Alemania se encamina hacia el mayor déficit fiscal desde la reunificación entre el este y el oeste, ocurrida hace tres décadas. Así lo advirtió el Bundesbank, el banco central alemán, al analizar los planes de gasto del Gobierno federal y su impacto sobre las cuentas públicas en los próximos años. El organismo reclamó medidas urgentes para evitar un desborde del desequilibrio fiscal y alertó sobre el riesgo de incumplir las reglas presupuestarias fijadas por la Constitución.
El giro en la política fiscal alemana resulta notable. Durante años, Berlín defendió una línea de fuerte disciplina presupuestaria, con bajo endeudamiento y controles estrictos sobre el déficit. Ese enfoque comenzó a cambiar frente a un escenario económico adverso, marcado por la pérdida de competitividad, el freno de la industria y la necesidad de modernizar infraestructura y capacidades de defensa.
El Estado alemán se prepara para gastar cientos de miles de millones en los próximos años, con el objetivo de reactivar la economía y reforzar su posición estratégica en Europa. Ese esfuerzo, sin embargo, tiene costos fiscales relevantes.
El déficit más alto desde la reunificación

Según las proyecciones del Bundesbank, la combinación de inversiones públicas, recortes impositivos y mayores transferencias sociales llevará el déficit fiscal hasta el 4,8% del producto interno bruto en 2028. Ese nivel no se registraba desde 1995, pocos años después de la integración de Alemania Oriental al sistema económico de la República Federal.
El banco central señaló que, de mantenerse los planes actuales, el resultado fiscal se ubicaría muy por encima de los límites permitidos por el marco legal vigente. La llamada “regla del freno de la deuda” establece que el endeudamiento estructural del Estado federal no puede superar el 0,35% del PIB.
El Bundesbank advirtió que el actual sendero fiscal no resulta compatible con esa norma, salvo que el Gobierno adopte correcciones relevantes antes de 2028. En su informe mensual, el organismo dejó en claro que todavía no existe una estrategia definida para cerrar esa brecha.
El Gobierno alemán está conformado por una coalición entre democristianos y socialdemócratas. En ese marco político, Berlín logró habilitar excepciones puntuales al freno de la deuda, en especial para el gasto en defensa y para un fondo extraordinario de infraestructura por EUR 500.000 millones. Aun así, el Bundesbank considera que esas excepciones no explican por completo el deterioro fiscal proyectado.
Buena parte del déficit previsto surge del aumento del gasto social, de nuevas transferencias y de la caída de ingresos asociada a distintos alivios tributarios. El banco central subrayó que esos factores presionan las cuentas públicas de manera persistente.
El freno constitucional y las excepciones

La regla del freno de la deuda se incorporó a la Constitución alemana tras la crisis financiera internacional, como respuesta al fuerte aumento del endeudamiento público en Europa. Desde entonces, funcionó como uno de los pilares de la política económica alemana y como referencia para otros países de la región.
Esa norma admite excepciones en situaciones extraordinarias, como crisis económicas profundas o emergencias de seguridad. En los últimos años, Alemania recurrió a esos mecanismos para enfrentar la pandemia y, más recientemente, para financiar el refuerzo militar vinculado al conflicto en Ucrania.
El gasto en defensa quedó formalmente exceptuado de los límites tradicionales, lo mismo que el ambicioso programa de infraestructura destinado a modernizar rutas, ferrocarriles, redes energéticas y sistemas digitales. El Gobierno sostiene que sin ese esfuerzo la economía alemana quedaría rezagada frente a otros países industriales.
El Bundesbank no cuestionó la necesidad de invertir en esos sectores, pero sí advirtió sobre la falta de una hoja de ruta clara para sostener la solvencia fiscal en el mediano plazo. Según el organismo, incluso con las excepciones vigentes, el volumen total de gasto compromete el cumplimiento de las reglas a partir de 2028.
Aun con ese escenario, la deuda pública alemana seguiría en niveles moderados. El banco central estima que la relación entre deuda y PIB alcanzará el 68% en 2028, frente al 63% actual. Esa cifra permanece muy por debajo de la de otros países europeos, como Italia o Francia, cuyos ratios superan ampliamente el 100%.
La advertencia no apunta a una crisis inmediata, sino a un problema de trayectoria fiscal, según el diagnóstico del Bundesbank.




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