Menos hijos, más inmigración: el giro demográfico que cambia para siempre a Suiza

Suiza atraviesa un cambio demográfico profundo que ya se refleja con claridad en los indicadores oficiales. La tasa de fecundidad alcanzó en 2024 su nivel más bajo desde que existen registros: 1,29 hijo por mujer. El dato confirma una tendencia sostenida hacia familias más pequeñas, maternidades postergadas y un crecimiento poblacional cada vez más dependiente de la inmigración.

Las cifras publicadas por Suiza muestran que el retroceso no se limita a un solo segmento. La caída atraviesa a todos los órdenes de nacimiento y se combina con transformaciones sociales, económicas y culturales que modifican la estructura del país. El modelo familiar tradicional pierde peso, mientras el Estado enfrenta nuevos desafíos en materia de planificación, integración y políticas públicas.

Menos nacimientos y cambios en la maternidad

El descenso de la fecundidad se expresa con fuerza en el número de nacimientos. En los últimos cinco años, los terceros hijos registraron la mayor contracción, con una baja del 14%. Los primeros hijos disminuyeron 8,5% y los segundos, 9%. El fenómeno sugiere que no solo se reducen las familias numerosas, sino también el inicio mismo de la maternidad.

Cada vez más personas eligen no tener hijos. Entre quienes cumplen 30 años, la proporción que adopta esa decisión pasó del 9% al 16% en el transcurso de una década. Sin embargo, el deseo mayoritario dentro de la población continúa siendo el de formar familias con dos hijos. La distancia entre aspiraciones y realidad se amplía.

Uno de los factores centrales del retroceso en los nacimientos es el retraso en la edad para tener hijos. La edad promedio de las mujeres al momento del parto llegó a 32,4 años, una de las más altas de Europa y un récord histórico para el país. Este corrimiento temporal reduce la ventana biológica para tener más de un hijo y eleva la probabilidad de que los proyectos familiares queden inconclusos.

El fenómeno no responde a una sola causa. Influyen las trayectorias educativas más extensas, la inserción laboral femenina, el costo de la vivienda, la conciliación entre trabajo y crianza, y una mayor valoración de la autonomía personal. La maternidad deja de ocupar un lugar central en los proyectos de vida y pasa a convivir con otras prioridades.

Crecimiento poblacional e inmigración en Suiza

A pesar del desplome de la fecundidad, la población total del país sigue en aumento. En 2024, Suiza superó por primera vez los nueve millones de habitantes. A comienzos de 2025, la población residente permanente llegó a 9,05 millones, lo que implicó un crecimiento anual del 1%, con casi 89.000 personas más en un solo año.

Ese aumento se explica casi por completo por la inmigración. De las nuevas incorporaciones, alrededor de 83.000 personas, más del 93%, provinieron del exterior. El crecimiento natural, es decir, la diferencia entre nacimientos y defunciones, aportó apenas unas 6.000 personas. Sin inmigración, la población suiza estaría cerca del estancamiento.

Como consecuencia directa, la proporción de habitantes con origen migrante continuó en alza. A comienzos de 2025, el 41% de la población tenía antecedentes migratorios. Este dato refleja una transformación estructural de la sociedad suiza, cada vez más diversa en términos culturales, lingüísticos y sociales.

El debate sobre el nivel adecuado de inmigración gana espacio en la agenda pública. Por un lado, la economía necesita mano de obra para sostener su funcionamiento. Por otro, aparecen tensiones vinculadas a la integración, la vivienda, la educación y los servicios públicos. El equilibrio entre necesidades económicas y cohesión social se vuelve más delicado.

Más suizos viven en el exterior

Otro rasgo que define el escenario demográfico es el aumento de la emigración de ciudadanos suizos. En 2024, unas 30.000 personas con nacionalidad suiza dejaron el país, mientras que cerca de 22.000 regresaron o se instalaron desde el exterior. El saldo negativo refuerza una tendencia que ya lleva varios años.

Como resultado, la comunidad de suizos en el extranjero alcanzó cifras récord. Desde 2025, más de 826.700 personas se encuentran registradas ante representaciones diplomáticas fuera del país. Cerca de dos tercios residen en Europa. La diáspora suiza se consolida como un actor demográfico relevante.

Este crecimiento no se explica solo por la emigración directa. También influyen los nacimientos de hijos de ciudadanos suizos en el exterior y los procesos de naturalización. El fenómeno plantea interrogantes sobre el vínculo con el país de origen, el derecho al voto, la protección consular y la identidad nacional.

La movilidad internacional se combina con un mercado laboral altamente calificado y con oportunidades profesionales fuera de las fronteras. Para muchos jóvenes, la experiencia en el exterior forma parte de trayectorias laborales cada vez más frecuentes.

El trasfondo demográfico se completa con otros cambios de largo plazo. La secularización avanza y las personas sin afiliación religiosa representan el segmento que más crece dentro de la población. Con el 36%, ya superan a quienes se identifican como católicos. Las razones incluyen la pérdida de fe y el desacuerdo con posiciones institucionales de las iglesias.