Buenos Aires (AT) – La economía alemana enfrenta actualmente desafíos importantes, tal como lo señaló el ministro de Economía del país, Robert Habeck, al describir la situación como estar en “aguas turbulentas”. Habeck subrayó que la previsión de crecimiento económico para 2024 se redujo del 1.3% al 0.2%, lo que refleja un estancamiento casi completo y una crisis mayúscula en la mayor economía de Europa.
Este deterioro económico se atribuye en gran medida a la “situación muy específica” creada por la invasión total de Ucrania por parte de Putin, con consecuencias graves para las industrias alemanas que dependen del gas ruso.
Habeck destacó la vulnerabilidad de Alemania a los cambios en los patrones del comercio global debido a su dependencia de las exportaciones. Señaló que la escasez de trabajadores migrantes representa un problema estructural más amplio que podría llevar al colapso económico. Los costos energéticos se dispararon tras la invasión rusa, y esto provocó una alta inflación y dificultades financieras para los hogares alemanes.
Según el Bundesbank, el país podría ya haber caído en recesión, con una contracción económica en 2023 y una disminución del 0.3% en el cuarto trimestre del mismo año. El informe mensual del Bundesbank sugiere que es probable que etos factores persistan, lo que podría llevar a una nueva disminución en la producción económica en el primer trimestre de 2024, acercando a Alemania a una recesión técnica.
Algo de esperanza en el horizonte
A pesar de estas sombrías perspectivas, hay buenas noticias. Alemania logró reducir su dependencia del gas ruso sin sufrir cortes de energía importante. Además, los salarios están aumentando en varios sectores, lo que podría estimular la demanda del consumidor. Sin embargo, las empresas siguen siendo pesimistas, y muchos sectores, como la construcción, enfrentan desafíos graves.
En declaraciones a la BBC, André Kasimir, propietario de Kasimir Bauunternehmung, mencionó el riesgo de que Alemania se convierta en el “enfermo de Europa”. La escasez de mano de obra cualificada, las altas tasas de interés y la burocracia son algunos de los desafíos que enfrenta el sector de la construcción, con un aumento del 20% en las quiebras en 2023.
¿Cómo influye la situación política?
Los líderes empresariales atribuyen muchos de los problemas económicos a las luchas políticas que dificultan la implementación de medidas efectivas. Las disputas sobre la legislación para estimular la economía reflejan divisiones dentro del gobierno de coalición liderado por la Canciller Olaf Scholz. Mientras el Partido Verde aboga por medidas que relajen las reglas de deuda para permitir más gasto en infraestructura, los liberales insisten en la austeridad fiscal. Esta incertidumbre política exacerba las preocupaciones económicas y genera descontento entre los votantes.
Por otro lado, unos 60 grupos industriales europeos publicaron un llamado a los líderes de la Unión Europea para exigir medidas de apoyo. Entre los firmantes se encuentran los gigantes químicos alemanes BASF, Bayer y Covestro. Este sector sufrió el año pasado una caída del 8% en su producción y del 12% en sus ingresos.
En palabras de los firmantes: “Sin una política industrial específica, Europa corre el riesgo de volverse dependiente de ciertos productos básicos. Europa no puede permitirlo”.
La industria automotriz, otro pilar, enfrenta la desaceleración de la venta de autos eléctricos tras el fin de las ayudas públicas para su compra.
Mientras tanto, como se mencionó, los partidos de la coalición de gobierno están divididos sobre cómo responder a la situación. Desde hace meses se está negociando un paquete de alivio fiscal para las empresas. En la última versión, la suma inicialmente propuesta, EUR 7.000 millones se vio recortada a la mitad por la oposición de las regiones, que temen que sus presupuestos se queden cortos con tanto incentivo.
“Lo que está en juego es nada menos que la supervivencia del ‘Mittelstand’ alemán”, advirtieron en una carta abierta 18 organizaciones que representan a las pequeñas y medianas empresas, columna vertebral de la economía alemana.
El líder de los liberales, el ministro de Finanzas Christian Lindner, apuesta por recortar impuestos y reducir la “burocracia”. En sus palabras: “Si no hacemos nada, nuestro país colapsará y Alemania será más pobre”.
El “Freno de la deuda”, consagrado en la Constitución, limita el déficit público anual al 0,35% del PIB. Suprimir ese símbolo del rigor presupuestario alemán es una línea roja para los liberales. Tales tensiones internas ponen en peligro el futuro de la coalición, cuyos tres partidos están cayendo en picada en las encuestas antes de las elecciones regionales de este año.
El secretario general de los liberales, Bijan Djir-Sarai, ha planteado abiertamente la posibilidad de que su partido abandone la coalición. En sus palabras: “Es necesario el cambio económico (…) y el punto decisivo es saber si esta coalición podrá iniciar ese cambio en las próximas semanas y meses”, declaró el domingo al diario Bild.
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