Buenos Aires (AT) – Desde mediados de septiembre, Alemania implementa controles en todas sus fronteras terrestres como parte de un esfuerzo para frenar los cruces irregulares en su territorio. Según datos recientes de la Policía Federal alemana, se detectaron 2.448 entradas no autorizadas desde que los controles comenzaron a aplicarse en las nueve fronteras que limitan con los países vecinos. Esta medida busca mejorar la seguridad y el control migratorio, aunque suscitó críticas tanto dentro como fuera del país.
Los nuevos controles fronterizos no se limitan a las fronteras tradicionales del este y sur del país. En esta ocasión, se extienden también a las fronteras occidentales, donde se registraron 838 casos de entradas irregulares en los límites con Francia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos. Según la Policía Federal, 539 personas fueron devueltas en los puntos de entrada occidentales, aunque no se ofrecieron detalles sobre el destino de los otros casos detectados. La frontera con Francia es la que presentó el mayor número de cruces irregulares.
En la frontera norte con Dinamarca, entre el 16 de septiembre y el 2 de octubre, se registraron 18 entradas irregulares, de las cuales 14 personas fueron devueltas al país escandinavo. Además, las autoridades indicaron que 25 personas con prohibición de reingreso intentaron cruzar las fronteras occidentales, mientras que otras tres fueron rechazadas en la frontera con Dinamarca.
Impacto y respuesta de los controles
El refuerzo en las fronteras también permitió la ejecución de 387 órdenes de arresto pendientes en las últimas dos semanas, lo que no habría sido posible sin la implementación de estos controles. Esta política se extiende también a las fronteras con Suiza, Austria, Polonia y la República Checa, donde ya existían controles previos debido a las rutas utilizadas por los migrantes.
Los controles fronterizos actuales se mantendrán, en principio, hasta finales de año, aunque su renovación está prevista según la evolución de la situación. Esta medida ha generado críticas en varios países vecinos y miembros del espacio Schengen, quienes señalan que las decisiones unilaterales de Alemania afectan el principio de libre circulación dentro de la Unión Europea.
El gobierno alemán sostiene que la implementación de estos controles es necesaria para abordar los desafíos migratorios actuales, argumentando que se busca una mayor seguridad en todo el país. Aunque la medida está en vigor desde hace poco tiempo, su efectividad sigue siendo monitoreada para determinar si logra reducir los cruces fronterizos irregulares en el futuro.
Los cruces de frontera en la UE
A partir de la creación de la Unión Europea (UE), los cruces fronterizos entre los Estados miembros cambiaron de forma notable. La adopción de acuerdos y tratados facilitó el tránsito de personas y mercancías dentro del bloque. Un hito clave fue el Acuerdo de Schengen, firmado en 1985 y ampliado en años posteriores, que eliminó los controles fronterizos entre los países participantes. Esto permitió a los ciudadanos moverse libremente por la mayoría de los países europeos sin necesidad de pasaporte o visado.
Este proceso tuvo varias fases. Inicialmente, no todos los Estados miembros se sumaron de inmediato al espacio Schengen, lo que creó diferencias en la gestión de las fronteras internas. Con el tiempo, más países se integraron al acuerdo, ampliando la zona de libre circulación dentro de Europa. Algunos países, como Irlanda y el Reino Unido, optaron por mantener controles fronterizos, aunque participaron en otras formas de cooperación dentro de la UE.
La eliminación de los controles fronterizos generó un impacto en el comercio y en los desplazamientos laborales. El tránsito de mercancías se volvió más ágil, reduciendo tiempos y costos. Esto permitió que las economías de los Estados miembros se integraran de manera más profunda. Además, los ciudadanos europeos aprovecharon la libertad de movimiento para trabajar, estudiar y residir en otros países de la UE sin mayores restricciones.
Sin embargo, los cruces fronterizos externos, es decir, las fronteras con países fuera del espacio Schengen, mantuvieron controles rigurosos. La gestión de estas fronteras exteriores se convirtió en una prioridad para la UE, especialmente en temas de seguridad y migración. Esto llevó a la implementación de políticas comunes y la creación de agencias como Frontex, encargada de la vigilancia de las fronteras exteriores.
Con el tiempo, la crisis migratoria y otras cuestiones globales hicieron que algunos Estados miembros reintrodujeran temporalmente controles fronterizos internos en situaciones de emergencia. A pesar de estas excepciones, el principio general de libre circulación se mantuvo como un pilar fundamental de la Unión Europea.
Hacé tu comentario