Buenos Aires (AT) – Volkswagen atraviesa uno de los momentos más complejos de su historia reciente, con protestas laborales masivas en Alemania y graves acusaciones fiscales en India. Los desafíos económicos y legales del mayor fabricante de automóviles de Europa reflejan una industria automotriz en transformación, presionada por la transición a vehículos eléctricos, costos elevados y una competencia cada vez más potente desde Asia.
Cerca de 100.000 trabajadores de Volkswagen detuvieron labores el lunes pasado en nueve plantas de Alemania. Los paros, organizados por el sindicato IG Metall, se llevaron a cabo en turnos de dos horas durante la mañana, seguidos por salidas anticipadas en los turnos de la tarde. Las protestas surgieron como respuesta directa a los planes de la dirección de reducir salarios y considerar el cierre de plantas, algo inédito en los 87 años de historia de la empresa.
La industria automotriz europea enfrenta retos sustanciales, como la transición a autos eléctricos que avanza más lento de lo esperado, costos de producción elevados y un debilitamiento de la demanda global. En este contexto, Volkswagen propuso ajustes drásticos para recortar costos y asegurar su competitividad. Estas medidas incluyen la posible clausura de instalaciones en Alemania, lo que generó una respuesta contundente por parte del sindicato.
El líder negociador de IG Metall, Thorsten Groeger, calificó las medidas propuestas por la dirección como “pesadillescas” y afirmó que las acciones de los trabajadores solo representan el comienzo de un invierno de protestas. Según Groeger, la empresa debe replantear sus decisiones para evitar mayores conflictos.
La semana pasada, el sindicato presentó propuestas para ahorrar EUR 1.500 millones. Estas incluían la renuncia de los trabajadores a bonos en 2025 y 2026. La dirección rechazó estas opciones por considerarlas insuficientes y un mero retraso en la toma de decisiones inevitables.
Acusaciones de evasión fiscal en India
Simultáneamente, Volkswagen enfrenta acusaciones de evasión fiscal en India, donde las autoridades locales investigan un posible fraude por EUR 1.4 mil millones. Según informes, la empresa habría manipulado las clasificaciones de importación de componentes para evitar aranceles más altos, afectando a marcas como Audi, Skoda y Porsche, entre otras del grupo.
Las autoridades aseguran que Volkswagen habría importado el 97 % de las piezas necesarias para ensamblar modelos como el Audi Q7 y el Volkswagen Tiguan, clasificándolas como “piezas individuales” en lugar de kits completamente desarmados (CKD). Esto habría permitido pagar aranceles más bajos, que oscilan entre el 5 y el 15 %, en lugar del 30-35 % aplicable a los kits CKD.
El sistema logístico utilizado por Volkswagen para importar componentes, denominado ProCKD, administra pedidos desde plantas en Alemania, República Checa y Hungría hacia India. Las piezas llegan en envíos separados, etiquetadas con identificadores únicos, lo que facilita su ensamblaje posterior. Las autoridades indias calificaron estas prácticas como deliberadas y orientadas a reducir obligaciones fiscales de manera indebida.
Volkswagen rechazó las acusaciones y afirmó que todas sus operaciones en India cumplen con la legislación vigente. Además, la empresa asegura estar cooperando con las autoridades para resolver el caso.
Crisis estructural y respuestas divergentes
Los problemas que enfrenta Volkswagen no son exclusivos de la empresa. La industria automotriz global atraviesa un periodo de cambio profundo, impulsado por la electrificación, los costos energéticos y la competencia de nuevos actores. Los fabricantes europeos, históricamente dominantes, se ven obligados a tomar decisiones difíciles para mantenerse a flote en un mercado en transformación.
En Alemania, la dirección sostiene que los ajustes propuestos son necesarios para garantizar la sostenibilidad de la empresa. Por su parte, los trabajadores y sus representantes sindicales consideran que las medidas impactan negativamente a los empleados sin abordar problemas estructurales.
En India, el enfrentamiento con las autoridades fiscales complica aún más la posición de Volkswagen en un mercado clave para su expansión. Las acusaciones dañan la reputación del grupo y plantean interrogantes sobre su modelo de negocio en países emergentes.
La combinación de tensiones laborales en Alemania y acusaciones legales en India subraya la magnitud de los retos que enfrenta Volkswagen. Mientrras la industria automotriz se adapta a nuevas realidades, el fabricante se encuentra en una encrucijada. Resolver estos conflictos será clave para asegurar su competitividad y mantener su posición como líder en el sector.
(AT/Reuters)
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