El ministro de Cultura de Alemania, Wolfram Weimer, declaró que Google debería ser dividido por razones de competencia y justicia fiscal. “Lo mejor sería que Google fuera desmembrado”, afirmó en una entrevista con Politico difundida el viernes. Sus palabras reavivaron el debate europeo sobre la regulación de las grandes tecnológicas y colocaron a Berlín en un terreno sensible de disputa con Washington.
El eje de la crítica: monopolio y democracia
Weimer sostuvo que no se trata únicamente de frenar un monopolio económico, sino de proteger la base misma del sistema democrático. “Google está cambiando el paisaje mediático y con ello la base democrática del país”, advirtió. Según el funcionario, la empresa absorbe ingresos publicitarios de radios locales, canales de televisión y diarios impresos, lo que debilita la pluralidad de voces.
En esa línea, reclamó que los medios públicos cooperen más estrechamente con empresas privadas de comunicación. “El verdadero competidor no está en los canales tradicionales, sino en Google”, enfatizó.
Fiscalidad en la mira: el caso Dublin
Otro de los puntos centrales de su planteo fue la cuestión impositiva. Weimer denunció que Google paga “prácticamente nada” en Alemania y utiliza su sede en Dublín para aprovechar el bajo impuesto corporativo de Irlanda, de 12,5%. “Ganan miles de millones con márgenes enormes y se escapan vía Dublín”, criticó.
Recordó que ese esquema, conocido como “Double Irish with a Dutch Sandwich”, fue formalmente eliminado en 2015, pero aclaró que subsisten mecanismos que permiten a las multinacionales reducir sus aportes fiscales.
La agenda europea y el choque con Trump
Las palabras del ministro coinciden con un endurecimiento de la Comisión Europea contra las plataformas digitales. A comienzos de septiembre, Bruselas impuso a Google una multa de 2.950 millones de euros por prácticas abusivas en el mercado publicitario. Además, le dio 60 días para presentar un plan creíble que evite una división forzada del negocio.
El panorama se complica por la reacción de Estados Unidos. El presidente Donald Trump advirtió que impondrá “aranceles adicionales considerables” a productos europeos si la UE avanza contra las tecnológicas de su país. De hecho, iniciativas previas de una “tasa digital” fueron postergadas en Bruselas para evitar un choque frontal.
Iniciativas nacionales y resistencias internas
En mayo, Weimer ya había anticipado la posibilidad de aplicar en Alemania un gravamen del 10 % a las plataformas digitales, inspirado en la experiencia de Austria. Ahora reiteró que mantiene en agenda la idea de un “Plattform-Soli”. Sin embargo, la ministra de Economía, Katherina Reiche (CDU), mostró reparos y consideró que esa vía no es la más eficaz.
En paralelo, el gobierno alemán discute exigir que los servicios de streaming internacionales —como Netflix, Amazon Prime o Disney— inviertan una cuota obligatoria en producciones cinematográficas locales. El objetivo es equilibrar la balanza cultural y económica frente al poder de los gigantes globales.
Apoyos ciudadanos y antecedentes judiciales
Más de 150.000 firmas respaldan una petición lanzada por organizaciones como LobbyControl y WeMove Europe para exigir a Bruselas que divida a Google en distintas unidades. En Estados Unidos, la justicia también analizó la posibilidad de obligar a la compañía a separar su negocio publicitario o su sistema operativo Android, aunque finalmente no avanzó en esa dirección.
El telón de fondo: la libertad de expresión
Weimer insistió en que la concentración de poder mediático en una sola empresa amenaza el pluralismo. “Desde la radio local hasta los canales de televisión y la prensa escrita: Google lo absorbe todo y con ello nuestra libre formación de opinión está amenazada”, expresó. La advertencia del ministro coloca a Alemania en el centro de un debate global: cómo regular a las plataformas que dominan el ecosistema digital, sin poner en riesgo ni la innovación tecnológica ni la estabilidad de las relaciones internacionales.
Hacé tu comentario