Buenos Aires (AT) – Las dos últimas semanas de sus primeros seis meses en el cargo fueron a la vez una advertencia y estímulo para el presidente de Argentina, Javier Milei. En primer lugar, la Cámara de Diputados le dejó claro lo débil que es su posición en el parlamento cuando los diputados decidieron revertir los recortes de las pensiones que Milei había conseguido. Sin embargo, solo una semana después, Milei supo anotarse su primer gran éxito en el parlamento, cuando su proyecto de reforma “Ley de Bases” fue aprobado por el Senado; si bien tras largas y duras negociaciones.
A pesar de una serie de enmiendas al proyecto original del Gobierno, la ley sigue dotando a Milei de poderosos instrumentos para liberalizar y desregular la economía y racionalizar el Estado. Sobre todo porque queda por esperar los mejoras que pueda volver a introducir la Cámara de Diputados en consonancia con el proyecto del gobierno, sobre todo en lo que respecta a la legislación fiscal.
Las fuerzas del cielo
A Milei le gusta utilizar una imagen del Antiguo Testamento para apuntalar su confianza en que podrá avanzar en la renovación de Argentina incluso sin contar con una mayoría parlamentaria propia y a pesar de su institucionalmente extremadamente débil base de poder político. Citando a los Macabeos, Milei subraya que “el factor decisivo no es el número de combatientes, sino su voluntad y determinación”. El presidente libertario siente que los “poderes del cielo” están de su parte – sus partidarios llevan a menudo gorras con la inscripción correspondiente.
Sin embargo, es evidente que Milei y sus allegados se han dado cuenta de que sin un apoyo político más amplio y mejoras tangibles en la situación económica, la reforma de la Argentina no avanzará mucho. Así lo subraya la revalorización del ex ministro del Interior y jefe negociador, Guillermo Francos, mediante su nombramiento como jefe de gabinete, conservando sus funciones anteriores. A pesar de la agresividad con la que el presidente Milei aparece en los medios de comunicación, las negociaciones se desarrollan más que nunca entre bastidores.
Un reloj que suena cada vez más fuerte
Para mantener los todavía elevados índices de aprobación del presidente en las encuestas, los resultados positivos de la política de ajuste y reforma tendrían que hacerse notar en los próximos meses. El tan cacareado reequilibrio de las finanzas públicas y la inesperadamente rápida caída de la inflación se compraron al precio de una grave recesión. Para muchos argentinos, el miedo a perder el empleo podría ser pronto mayor que la anterior preocupación principal por la inflación. Sin embargo, la economía parece haber tocado fondo. Se espera que la economía se recupere en la segunda mitad del año.
Hay desacuerdo en cuanto a lo fuerte y sostenible que será el repunte. Los expertos independientes esperan una recuperación más bien lenta, y el Gobierno también se ha vuelto más cauto con sus previsiones de una recuperación en forma de “V.” Según una encuesta del Banco Central, los economistas prevén una caída del PIB del 3,8% en el conjunto de 2024, seguida de una recuperación del 3,4% en 2025. Las previsiones del FMI y del Banco Mundial son más optimistas, al suponer que a una caída del PIB del 3,5% en el año en curso seguirá una recuperación mucho más fuerte, del 5%, el año próximo.
¿Cuáles pueden convertirse en posibles motores del repunte? El primero y más importante es el sector agrícola, cuya producción se está recuperando en forma de “V” tras la devastadora sequía del año pasado. La industria minera también está experimentando un fuerte crecimiento, que probablemente aumentará considerablemente en los próximos años. Los ingresos reales deberían volver a aumentar ligeramente en los próximos meses, ya que el efecto del retraso en el ajuste de los salarios y las pensiones a la inflación tendrá ahora un impacto positivo en el poder adquisitivo, aunque la profunda recesión siga limitando los aumentos salariales. Al mismo tiempo, los préstamos al sector privado se están recuperando gradualmente, aunque desde un nivel extremadamente bajo.
RIGI: entre las dudas y la oportunidad
Se espera que el nuevo programa de fomento de la inversión RIGI proporcione un impulso especialmente fuerte a medio y largo plazo. A pesar de lo controvertido que resulta este régimen debido a sus generosos beneficios para las grandes inversiones individuales en determinados sectores, no cabe duda de que es idóneo para iniciar un número considerable de grandes proyectos en la minería, la industria energética y las infraestructuras. Con sus amplias concesiones aduaneras y fiscales, el RIGI, que tiene una validez de dos o un máximo de tres años, puede considerarse como una “oferta especial” temporal que permite a los inversores que actúan con rapidez asegurarse beneficios duraderos.
La preocupación de que futuros gobiernos puedan cambiar los beneficios concedidos en virtud del RIGI parece exagerada. Un régimen minero similar introducido en la década de 1990 ha sido respetado, en general, por todos los gobiernos posteriores de todos los colores políticos. Aparte del arbitraje internacional, la libre disponibilidad de futuros ingresos en divisas es quizá la garantía más importante para que los inversores inviertan realmente miles de millones de dólares o euros en proyectos a gran escala orientados a la exportación. Lo que en otros países se da por descontado, en Argentina sigue considerándose una generosa excepción.
La monetización de la economía mediante la liquidación de las reservas de dólares atesoradas por Argentina – ya sea para el consumo o para la inversión – también podría contribuir a reactivar el crecimiento. Los pesos deberían seguir siendo escasos y esencialmente sólo entrar en circulación a través de la compra de divisas por parte del banco central, pero ya no mediante la creación de dinero para cubrir un déficit público. Los economistas ya hablan de una incipiente sobrevaloración del peso.
El factor humano
Si Milei tiene éxito con su programa de estabilización, es probable que las divisas argentinas se encarezcan aún más por el momento. Las inversiones para aumentar la productividad deberían garantizar la competitividad e impulsar el crecimiento. El Fondo Montetario Internacional (FMI) prevé tasas de crecimiento de la inversión de dos dígitos para 2025 y 2026, lo que bastaría para compensar la caída de este año.
El mayor factor de incertidumbre sigue siendo la evolución política. ¿Hasta dónde tendrán paciencia los argentinos para soportar las penurias sociales y esperar resultados tangibles de la reactivación? ¿Empezará pronto Milei a debilitarse políticamente, de modo que la oposición se atreva a salir de la defensiva? Hasta ahora, los únicos que se han opuesto claramente y sin ambigüedades al popular presidente son los peronistas de izquierdas, aunque todavía parecen desorientados y faltos de liderazgo. Si Milei fracasa estrepitosamente, esto podría allanar el camino para que los peronistas vuelvan al poder. Por el momento, sin embargo, el gobierno de Milei y la oposición moderada se han acercado y han alcanzado compromisos elementales para estabilizar la economía y la política.
Carl Moses*
*Carl Moses es economista, publicista y consultor independiente
especializado en economía, política y negocios en Sudamérica.
Hacé tu comentario