampliación, con ladrillos fabricados en el sitio, utilizando mano de obra local para construcción y mantenimiento.
- Altitud: 1.090 metros.
- Función: Punto de inicio, donde se recibían los minerales y se realizaban los primeros acoplamientos de las cestas al cable.
La Estación 2, llamada El Durazno, recibió su nombre por su cercanía a lomas cubiertas de durazneros e higueras, y también se conocía como Milla 5625. Contaba con un motor que proporcionaba tracción al tramo entre las Estaciones 1 y 3, además de tener salas para el personal y una vía derivada para el depósito de vagonetas y talleres. La línea cruzaba el Río Amarillo y ascendía la montaña con una inclinación promedio del 5% en un trayecto de 8.550 metros hasta la Estación 3. Posteriormente, se añadió una derivación hacia la fundición de Santa Florentina.
- Altitud: 1.384 metros.
- Función: Primera estación intermedia para la transferencia de cargas y ajuste de tensión del cable.
La Estación 3, conocida como El Parrón, su nombre se debe a una parra que está en las inmediaciones del lugar, también se llamaba Estación de los viejos porque allí se destinaba al personal que no podía trabajar a mayores altitudes. Se encuentra en una cresta empinada a 1.963 metros de altitud. Desde esta estación, la línea asciende 516 metros adicionales con una inclinación promedio del 18,5% hasta llegar a la Estación 4.
- Altitud: 1.963 metros.
- Función: Estación de paso, importante para mantener la continuidad del transporte.
La Estación 4 fue nombrada Siete Cuestas debido al terreno accidentado que la rodea, y también es conocida como Rodeo de las Vacas. Esta estación contaba con un motor que impulsaba los tramos 3 y 4, generando suficiente potencia para mover todo el sistema. La línea ascendía con una pendiente promedio del 5% a lo largo de 3.050 metros, atravesando las Siete Cuestas y el Cañón de San Andrés, bordeando las laderas del Cerro Negro. También atravesaba un túnel de 159 metros con rieles sólidos y tensores en cada extremo hasta llegar a la Estación 5.
- Altitud: 2.040 metros.
- Función: Transferencia de carga y control de tensiones en el cable.
La Estación 5, conocida como Cueva de Romero, se encuentra a 2.660 metros sobre el nivel del mar. Desde esta estación, el cable recorre 3.650 metros, ascendiendo por pendientes inclinadas de hasta un 58%, a lo largo de las laderas de Cielito Rodado y Cabrera Moreno, hasta llegar a la Estación 6.
- Altitud: 2.660 metros.
- Función: Control de carga y ajuste de tensiones en una parte más empinada del recorrido.
La Estación 6, llamada Cielito debido a las impresionantes vistas del cielo, estaba equipada con un motor y dispositivos de tensión para un tramo de 2.250 metros. El cable pasaba 612 metros sobre el Río del Rodado y 525 metros sobre Ravina, con inclinaciones cercanas al 30%, antes de alcanzar la Estación 7.
- Altitud: 3.285 metros.
- Función: Transferencia y ajuste de cargas, enfrentando altitudes más extremas.
La Estación 7 fue nombrada Calderita Nueva debido a la necesidad de reemplazar una caldera que explotó en sus primeros usos. También es conocida como Cueva de Illanes. Ubicada a 3.896 metros de altitud, utiliza el motor de la Estación 6. Esta estación cuenta con edificios residenciales, un riel de derivación, y un dispositivo de tensión para la línea de 3.050 metros. A partir de esta estación, la temperatura permanece bajo cero la mayor parte del año. En cercanías de la Estación 6 existe un paraje llamado popularmente “Pozo de las Ánimas”, en alusión a las personas que perdieron la vida en el lugar.
- Altitud: 3.896 metros.
- Función: Importante para la regulación del sistema debido a la considerable altitud.
La Estación 8, conocida como Los Bayos, es la última estación de lanzamiento antes de la terminal. Contaba con un motor que accionaba las líneas entre las estaciones 7 y 8, además de un tensor y un riel de derivación. Esta estación fue diseñada específicamente para provocar un cambio abrupto en la dirección angular de la línea, facilitando el recorrido hacia la estación terminal.
