Buenos Aires (AT) – Mientras los alemanes atraviesan los días de verano, se percibe una corriente de tensión en el aire. La atención del país está centrada en las elecciones que se celebrarán el 1 de septiembre en los estados orientales de Sajonia y Turingia, así como el 22 de septiembre en Brandeburgo. En estas regiones, existe una alta probabilidad de que las tradiciones de la república federal sean desafiadas por la emergente influencia de la extrema derecha.
Como consigna el medio Foreign Policy, en Sajonia y Turingia, el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) podría consolidarse como la fuerza política predominante, obteniendo alrededor del 30% de los votos. Un triunfo para la AfD, con sus inclinaciones neonazis, significaría un cambio radical para la Alemania posterior a la Segunda Guerra Mundial, alterando profundamente el equilibrio político del país.
Aunque conseguir una mayoría relativa en estos estados no garantiza automáticamente que los derechistas formen parte de una coalición gubernamental, los partidos establecidos y de izquierda rechazan la posibilidad de colaborar con el partido de extrema derecha.
Este partido es considerado radical incluso según los estándares europeos. Sin embargo, ya hay señales de que un partido emergente, la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), podría estar dispuesta a reconsiderar esta posición. Para la BSW un acuerdo con la extrema derecha podría ser menos inconveniente que intentar formar una coalición poco viable que excluya a la AfD.
Posibles escenarios de gobierno y coaliciones
Algunos analistas creen que, cuando llegue el momento, la CDU, la BSW y otros partidos menores podrían dejar de lado sus diferencias ideológicas para formar coaliciones anti-AfD. Esto permitiría que la AfD quede en la oposición, aunque esto no la neutraliza en absoluto. Desde 2014, como fuerza opositora en el este de Alemania, la AfD ha obstaculizado los procesos democráticos, alentado a los neonazis extra-parlamentarios y adoptado un tono agresivo contra las minorías.
Sin embargo, capturar un tercio de los escaños en el legislativo en Turingia, por ejemplo, le otorgaría a la AfD un verdadero poder en el gobierno. Turingia requiere una mayoría de dos tercios de todos los miembros electos del parlamento para disolver el parlamento estatal y convocar nuevas elecciones. Además, las enmiendas constitucionales y la elección de jueces del Tribunal Constitucional de Turingia y otros cargos también requieren una mayoría de dos tercios. Esta capacidad de “minoría bloqueadora”, según Foreign Policy, permitiría a la AfD sembrar caos, lo que podría debilitar aún más la credibilidad de los partidos tradicionales.
Implicaciones para la política alemana
La tensión en Alemania es palpable porque la participación de la extrema derecha en el gobierno es una posibilidad concreta y tendría implicaciones enormes no solo para Sajonia y Turingia, sino para Alemania en su conjunto.
Las encuestas ofrecen razones para creer en la precisión de estos temores, ya que la AfD obtuvo resultados similares en las elecciones del Parlamento Europeo en junio. El peor escenario sería que la AfD asuma el poder como el partido más fuerte en una coalición y reclame la presidencia del estado, un cargo que equivale al de un gobierno estatal en EE.UU.
“Nos damos cuenta de que puede suceder”, afirmó Jasmin Gräwel de Christopher Street Day Leipzig, un grupo de derechos LGBTQ+ en Sajonia, a Foreign Policy. “Esta es la realidad que enfrentamos. La financiación de Sajonia que nosotros y otros grupos como iniciativas contra el racismo y organizaciones no gubernamentales orientadas a la diversidad recibimos se recortaría o eliminaría por completo.”
La última portada de la revista Der Spiegel ilustra esta preocupación: muestra un busto al estilo soviético del portavoz radical de la AfD en Turingia, Björn Höcke, con figuras como la derecha francesa Marine Le Pen y el ex presidente estadounidense Donald Trump detrás de él. El titular de Spiegel reza: “Cómo empieza el fascismo: Los Hitlers clandestinos.”
Este año, dos veces, un tribunal alemán ha condenado y multado a Höcke por el uso de símbolos de una antigua organización nazi; el servicio de inteligencia doméstica de Alemania ha clasificado a la AfD de Turingia como un grupo extremista.
La nueva BSW mostró en encuestas recientes (13.4 por ciento en Sajonia, 18.7 por ciento en Turingia, 17 por ciento en Brandeburgo) que su cooperación con la AfD podría ser suficiente para obtener una mayoría parlamentaria. En Turingia, esto significaría que Höcke asumiría la presidencia del estado. Mientras la CDU continúa evitando a los de extrema derecha en palabras, llamándolos neonazis, el partido se alinea con la AfD en varios temas, incluido el delicado campo de la inmigración. En ambos estados, los resultados combinados de la CDU y la AfD podrían constituir una sólida mayoría, tal vez con la CDU asumiendo la presidencia del estado.
“Si la AfD tiene un ministerio en sus manos,” escribió el periodista Arne Semsrott en Power Grab: What Happens When the Extreme Right Governs, “su ministro puede determinar la ejecución práctica de las leyes sin interferencia del parlamento. Puede emitir órdenes y directrices internas, y llenar cargos clave en el gobierno. El factor decisivo para el mayor impacto de la AfD es, por lo tanto, qué ministerios controla.”
Semsrott argumentó que, sea cual sea el ministerio que ocupe la AfD, su primer movimiento sería reemplazar a los jefes de departamento no afiliados con leales a la AfD. Höcke mismo podría contar alrededor de 150 puestos en Turingia que se volverían de la AfD de inmediato, si él asume el liderazgo del estado.
Dado que la AfD se considera a sí misma como el partido que Alemania necesita para controlar el “crimen fuera de control,” su premio sería el Ministerio del Interior, que supervisa la policía y los servicios de inteligencia domésticos. El discurso de la jefa de la AfD, Alice Weidel, en el congreso del partido en junio deja pocas dudas sobre quiénes serían los primeros objetivos: los no alemanes. “Tenemos una crisis de seguridad interna,” exclamó. “El crimen y la violencia extranjera están explotando.” En Alemania, afirmó, hay cada vez “más ataques con cuchillo, más asesinatos, más violaciones”—y los alemanes correctos son las víctimas.
Los riesgos para la democracia alemana
Semsrott advirtió que si la AfD llegara al poder, debería reescribir las reglas del juego y alterar la percepción pública de la democracia y las normas. Cualquier aspecto de la gestión pública que no esté alineado con sus ideales podría ser reconfigurado.
Desde el 1 de septiembre, el destino de Sajonia y Turingia, y de toda Alemania, podría estar sellado, dependiendo de cómo voten los alemanes y si los partidos tradicionales eligen confrontar o colaborar con la extrema derecha.
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