El 7 de octubre de 2023, la madrugada del desierto israelí se convirtió en un infierno. Miles de jóvenes que bailaban en el Festival Nova, un evento de música electrónica cerca del kibutz Re’im, fueron atacados por comandos del grupo terrorista Hamás. En cuestión de minutos, el sonido de los parlantes fue reemplazado por el estruendo de las armas.
El Ejército israelí confirmó luego que 378 personas murieron, cientos resultaron heridas y más de 40 fueron secuestradas y trasladadas a la Franja de Gaza. Fue el ataque más mortífero contra un evento musical en la historia y, según las autoridades, el hecho individual más sangriento cometido contra civiles israelíes desde la fundación del Estado.
Dos años después, el horror se transforma en memoria. Berlín alberga ahora la exposición “October 7, 06:29 AM – The Moment Music Stood Still”, una muestra que reconstruye lo ocurrido aquella mañana y pone rostro, sonido y nombre a las víctimas.
Una exposición que hace hablar al silencio
Instalada en el histórico aeropuerto de Tempelhof, la exhibición propone una experiencia inmersiva en tres partes. La primera recrea el campamento del festival, con tiendas de campaña, autos calcinados, mochilas, ropas y celulares originales recuperados del lugar del ataque. Los visitantes pueden oler, tocar y escuchar los objetos; incluso tomar los teléfonos que reproducen los videos filmados por los asistentes mientras intentaban huir.

La curadora israelí Reut Feingold, impulsora del proyecto junto a la Tribe of Nova Foundation, explicó a la agencia dpa que el propósito es “hacer tangible el horror, pero también invitar a reflexionar”. “No se trata de mostrar números, sino personas, historias, sueños interrumpidos”, dijo.
En la segunda parte, el eje son las víctimas: paneles, retratos y grabaciones personales reconstruyen sus últimas horas. Entre ellos, destaca la figura de Shani Louk, la joven alemana-israelí cuya imagen inconsciente en la caja de una camioneta, celebrada por los atacantes, se volvió símbolo del salvajismo de Hamás.
La tercera sala lleva por título “We Will Dance Again” (“Volveremos a bailar”). Es un espacio dedicado a la resiliencia, al poder sanador de la música y al deseo de seguir viviendo. “Esta exposición también habla de los meses posteriores, de la necesidad de sanar y seguir adelante”, subrayó Feingold.
Berlín, ciudad de libertad y memoria
La muestra llegó a Alemania luego de presentarse en Tel Aviv, Nueva York y Buenos Aires, y cuenta con el apoyo del alcalde de Berlín, Kai Wegner, la ministra federal de Educación Karin Prien y el comisionado federal de Cultura Wolfram Weimer.

Durante la inauguración, Wegner afirmó que Berlín comparte los valores que inspiraron el Festival Nova: “Berlín es una ciudad de libertad y diversidad. Lo que no tiene lugar en nuestra ciudad es el odio, la incitación al odio ni el antisemitismo”, declaró.
El mandatario se refirió también a la bandera israelí que ondea frente al Ayuntamiento: “Permanecerá allí hasta que el último rehén israelí sea liberado”.
Por su parte, el embajador de Israel en Alemania, Ron Prosor, advirtió: “Quien ignora a los rehenes, los traiciona. Mirar hacia otro lado aísla a las víctimas y silencia sus voces”.
Según cifras del gobierno israelí, unas 50 personas secuestradas el 7 de octubre siguen en poder de Hamás. Se desconoce si todas permanecen con vida.

La peor masacre desde el Holocausto
Lo que sucedió en Nova no fue un hecho aislado, sino parte de un ataque coordinado por Hamas, en el que una cifra cercana a los dos mil terroristas cruzaron la frontera desde la Franja de Gaza e irrumpieron en diferentes zonas del sur de Israel. El ataque dejó un saldo total de más de 1.200 muertos, entre ellos, 378 personas que asistían al festival.
Además, más de 250 personas fueron secuestradas, de las cuales 48 continúan en cautiverio. La comunidad internacional, incluida Argentina, quedó conmocionada por la crueldad y violencia ejercida sobre hombres, mujeres, ancianos, jóvenes, niños y hasta bebés, todos civiles inocentes, por los terroristas en este ataque.
Que, transmitido en tiempo real vía redes sociales por sus propios autores, incluyó atrocidades inimaginables tales como: bebés quemados vivos, mujeres embarazadas con sus vientres abiertos y fetos extraídos, violaciones cometidas frente a sus seres queridos, decapitaciones usando palas, jóvenes brutalmente abusadas hasta quedar con la pelvis destrozada, y cuerpos de jovencitas profanados, desnudos y desmembrados exhibidos en camionetas por los terroristas en las calles de la Franja de Gaza como trofeos de guerra.

Buenos Aires, primer destino latinoamericano
La conexión entre Israel y la Argentina también forma parte de esta historia. En 2024, la Nova Exhibition tuvo su paso por Buenos Aires, en el marco del primer aniversario de la masacre. Fue la primera ciudad hispanoamericana en recibir la muestra, lo que reflejó el profundo vínculo entre la comunidad judía argentina —la quinta más grande del mundo— y los acontecimientos de Israel.
En aquella ocasión, sobrevivientes y familiares participaron en encuentros y charlas organizados por instituciones locales. Uno de los voceros del proyecto, Omri Kochavi, recordó entonces que “la masacre de Nova no fue un hecho aislado, sino un reflejo de una amenaza global”. Y agregó: “El terrorismo está en todas partes, y este proceso aún no terminó”.

Memoria, arte y resiliencia
La exposición en Berlín no pretende ser una obra política, sino un espacio de testimonio. A través de materiales forenses, fotografías, videos y objetos cotidianos, busca reconstruir la experiencia humana detrás de la tragedia.
El lema que guía la muestra —“When the music stopped, the world changed” (“Cuando la música se detuvo, el mundo cambió”)— resume su espíritu: recordar para resistir.
En un contexto internacional marcado por tensiones y discursos de odio, la exposición es también una advertencia sobre los riesgos del negacionismo y la indiferencia. A dos años de la masacre del 7 de octubre, la muestra de Berlín recuerda que la memoria no solo es un acto de homenaje, sino una forma de defensa frente al olvido.




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