Buenos Aires / Berlín – El escándalo que le generó hace una semanas a Javier Milei el “error no forzado” de un aumento de sueldo de un 48% que el presidente, luego, retrotrajo, generó crítica, indignación, estupor. En momentos en el cual el país atraviesa lo que el mismo mandatario define como una “batalla cultural jamás antes vista”, ni propios, ni extraños entendían las razones. Sin embargo, el debate también generó transparencia como nunca antes y eso a nivel regional.
El sueldo de un presidente puede ser un factor decisivo a la hora de tratar de entender las diferencias económicas que atraviesan la región como pocas otras. La clave pasa por medir la diferencia entre el sueldo del mandatario y el salario más bajo que existe en el país, según explica Javier Rodríguez Weber, doctor en Historia Económica y profesor de la Universidad de la República de Uruguay (UDELAR), en el marco de una investigación realizado por Deutsche Welle. De hecho, la comparación permite entender con mayor detalle la tendencia de precios y las diferencias de ingresos que rigen en uno u otro país, detalla Rodríguez Weber.
El salario mínimo más bajo
Según Bloomberg Línea, Costa Rica tiene el salario mínimo más alto de la región: US$ 710, seguido por Uruguay con US$ 580, Chile (520), México (445) y Guatemala (420). Luego, siguen Bolivia (US$ 342), Colombia (335), Honduras (329), Panamá (326) y Brasil (283). El sueldo mínimo más bajo de los países tomados en cuenta para este estudio lo tiene: la Argentina, con US$ 182 mensuales.
Teniendo en cuenta el indicador comparativo usado por Rodríguez Weber, resulta que en Guatemala el presidente Bernardo Arévalo gana 46 veces el salario mínimo mensual del país. Le sigue el mandatario uruguayo Luis Lacalle Pou, cuyo ingreso mensual es 40 veces el sueldo mínimo de sus connacionales.
Posteriormente aparece Gustavo Petro, presidente colombiano, quien recibe un sueldo equivalente a 30 salarios mínimos. Javier Milei, en tanto, gana el mínimo multiplicado por 26, y los presidentes Andrés Manuel López Obrador (México) y Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) siguen en la lista, con un salario 22 veces mayores que el sueldo mínimo en sus respectivos países.
De Uruguay a Bolivia, un mundo de diferencia
Anualmente, cada país aprueba una Ley de Presupuestos Generales del Estado, donde se establecen los salarios de los mandatarios, así como de los ministros. A estos datos se puede tener acceso libremente en la mayoría de los casos.
Por ejemplo, el presidente de Uruguay recibe un sueldo bruto mensual de US$ 22.288,67. En el otro extremo se encuentra el presidente de Bolivia, Luis Arce, que percibe cada mes US$ 3.013,64.
Uno de los PIB más altos de América Latina
Ricado Torres Pérez, economista e investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos de la American University de Washington, explica a DW que esta divergencia se debe, entre otros factores, a que “Uruguay tiene uno de los PIB per cápita más altos de América Latina. Lo otro es que Bolivia históricamente ha sido un país mucho más pobre que Uruguay”.
Asimismo, el experto apunta que en el caso de Bolivia deben tenerse en cuenta para hacer este análisis comparativo las reformas que impulsó el expresidente Evo Morales (2006-2019). “Morales fue un mandatario austero, y quizás en un país como Bolivia, sumido durante años en la pobreza, Evo trató de llevar una transformación con mucho énfasis en lo social. Él quería establecer unos niveles de salarios en el sector púbico que mostrasen que se estaban usando de manera correcta los fondos asignados al Gobierno y no para enriquecer a los funcionarios políticos”.
Los indicadores que importan
Según Rodríguez Weber, a la hora de hablar de estas brechas salariales, resulta imprescindible analizar el tópico desde indicadores macro, ya que los países latinoamericanos tienen distintos niveles de precios: “Uruguay es un país más caro que Bolivia, por ejemplo. Cuando se hacen comparaciones internacionales se habla de dinero en paridad de poder adquisitivo, es decir, no comparar dólares, porque yo con US$ 100 en Bolivia compro mucho más que con US$ 100 en Uruguay”, explica.
Torres Pérez aclara que el tamaño de la economía y el PIB per cápita van a determinar en cierta medida los sueldos de cada presidente, así como del resto de los funcionarios públicos: “Los países con un PIB per cápita más alto tienen niveles salariales mejores porque así funciona el mercado laboral de modo general, aunque obviamente hay diferencias que tienen que ver con cuestiones como el marco jurídico o institucional, leyes de cada país”.
El caso de Cuba
Cuba es -al igual que Venezuela- caso especial recuerda Torres Pérez. El académico, que trabajó en el Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), comenta: “En Cuba, como en Venezuela, existe muy poca transparencia acerca de la vida privada de los dirigentes”. No hay información pública que refleje el salario que en su momento tuvieron Fidel Castro y su hermano Raúl Castro, quien lo sustituyó en el cargo. Tampoco se conocen datos sobre los ingresos del actual presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel. “Ese tipo de información no existe. Lo más cerca que puedes llegar es a la partida de gastos que se declare en la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI)”, señala Mónica Baró Sánchez, periodista, reportera y escritora de la revista digital El Estornudo.
Lianet Fleites, también periodista, explica a DW algo similar: “En Cuba no hay información oficial sobre nada que comprometa financieramente a las instituciones. Lo único que existe como base de datos anual es un informe general que hace la ONEI, pero ahí no aparecen los salarios de los funcionarios públicos”. Luego de que se consultaran estos informes de la ONEI, así como varios números de la Gaceta Oficial de Cuba, no se encontró ningún dato que revele ni el salario de Miguel Díaz-Canel Bermúdez ni de ninguno de los distintos ministros que conforman su gobierno.
(AT/ DW/ dz)
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