Buenos Aires (AT) – Según un estudio publicado por dpa, las actuales manifestaciones contra el extremismo de derecha en Alemania brindan a los participantes un sentido de empoderamiento y pertenencia. Stephan Grünewald, psicólogo, expresó durante la presentación del estudio: “Hay una energía de movimiento latente”, y señaló que las personas sienten que están atrapadas en una “crisis cotidiana”. La guerra en Ucrania, la pandemia de COVID-19 y la migración constante se perciben como crisis persistentes con una “calidad zombi”, generando un sentimiento de impotencia.
En este contexto, una reunión de radicales de derecha en Potsdam fue interpretada como un llamado a romper la letargia. Es decir, muchas personas experimentaron una sensación liberadora al participar en las manifestaciones. Según Grünewald, “de repente se experimentaba una tremenda solidaridad, era genial llegar a estos lugares y ver que no estabas solo, que eras parte de un movimiento poderoso”. Quienes podrían haber votado por partidos como el SPD, los Verdes o el FDP en las elecciones federales, de todos modos se sentían distantes del gobierno de coalición “Ampel”, y así encontraron un nuevo hogar político.
El estudio del Instituto Rheingold de Colonia encuestó a más de 1000 personas por Internet y entrevistó en detalle a 26 personas a fines de enero. Según el informe, los resultados de la encuesta son representativos de la población alemana mayor de 18 años.
Grünewald destacó que el 29% de los encuestados indicaron estar dispuestos a participar en futuras manifestaciones contra la extrema derecha. Además, la mayoría de los manifestantes esperan que las protestas generen una “ola ciudadana” que no solo se levante contra el extremismo de derecha, sino contra “todo lo que está mal en la política”. La actitud de delegar todo al liderazgo, representada por “la buena madre Merkel”, fue superada en cierta medida.
No obstante, los psicólogos advierten que estas expectativas también conllevan un riesgo. Aunque las manifestaciones se perciben como moderadas, existe el peligro de que sean “secuestradas” por grupos extremistas si surgen consignas polarizadoras. Esto podría afectar de forma negativa al gobierno de coalición, al que ya se le atribuye cierta responsabilidad por el fortalecimiento de la AfD.
En cuanto a los seguidores de la AfD, Grünewald destaca la necesidad de dialogar con ellos y señala que hay grupos distintos dentro del partido, cada uno con una reacción diferente ante las manifestaciones.
La respuesta de la política
Esta semana, el canciller alemán Olaf Scholz brindó su respaldo a los manifestantes que salieron a las calles para condenar al AfD y otros grupos de derecha. Al dirigirse al parlamento alemán, Scholz señaló: “Cuando se celebran conferencias en mansiones en este país para discutir cómo se puede expulsar a una parte de la población de este país, ‘remigración’ como palabra clave, recuerda a los momentos más oscuros de la historia alemana”.
Scholz expresó su preocupación por el temor que ahora enfrentan muchas personas en Alemania con raíces extranjeras. “Y es por eso que creo que todos necesitamos hacer un compromiso muy claro en este momento: estamos cuidando a estos ciudadanos, no tienen que tener miedo”, afirmó Scholz.
En noviembre, Martin Sellner, un conocido supremacista blanco austriaco, participó en la reunión que incluyó a funcionarios de AfD. Según el medio de investigación Correctiv, Sellner identificó tres grupos objetivo para la “remigración”: solicitantes de asilo y extranjeros con derechos de residencia temporales.
Scholz elogió a los ciudadanos de todas las afiliaciones partidistas que salieron a las calles para protestar y llamó a los partidos políticos a unirse contra las amenazas de los extremos radicales. “Debemos estar unidos como demócratas”, exigió. “En Alemania, tenemos una tarea. Como demócratas, queremos demostrar que detendremos esta tendencia, y lo haremos juntos”.
El líder de la oposición Friedrich Merz del bloque centroderecha CDU/CSU también aplaudió las manifestaciones y denunció las políticas de extrema derecha de AfD. “La xenofobia, el antisemitismo y el nacionalismo van de la mano con ustedes, al igual que los estrechos lazos con Rusia y un profundo complejo antiestadounidense”, dijo Merz a los legisladores de AfD. “Ya es suficiente. Ustedes no son la ‘Alternativa para Alemania’, serían la caída final para Alemania, y no solo económicamente, sino sobre todo moralmente”.
Merz prometió que su partido se opondría a AfD con toda su fuerza y criticó al gobierno de Scholz por el aumento del apoyo a la extrema derecha. “Los votantes de AfD no son todos radicales de derecha, pero todos están bastante frustrados”, dijo Merz, instando a la coalición gobernante de Scholz a resolver los problemas del país.
La copresidenta de AfD, Alice Weidel, respondió con un ataque al gobierno de Scholz, describiéndolos como “inadaptados sobrecargados e ideólogos obstinados” que “odian a Alemania” y están “sembrando la devastación” en el país. Weidel acusó al presidente alemán Frank-Walter Steinmeier de llamar a los votantes de AfD “ratas” y denunció una “campaña difamatoria sin precedentes” contra su partido de extrema derecha.
En respuesta, Alexander Dobrindt, un destacado legislador bávaro en el bloque conservador CDU/CSU, desestimó a AfD, acusándolos de “trabajar para arruinar este país” con charlas sobre abandonar la Unión Europea o acercarse al presidente ruso Vladimir Putin. “No son la ‘alternativa’ para Alemania”, afirmó Dobrindt, respaldado por los aplausos de sus colegas. “La alternativa que ofrecen es la alternativa de la inmadurez, la sumisión y la falta de libertad. Eso no tiene nada que ver con el patriotismo, es traición”.
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