El caso de Madeleine McCann, la niña británica desaparecida en Portugal en 2007, vuelve a ocupar un lugar central en Europa. El principal sospechoso, Christian Brueckner, de 48 años, está a punto de recuperar la libertad tras cumplir una condena por violación.
Las autoridades alemanas temen que, si sale de prisión, huya y se pierda toda posibilidad de juzgarlo por el crimen que conmocionó al continente.
Un sospechoso con antecedentes violentos
Brueckner se encuentra detenido en Alemania, donde cumple una condena de siete años por la violación de una mujer estadounidense de 72 años en 2005. El ataque ocurrió en el mismo complejo turístico del Algarve, en Portugal, donde Madeleine McCann desapareció dos años después. Los investigadores consideran que ese vínculo es más que una coincidencia.
Nacido en Würzburg, Brueckner pasó parte de su vida en Portugal, donde vivía en caravanas y casas abandonadas. Los registros policiales muestran antecedentes por delitos sexuales contra menores, tráfico de drogas y robos. En 2020 fue señalado públicamente como el principal sospechoso en el caso Maddie. Dos años más tarde, la fiscalía de Braunschweig lo acusó formalmente de homicidio, aunque todavía no pudo presentar pruebas definitivas para llevarlo a juicio.
La fecha que marca la preocupación de la justicia alemana es el 17 de septiembre de 2025, día en que Brueckner podría quedar en libertad. Fuentes judiciales reconocieron a medios locales que el tiempo corre en contra: sin una imputación sólida por la desaparición de Madeleine, el hombre podría salir de prisión y escapar hacia un país sin tratado de extradición con Alemania. Brueckner mismo lo admitió en una entrevista televisiva: “Si recupero la libertad, me iré a un lugar donde no me puedan devolver”.
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La investigación por la desaparición de Madeleine, ocurrida el 3 de mayo de 2007 en Praia da Luz, se convirtió en una de las más extensas de Europa. Ese día, la niña dormía en el departamento del complejo Ocean Club junto a sus hermanos gemelos. Sus padres, Kate y Gerry McCann, cenaban con amigos en un restaurante cercano y cada tanto volvían a revisar a los chicos. Cuando la madre regresó a las 22 horas, Maddie ya no estaba.
Durante 18 años, la policía de tres países llevó adelante operativos que se reactivaron en varias oportunidades. En junio de 2023, agentes portugueses y alemanes revisaron un embalse en Silves, a unos 50 kilómetros de Praia da Luz. Antes, en 2020, se inspeccionaron tres pozos en la misma región. En ambos casos, no hubo hallazgos concluyentes.
Este año, más de 30 policías alemanes realizaron un nuevo operativo en el Algarve. Se rastrearon veinte parcelas privadas, entre ellas una finca abandonada donde Brueckner había residido. Los investigadores buscan pruebas forenses que confirmen el vínculo entre el sospechoso y la desaparición de la niña. Hasta el momento, los resultados no fueron revelados.
Un crimen que marcó a una generación
El caso McCann no solo captó la atención de Europa, también fue seguido de cerca en el Reino Unido y en todo el mundo. El gobierno británico llegó a destinar más de EUR 14 millones a la operación “Grange”, la investigación paralela conducida por Scotland Yard. A pesar de la magnitud del despliegue, nunca se halló el cuerpo de la niña ni pruebas concluyentes de su paradero.
Si estuviera viva, Madeleine tendría hoy 22 años. En mayo pasado, al cumplirse un nuevo aniversario de su desaparición, la familia emitió un comunicado donde la describió como “una persona muy hermosa y única”. Los padres mantienen la esperanza de que la verdad se conozca y que se haga justicia, aunque admiten que el tiempo juega en contra.
Christian Brueckner, por su parte, niega cualquier vínculo con el caso. En diferentes cartas y declaraciones, aseguró ser víctima de una persecución y dijo que no participó en la desaparición de la niña. Sin embargo, los investigadores consideran que el perfil delictivo del hombre y su presencia en el lugar del hecho lo convierten en el principal sospechoso.
La situación judicial es crítica: si no se logra presentar una acusación firme antes de su liberación, la posibilidad de juzgar a Brueckner podría desvanecerse. El riesgo de fuga es alto, y la presión política y mediática aumenta a medida que se acerca la fecha clave.
El misterio sobre qué ocurrió aquella noche de 2007 sigue abierto. La justicia alemana intenta que no se transforme en un caso sin resolución definitiva. La desaparición de Madeleine McCann es, todavía hoy, la herida abierta más dolorosa de Europa.
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