Buenos Aires (AT) – En una encendida declaración ante el Bundestag, el canciller alemán Friedrich Merz anunció que su gobierno destinará EUR 153 mil millones (US$ 177.410 millones) a defensa hasta 2029. Se trata de un giro contundente en la política exterior alemana, con el que Merz busca devolver al país un papel protagónico en la escena internacional.

La nueva realidad internacional
“La guerra volvió a Europa y con ella una nueva realidad”, afirmó Merz en su discurso. Justificó el aumento del gasto militar como una respuesta directa al avance de Rusia y al deterioro del contexto geopolítico. “No podemos esperar que el mundo vuelva pronto a tiempos más tranquilos”, advirtió.
El nuevo presupuesto militar representa un salto significativo: de los actuales dos por ciento del PBI, Alemania se alinea con el nuevo objetivo de la OTAN de llegar al cinco por ciento, divididos en 3,5 % para tareas estrictamente militares y 1,5 % para funciones conexas. Merz negó que esta decisión se tomara para congraciarse con Estados Unidos: “Lo hacemos por convicción propia, porque Rusia nos amenaza”.
El anuncio se produjo días antes del viaje del canciller a La Haya para el próximo encuentro de la OTAN y su posterior paso por Bruselas para participar del Consejo Europeo.

Tensiones internas en el gobierno
Mientras en el plano internacional Merz quiere mostrarse fuerte y decidido, en el frente interno lidia con cuestionamientos. Su gobierno ha sido criticado por no tener una política exterior unificada. Tanto él como el ministro de Relaciones Exteriores, Andreas Nick, han expresado posturas distintas frente a temas clave, lo que alimenta las dudas sobre la cohesión del gabinete.
Además, sectores de la oposición han calificado de exagerado el incremento del presupuesto militar. Sören Pellmann, diputado del partido Die Linke, calificó el plan de rearme como “completo disparate”. Por su parte, Tino Chrupalla, líder de Alternativa para Alemania (AfD), acusó al canciller de ser un “Kanzler der Schulden”, un “canciller del endeudamiento”.

Protestas por la falta de paridad
La jornada parlamentaria también estuvo marcada por una intervención simbólica frente al Bundestag. Allí, la iniciativa #ParitätJetzt y la Fundación Federal para la Igualdad (Bundesstiftung Gleichstellung) instalaron un cartel gigante con una foto conocida: la “mesa de hombres” de la CDU/CSU, tomada durante una ronda de negociación y en la que no aparece ninguna mujer.
Las activistas reemplazaron los rostros masculinos por agujeros donde mujeres colocaron sus cabezas. El mensaje fue claro: hacen falta más mujeres en política. Hoy solo el 32,4 % de los miembros del Bundestag son mujeres, una caída respecto del 34,9 % de la legislatura anterior. En los partidos de derecha como la Unión y la AfD la representación femenina es aún más baja.
Saskia Esken, presidenta saliente del SPD, respaldó la protesta. “Las mujeres en puestos de liderazgo son evaluadas con más dureza que los hombres. Eso no pasa solo en la política. Y contra eso tenemos que luchar todos juntos”, declaró en una entrevista con BR24.

Desafíos cruzados
Los reclamos por paridad, las tensiones internas y el desafío de liderar una nueva etapa militarizada ubican a Friedrich Merz ante múltiples frentes abiertos. El canciller viaja a la cumbre de la OTAN con el objetivo de fortalecer la posición de Alemania, pero lo hace en medio de un panorama doméstico que le exige atender las demandas democráticas internas con el mismo énfasis con que plantea sus prioridades globales.

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