Buenos Aires (AT) – La empresa ferroviaria estatal de Alemania, Deutsche Bahn (DB), atraviesa una de sus etapas más cuestionadas. Puntualidad deficiente, infraestructura deteriorada y pérdidas millonarias marcaron los últimos años de gestión. Con la llegada de una nueva coalición de gobierno, encabezada por la alianza conservadora CDU/CSU junto al Partido Socialdemócrata (SPD), la presión política sobre la dirección de la empresa aumentó de manera inmediata.
Ulrich Lange, vicejefe parlamentario del bloque conservador, confirmó en declaraciones a la agencia dpa que el nuevo gobierno exigirá una reestructuración profunda en la dirección de DB. La intención no es esperar al final de la legislatura. Las decisiones deberán tomarse de forma inmediata, afirmó Lange. El foco está puesto en el consejo de administración y el consejo de supervisión, órganos centrales en el control de la empresa pública.
Según Lange, la actual conducción de DB no cumplió con las expectativas en los últimos años. La alianza gobernante apunta no solo a renovar los cargos clave, sino también a reducir la cantidad de personas que integran la cúpula. Hoy, el consejo de administración cuenta con ocho miembros. La propuesta de los conservadores es disminuir esa cifra en un tercio.
Recortes, demoras y falta de inversión

La situación operativa de Deutsche Bahn es delicada. En los últimos años, el deterioro de la infraestructura provocó una caída sostenida en la puntualidad de los trenes. Usuarios, sindicatos y autoridades locales manifestaron reiteradamente su preocupación. Las obras de renovación en curso, lejos de traer mejoras inmediatas, generan más interrupciones y demoras.
Desde 2017, la conducción de la empresa está a cargo de Richard Lutz. Su mandato atravesó varios intentos de modernización, sin resultados visibles a corto plazo. A su vez, el consejo de supervisión es presidido por Werner Gatzer, exsecretario de Estado del Ministerio de Finanzas.
Ambos dirigentes están en el centro de las críticas. La coalición considera que sus gestiones no lograron revertir la tendencia negativa. Si bien el volumen de inversiones aumentó en los últimos años, los recortes previos y la falta de planificación provocaron un cuello de botella. Muchos tramos de vía requieren intervenciones urgentes, y el personal técnico se encuentra al límite de su capacidad operativa.
Además, el déficit económico de Deutsche Bahn sigue sin resolverse. A pesar de ser una empresa estatal con respaldo presupuestario, los balances muestran pérdidas sostenidas. La reestructuración buscará también mejorar la eficiencia financiera.
InfraGO y el rol del Estado

Otro de los puntos centrales del acuerdo de coalición es la situación de InfraGO, la filial de Deutsche Bahn encargada de la infraestructura ferroviaria. Esta entidad quedó bajo la lupa por su rol en el mantenimiento de las vías y estaciones. La alianza CDU/CSU y SPD acordó revisar también su funcionamiento y dirección.
Para el nuevo gobierno, la recuperación del sistema ferroviario alemán requiere decisiones rápidas y coordinadas. El líder de la CDU, Friedrich Merz, prevé asumir como jefe del Ejecutivo el próximo 6 de mayo, si se firma el acuerdo definitivo entre los tres partidos. A partir de allí, se espera que la intervención sobre DB y su estructura directiva se concrete en las primeras semanas.
El modelo ferroviario alemán es clave no solo para el transporte de pasajeros, sino también para el comercio interno y la logística industrial. La interconexión entre ciudades y regiones depende de la eficiencia de los servicios que brinda DB. Por eso, el debate sobre su futuro no es solo técnico, sino estratégico.
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