El Instituto Luis Siegel celebró el pasado viernes sus primeros cincuenta años de vida con un acto que desbordó de emoción y memoria. El amplio salón de Los Polvorines quedó colmado: familias, docentes, exalumnos y representantes de la vida educativa y comunitaria acompañaron una tarde que dejó en claro cuánto significa esta institución para su barrio. Entre los invitados se encontraban autoridades municipales, referentes eclesiásticos, representantes de la Embajada de Alemania y miembros de la Asociación de Escuelas Argentino-Germana (AGDS).
La ceremonia abrió con la solemnidad de las banderas de ceremonia y la entonación del Himno Nacional, un momento compartido en respetuoso silencio y que marcó el espíritu de la jornada.

Palabras de las autoridades
La Directora General del Instituto Evangélico Luis Siegel, Paula Schäfer, fue la primera en tomar la palabra. Recordó el recorrido del colegio, el esfuerzo cotidiano de sus docentes y el lugar central que ocupa la educación en la misión institucional. Luego habló Matthias Trager, agregado de asuntos científicos y universitarios de la Embajada Alemana, quien destacó la importancia del intercambio cultural y educativo entre ambos países, especialmente en un año marcado por las celebraciones de los 200 años de amistad argentino-alemana.
La presidente de la AGDS, Brigitte von der Fecht, ofreció un mensaje cargado de reconocimiento al camino recorrido por el Instituto. En nombre de la Asociación, entregó una placa conmemorativa con el emblema del bicentenario, gesto que despertó un cálido aplauso entre los presentes.
El acto concluyó con la bendición del Pastor Sergio López, Coordinador de la Congregación, quien invitó a mirar hacia adelante con esperanza y compromiso.

Una historia que sigue enseñando
El Instituto lleva el nombre del Pastor Luis Siegel, una figura pionera. Fue el primer maestro de origen alemán autorizado oficialmente a enseñar en el país, y dedicó su vida a la formación de niños y jóvenes desde una profunda vocación de servicio. Su legado sigue latiendo en cada aula: la convicción de que educar es una tarea que transforma vidas y comunidades enteras.

Un final que apunta al futuro
En estos cincuenta años, el colegio no solo sostuvo una propuesta académica sólida; también reafirmó la misión que la Congregación Evangélica asumió desde sus orígenes: acercar educación de calidad allí donde más se necesita. En Los Polvorines, esa vocación se vuelve visible cada día. Entre cuadernos, talleres, maestras que conocen a cada alumno por su nombre y familias que encuentran en la escuela un espacio de contención, se construye una comunidad que apuesta por el futuro cuando el presente se vuelve cuesta arriba.
La celebración del aniversario fue, en definitiva, algo más que un acto protocolar. Fue un recordatorio de todo lo que se puede lograr cuando una institución decide ponerse al servicio de los más vulnerables y sostener, sin bajar los brazos, la convicción de que cada chico merece una oportunidad. Y así como hace medio siglo el Pastor Siegel abrió un camino, hoy el Instituto continúa andando, con la misma certeza: educar es una forma luminosa de cuidar.
Con la colaboración de Matías Storni, Apoderado General de CEABA.







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