Buenos Aires (AT) – El 7 de octubre de 2023, el festival de música Nova en Israel, un evento dedicado a la paz, se transformó en una pesadilla cuando terroristas de Hamas atacaron a miles de jóvenes que participaban en la celebración. Un año después, la exposición inmersiva Nova: 6.29, cuando la música dejó de sonar llega a La Rural de Buenos Aires para honrar la memoria de las víctimas y ofrecer a los visitantes una mirada íntima y profunda sobre los horrores vividos ese día. La muestra estará abierta al público hasta el 21 de octubre y ya ha sido visitada por más de 300.000 personas en ciudades como Tel Aviv, Nueva York y Los Ángeles.
La inauguración de la exhibición en Buenos Aires tuvo lugar el 7 de octubre de 2024, coincidiendo con el primer aniversario del ataque. Durante la ceremonia, se destacaron las voces de quienes lograron sobrevivir, como Omri Kochavi, uno de los productores del festival Nova, y su esposa, ambos sobrevivientes del ataque. “Cuando estuve ahí, vi la oscuridad que estaba a punto de apagar mi vida”, recordó Kochavi, quien narró su experiencia escapando de los terroristas durante siete horas, enfrentando el miedo y el caos.
La masacre que sacudió al mundo
Lo que sucedió en Nova no fue un hecho aislado, sino parte de un ataque coordinado por Hamas, en el que terroristas cruzaron la frontera desde la Franja de Gaza e irrumpieron en diferentes zonas del sur de Israel. El ataque dejó un saldo total de más de 1.200 muertos, entre ellos, 370 personas que asistían al festival. Además, más de 250 personas fueron secuestradas, de las cuales 100 continúan en cautiverio. La comunidad internacional, incluida Argentina, quedó conmocionada por la crueldad y violencia ejercida sobre hombres, mujeres, ancianos, jóvenes, niños y hasta bebés, todos civiles inocentes, por los terroristas en este ataque.
Que, transmitido en tiempo real vía redes sociales por sus propios autores, incluyó atrocidades inimaginables tales como: bebés quemados vivos, mujeres embarazadas con sus vientres abiertos y fetos extraídos, violaciones cometidas frente a sus seres queridos, decapitaciones usando palas, jóvenes brutalmente abusadas hasta quedar con la pelvis destrozada, y cuerpos de jovencitas profanados, desnudos y desmembrados exhibidos en camionetas por los terroristas en las calles de la Franja de Gaza como trofeos de guerra.
Un proyecto de memoria y paz
Durante la exhibición en La Rural, los visitantes son transportados a la sede del festival en Reim, Israel, a través de una reconstrucción inmersiva. Videos, testimonios y objetos personales rescatados permiten revivir lo ocurrido esa fatídica madrugada, cuando la música dejó de sonar y el horror se apoderó del lugar. “Algunas de las víctimas tenían los ojos blancos de pánico”, es uno de los testimonios que se escucha durante el recorrido, donde el dolor de los sobrevivientes y rescatistas es palpable.
La exposición, organizada por la Fundación Tribu de Nova, creada por sobrevivientes del festival, busca no solo honrar a las víctimas, sino también transmitir un mensaje de paz y resiliencia. “Esto no es político. Esto es un mensaje de paz”, afirmó Tamara Kosacoff, productora ejecutiva de la exhibición, en una entrevista. “Lo que queremos es que la gente entienda lo que pasó y escuche el mensaje de los sobrevivientes: que esto nunca más le pase a nadie”. Este enfoque es central para los organizadores, quienes insisten en que la muestra no pretende solo recordar el horror, sino también inspirar a la comunidad a trabajar por la paz y la justicia.
La muestra cuenta con más de 3.000 metros cuadrados de espacio dedicado a recrear el ambiente del festival, desde coches calcinados hasta pertenencias personales de las víctimas, como mochilas, guitarras y gafas de sol. Entre los objetos exhibidos, se destacan los mensajes de texto y las llamadas de los terroristas que documentaron sus crímenes, lo que agrega una capa de horror a la experiencia. A través de estos elementos, se invita a los visitantes a reflexionar sobre el impacto del terrorismo y la violencia en las comunidades y, más importante, sobre la necesidad de construir un futuro basado en la paz.
La experiencia de los sobrevivientes
La presencia de Omri Kochavi y su esposa en la inauguración dio una dimensión humana al relato de los hechos. Kochavi compartió detalles escalofriantes sobre su escape del festival: “Nos cruzamos con terroristas varias veces mientras corríamos. Vimos a muchas personas heridas, tratamos de ayudarlas, pero era imposible salvar a todos”, relató. Su experiencia de supervivencia es un testimonio conmovedor de la resistencia humana ante la violencia extrema.
