Un cielo sin nubes y la brisa fresca de primavera acompañaron el acto central del Día de la Unidad Alemana, que se celebró el 16 de octubre en Plaza Alemania, en Buenos Aires. La ceremonia, organizada por la Federación de Asociaciones Argentino-Germanas (FAAG), reunió a cientos de personas para conmemorar los 35 años de la reunificación alemana y los 200 años de la inmigración alemana en la Argentina. La jornada combinó emoción, historia y una fuerte invitación a las nuevas generaciones: ser parte activa del legado.
Presencias oficiales y comunidad reunida
El evento contó con el respaldo institucional de la Embajada de la República Federal de Alemania. Su embajador, el Dr. Dieter Lamlé, participó junto al presidente de la FAAG, Germán Lehrke, quien fue el encargado de abrir el acto con un discurso que apeló tanto a la memoria como al compromiso futuro. También estuvieron presentes representantes de asociaciones culturales, cónsules honorarios, colegios, coros, autoridades porteñas y delegaciones artísticas vinculadas a la comunidad germano-argentina.

Discursos con memoria e identidad
En su mensaje, Lehrke recordó que el 3 de octubre de 1990 marcó la decisión de reunificar una Alemania dividida durante décadas. “El pueblo alemán eligió vivir bajo reglas que garantizaran la libre expresión, el respeto por los derechos humanos y la igualdad ante la ley”, afirmó. Pero también advirtió sobre los desafíos actuales: “Hoy la unidad se ve amenazada no por elementos externos, sino por enfrentadas concepciones internas”.
Con tono reflexivo, conectó esa historia con la experiencia local. “La sociedad argentino-germana dio su ejemplo de unidad ya en 1955, cuando fundó la FAAG para recuperar sus derechos luego de la Segunda Guerra Mundial”, explicó. Y con una mirada al presente, convocó a todos los descendientes de inmigrantes germano parlantes a “tirar de la misma cuerda”.

Coros, música y una canción con historia
La emoción creció cuando el coro infantil del Colegio Alemán de Hurlingham entonó canciones en alemán y castellano, recibiendo un fuerte aplauso del público. Pero el momento más simbólico se vivió cuando, a pedido del embajador Lamlé, la banda escolar “WAS?” del Colegio Holmberg interpretó “Winds of Change” de Scorpions, himno no oficial de aquel tiempo de cambio y reunificación.
Cada verso resonó entre árboles y banderas, mezclando generaciones. Para muchos adultos presentes, la canción fue una cápsula del tiempo; para los más jóvenes, un puente con un pasado que aún late.

Un jacarandá para el futuro
El punto más emotivo del acto llegó con la plantación de un jacarandá en la plaza, como gesto de amistad entre Alemania y Argentina. La iniciativa, impulsada por la Congregación Evangélica Alemana en Buenos Aires (CEABA), fue presentada por Matías Storni y Marisa Stehle, quienes destacaron el simbolismo del árbol: raíces profundas, tronco firme y ramas que apuntan al porvenir. Lehrke también retomó esta imagen en su discurso: “Las raíces representan a las generaciones pasadas y presentes; las ramas, a los jóvenes que hoy están aquí”. Invitó directamente a los más chicos a involucrarse en clubes, asociaciones y colegios: “Las instituciones necesitan su energía, ideas y visión”.
Con la colaboración de la FAAG, Stiftung Verbundenheit y la iniciativa #JungesNetzwerk y de Matías Storni, Apoderado General de la Congregación Evangélica Alemana en Buenos Aires (CEABA)







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