- Altitud: 4.205 metros.
- Función: Última estación antes de la mina, esencial para el control final de la carga.
La Estación 9, conocida como La Mejicana, está situada a 4.412 metros de altitud. También se le llama Bello Plano, en referencia a las planicies donde se construyó. En esta estación, vagonetas cargadas de mineral llegaban desde las minas del distrito La Mejicana y descargaban su contenido en los baldes del cable aéreo para ser transportado a Chilecito. La terminal del cable estaba anclada aquí, contando únicamente con habitáculos para los obreros y rieles de derivación para facilitar las operaciones.
- Altitud: 4. 412 metros.
- Función: Estación final en la mina, donde se cargaba el mineral extraído para ser enviado a Chilecito.
Estas estaciones fueron claves en el funcionamiento continuo y eficiente del sistema, permitiendo superar el difícil terreno montañoso del Cerro Famatina.
Actualidad del Cable Carril Chilecito-La Mejicana
El 25 de octubre de 1982, el Cable Carril fue declarado Monumento Histórico Nacional. Hoy en día, es un atractivo turístico destacado, tanto por su valor en la arqueología industrial como por el recorrido que conduce a la mina, un destino popular entre los aficionados al turismo de aventura.
A principios de la década de 1990, tras varias décadas de esfuerzos liderados por el profesor chileciteño Nicolás Barrios Lynch, con el apoyo de su amigo Adolfo Lanús, gobernador de La Rioja, y la colaboración de un grupo de estudiantes, el Cable Carril fue reactivado con fines turísticos en el tramo entre las estaciones 1 y 2.
Sin embargo, esta actividad se interrumpió bruscamente el 24 de julio de 1994, cuando dos vagones colisionaron, provocando que se soltaran los seguros y que dos jóvenes cayeran desde uno de los vagones. Afortunadamente, en el segundo vagón, un adulto y una menor se salvaron al no girar completamente.
Desde el año 2000, el Cable Carril ha vuelto a operar entre estas estaciones, con el objetivo principal de mantener su conservación.
Impacto y legado
El Cable Carril Chilecito-La Mejicana no solo revolucionó la minería en la región, sino que también dejó un legado duradero. El cable carril estuvo en operación durante aproximadamente 40 años, hasta mediados del siglo XX, cuando la explotación de la mina disminuyó y el sistema cayó en desuso.
La participación alemana en el proyecto no solo fue crucial para su éxito, sino que también marcó un capítulo importante en la historia de la ingeniería internacional en Argentina.
Hoy en día, el cable carril es considerado un patrimonio histórico y cultural, y su construcción sigue siendo un símbolo del ingenio y la perseverancia de quienes participaron en su construcción así como de la colaboración entre naciones. La influencia de la tecnología alemana en este proyecto ejemplifican cómo la cooperación internacional puede superar incluso los desafíos más formidables.
El impacto del cable carril Chilecito-La Mejicana va más allá de su función original de transportar minerales. Su construcción y operación generaron un desarrollo económico significativo en la región, que incluyó la creación de empleos, la atracción de inversiones y el crecimiento de la infraestructura local.
Este legado ha sido reconocido no solo a nivel local, sino también nacional e internacionalmente, lo que ha contribuido a su preservación y a su promoción como un destino turístico de interés histórico.
El Cable Carril Chilecito-La Mejicana es una de las obras de ingeniería más impresionantes de Argentina, y su construcción no hubiera sido posible sin la participación clave de Alemania. Este proyecto no solo facilitó la explotación de minerales en la región, sino que también simboliza la capacidad humana para innovar y colaborar en la búsqueda de soluciones a problemas complejos. La historia del cable carril sigue viva hoy, recordándonos la importancia de la ingeniería y la cooperación internacional en el desarrollo de infraestructuras que transforman regiones enteras.
Con la colaboración de Matías Humberto Vaca.
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