Kochavi enfatizó que su misión es contar lo que sucedió y mantener viva la memoria de los que no pudieron escapar. “Nuestra misión es asegurarnos de que el mundo sepa lo que pasó. Lo que más me dolió fue encontrarme con una maldad tan grande, tan increíble, que espero que nunca más nadie tenga que enfrentarse a algo así”, agregó. La exhibición está llena de estas historias, que permiten a los visitantes no solo comprender el horror del ataque, sino también la fortaleza de aquellos que sobrevivieron.
La importancia de recordar
El rabino Sergio Bergman, uno de los oradores principales durante la inauguración, subrayó la importancia de que la sociedad no olvide lo ocurrido en Nova. “Necesitamos comprometernos a que vean lo que sucedió en Nova. Lo que sucedió en Israel hace exactamente un año”, afirmó. Bergman destacó que el antisemitismo y el terrorismo no pueden ser ignorados ni minimizados, y que esta muestra es una oportunidad para reflexionar sobre la necesidad de luchar contra el odio en todas sus formas.
En esa misma línea, Jorge Knoblovits, presidente de la DAIA, agregó que “esta muestra tiene que verla toda Argentina, especialmente los jóvenes, porque ves una comunidad de jóvenes que pedían por la paz. Pero no va a haber paz hasta que no se termine con el terrorismo, jamás”. Estas declaraciones destacan la relevancia de la exhibición no solo como un homenaje, sino también como una herramienta educativa para generar conciencia sobre los peligros del extremismo y la intolerancia.
Testimonios dolorosos y objetos impactantes
Uno de los momentos más impactantes de la exhibición es el memorial dedicado a las víctimas, donde se exhiben retratos de los más de 360 asesinados en el festival. Alrededor de este espacio, se encuentran coches calcinados traídos directamente desde Israel, que fueron utilizados por los asistentes del festival mientras intentaban escapar. Estos objetos, junto con las pertenencias personales de las víctimas, recuerdan de manera tangible la tragedia de ese día.
Entre los testimonios, se escuchan las voces de sobrevivientes y rescatistas que cuentan sus experiencias. “No gastes tus balas, ya está muerto”, se escucha en uno de los videos, donde se documenta la brutalidad de los terroristas. Estos testimonios, junto con los mensajes que los terroristas enviaron a sus familias mientras perpetraban el ataque, son una muestra del odio que impulsó la masacre y permiten a los visitantes entender la magnitud del horror vivido.
Un viaje hacia la sanación
Al final del recorrido, la exhibición ofrece un espacio dedicado a la sanación, el “healing room”, donde se brinda información sobre las iniciativas que la Fundación Tribu de Nova ha implementado para apoyar a los sobrevivientes y a las familias de las víctimas. En este espacio, los visitantes pueden dejar mensajes y participar en actividades que buscan fomentar la solidaridad y el apoyo mutuo. Además, las donaciones recaudadas durante la exhibición se destinarán a la Nova Healing Journey, una iniciativa que financia tratamientos de salud mental para quienes vivieron la tragedia del 7 de octubre.
“La comunidad que se formó después del ataque ha sido clave para nuestra recuperación”, señaló Reut Feingold, directora de arte israelí y encargada del desarrollo del concepto de la muestra. “Este no es solo un proyecto de memoria, es también un proyecto de sanación para todos nosotros”. Feingold resaltó que, si bien la muestra se centra en un evento trágico, también simboliza la resiliencia y la esperanza de que, algún día, “volveremos a bailar”.
Un mensaje para el mundo
Buenos Aires es el primer destino hispanoamericano de la muestra Nova, lo que resalta la conexión entre la comunidad judía argentina y los eventos de Israel. La Argentina alberga la quinta comunidad judía más grande del mundo, después de Estados Unidos, Francia, Canadá y el Reino Unido. La exhibición no solo busca recordar lo que ocurrió en Nova, sino también generar conciencia sobre la amenaza del terrorismo y el antisemitismo en todo el mundo.
Los organizadores de la muestra, junto con los sobrevivientes, subrayan que la masacre de Nova no fue un ataque aislado, sino un reflejo de la lucha global contra el terrorismo. “El terrorismo está en todas partes y este proceso aún no ha terminado”, advirtió Omri Kochavi. La exhibición es una oportunidad para que los visitantes de todo el mundo reflexionen sobre los peligros del odio y se comprometan a trabajar por un futuro de paz.
La exposición Nova: 6.29, cuando la música dejó de sonar en La Rural es un recordatorio conmovedor de la tragedia que tuvo lugar hace un año en Israel. A través de una experiencia inmersiva, los visitantes son invitados no solo a recordar a las víctimas, sino también para reflexionar sobre el impacto del terrorismo y la importancia de la memoria colectiva. Con su mensaje de paz y resiliencia, la muestra se presenta como un faro de esperanza en medio del dolor, recordando que, incluso en los momentos más oscuros, la humanidad puede encontrar la fuerza para sanar y reconstruir.
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