En la localidad de Peine, al norte de Alemania, los trabajadores de una planta lograron un acuerdo salarial que representa un respiro en medio de las malas noticias que golpean a la industria automotriz del país. Un aumento cercano al 20% en los sueldos básicos y una reducción de la jornada semanal marcaron un cambio histórico para la fábrica Weitkowitz. Pero a pocos kilómetros, grandes compañías como Volkswagen preparan recortes de miles de puestos de trabajo.
El contraste muestra dos caras del mismo proceso. Por un lado, negociaciones sindicales exitosas en pequeñas y medianas empresas. Por otro, la presión de los gigantes del sector que buscan ajustar plantillas ante la transición tecnológica y la caída de la demanda.
Un acuerdo que cambió la vida de 185 trabajadores
La planta de Weitkowitz produce conectores de cables para las industrias automotriz, ferroviaria y de energía eólica. Hasta 2022 no contaba con un consejo de fábrica, un mecanismo central en el modelo alemán de cogestión laboral. Ese año, después de una campaña sindical, los empleados lograron instalarlo. Desde entonces, las discusiones con la empresa cambiaron de tono.

A comienzos de 2025, tras meses de debate, los representantes gremiales alcanzaron su primera victoria. El salario inicial de un operario de producción pasó de EUR 2.150 a EUR 2.789 brutos. En promedio, los 185 trabajadores vieron una mejora del 10%. Además, la jornada laboral se redujo de 37 a 36 horas semanales.
Jonas Hartjenstein, de 35 años, operario y presidente del consejo de fábrica, explicó que la referencia fue el convenio colectivo del metal y la electrónica, uno de los más influyentes en Alemania. Su compañero, el electricista Marcel Hoppe, resumió la sensación general: “Para muchos de nosotros, esto es una diferencia de verdad”.
El acuerdo evitó huelgas y abrió la puerta a nuevas demandas en materia de seguridad laboral y formación profesional. En un país donde las negociaciones salariales se concentran en los grandes conglomerados, este avance en una subsidiaria de 185 personas fue visto como un ejemplo de organización sindical efectiva.
La sombra de los despidos en los gigantes automotrices

Sin embargo, mientras los obreros de Peine celebraban, la noticia de recortes en Volkswagen marcaba el pulso de la industria. La empresa anunció un plan para reducir 35.000 puestos en Alemania hasta 2030. La presión del sindicato IG Metall evitó despidos directos, pero la reducción se hará por jubilaciones, retiros voluntarios y la no renovación de contratos.
No es un caso aislado. Mercedes-Benz, BMW y proveedores como Continental comunicaron ajustes similares. Continental, por ejemplo, planea eliminar 11.000 puestos en los próximos años. La electrificación de la flota y la automatización del proceso productivo transforman la estructura laboral de un sector que emplea a más de 780.000 personas en Alemania.
En 2024, las ventas de autos nuevos en Europa cayeron un 2,5% respecto al año anterior, según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA). A eso se suma el alto costo de la energía y el aumento de la competencia de marcas chinas en vehículos eléctricos.
Un escenario económico en tensión
El acuerdo en Weitkowitz se dio en un contexto de recuperación parcial del poder adquisitivo. Según la Oficina Federal de Estadística de Alemania (Destatis), los salarios reales aumentaron un 3,1% en 2024, después de dos años de pérdida por la inflación. Sin embargo, la mejora no se distribuye de manera pareja. Los sectores con menor calificación y contratos temporales siguen quedando atrás.
Un informe del Instituto de Investigación Económica y Social (WSI) de Düsseldorf señaló que las negociaciones colectivas lograron mantener acuerdos salariales altos a pesar de la baja de la inflación, que cerró 2024 en 2,8%. Los sindicatos de la metalurgia fueron los más activos. En varias regiones consiguieron aumentos del 8% al 10% repartidos en dos años.
El problema central sigue siendo el mismo: la reconversión tecnológica exige menos trabajadores. Los autos eléctricos requieren hasta un 30% menos de mano de obra en la línea de montaje respecto a los vehículos tradicionales. Esta reducción se traduce en menos puestos y en cambios en la formación que necesitan los empleados.
Alemania enfrenta además un dilema político. La industria automotriz representa cerca del 5% del PBI y más del 12% de las exportaciones del país. La pérdida de empleos impacta directamente en regiones enteras. En Baja Sajonia, por ejemplo, Volkswagen emplea de manera directa a más de 130.000 personas.




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