Buenos Aires (AT) – La industria de Alemania está atrapada en un ciclo cada vez más difícil de romper, marcado por la recesión de su sector manufacturero y la pérdida de confianza de sus principales empresas. Desde hace más de dos años, el país ha visto cómo algunas de sus mayores compañías comenzaron a tomar decisiones que amenazan con agravar aún más la situación económica. Ahora, dos gigantes de la industria como Volkswagen e Intel parecen estar considerando medidas drásticas que podrían intensificar el dolor económico de Alemania.
Volkswagen: Un gigante en apuros
Volkswagen, uno de los pilares de la industria automotriz alemana, está enfrentando una serie de desafíos que llevaron a la empresa a reconsiderar su compromiso con su país de origen. La compañía, que emplea a aproximadamente 300.000 personas en Alemania, está evaluando la posibilidad de cerrar plantas en el país por primera vez en sus 87 años de historia. Esta medida forma parte de un esfuerzo más amplio para reducir costos en EUR 10.000 millones.
Oliver Blume, CEO de Volkswagen, señaló que el entorno económico en Alemania se ha vuelto cada vez más difícil, con nuevos competidores, especialmente en el mercado de vehículos eléctricos, que están poniendo en jaque la competitividad de la empresa. En particular, la amenaza de los vehículos eléctricos chinos, más baratos y cada vez más populares, ha agravado la situación.
“El entorno económico se ha vuelto aún más difícil y nuevos actores están irrumpiendo en Europa”, declaró Blume en un comunicado. “Alemania en particular, como lugar de fabricación, está quedando cada vez más rezagada en términos de competitividad. En este entorno, como empresa debemos actuar ahora con decisión”.
La sombra de una recesión prolongada
La situación de Volkswagen refleja un problema más amplio en la economía alemana. El sector manufacturero del país ha estado en recesión desde principios de 2022, afectado por la pérdida de acceso a la energía barata de Rusia tras la invasión de Ucrania, una disminución en la demanda de exportaciones en China y una caída en la confianza de los consumidores dentro del propio país.
En agosto, el Índice de Gerentes de Compras (PMI) manufacturero de Alemania, que no ha mostrado crecimiento en más de dos años, cayó a un mínimo de cinco meses, situándose en 42.4. Este valor está muy por debajo del umbral de 50, lo que indica una contracción económica. La situación es tan grave que economistas como el Dr. Cyrus de la Rubia, del Hamburg Commercial Bank, advierten que la recesión en el sector manufacturero alemán podría durar mucho más de lo previsto inicialmente.
“Normalmente, en los últimos 30 años, la industria ha logrado recuperarse en un máximo de 20 meses desde el inicio de una recesión”, explicó de la Rubia. “Pero esta vez, las cosas son diferentes, y China parece ser el principal culpable”.
Las empresas alemanas ven con preocupación estos desarrollos. Muchas temen que la actual recesión sea solo el comienzo de una tendencia a largo plazo que podría socavar la posición de Alemania como potencia industrial. Esto ha llevado a un aumento significativo de la inversión alemana en el extranjero, especialmente en Estados Unidos, donde las empresas alemanas invirtieron USD 15.700 millones en 2022, frente a solo USD 5.900 millones el año anterior.
Intel y la incertidumbre del futuro industrial alemán
El caso de Intel es otro ejemplo de cómo las empresas internacionales están reevaluando sus compromisos en Alemania. La compañía, que había anunciado planes para construir una fábrica de semiconductores valorada en EUR 30.000 millones en la ciudad de Magdeburgo, ahora está considerando pausar o incluso detener este proyecto en un esfuerzo por reducir costos. Alemania había comprometido EUR 9.900 millones al proyecto cuando se anunció en junio del año pasado.
La decisión de Intel de reconsiderar sus planes en Alemania es una señal alarmante para el gobierno del canciller Olaf Scholz, que ya está lidiando con una economía en declive y un aumento del populismo de derecha en el país. El reciente triunfo electoral del partido Alternativa para Alemania (AfD), un partido de extrema derecha, en una elección estatal, ha subrayado los desafíos políticos y económicos a los que se enfrenta Scholz.
El contraste del DAX: Un rayo de esperanza en la tormenta
A pesar de los sombríos pronósticos para la economía alemana, el DAX, el principal índice de acciones de Alemania, logró alcanzar nuevos máximos históricos. Este desempeño sobresaliente contrasta fuertemente con la caída de las acciones automotrices de Alemania, como BMW, Mercedes-Benz, Porsche y la propia Volkswagen, ninguna de las cuales ha registrado retornos positivos en lo que va del año.
El éxito del DAX se debe en gran medida al crecimiento impulsado por la inteligencia artificial (IA) de SAP, la principal empresa de software y tecnología de Alemania. Las acciones de SAP han aumentado un 42 % en lo que va del año, impulsadas por un fuerte crecimiento en los ingresos en la nube y la adopción de soluciones de IA empresarial.
Christian Klein, CEO de SAP, ha expresado su optimismo sobre el futuro de la empresa, destacando que la IA jugará un papel crucial en su crecimiento continuo. “Nuestro impulso de crecimiento en la nube se mantuvo fuerte en el segundo trimestre, con la IA empresarial habilitando muchos acuerdos”, dijo Klein. “Al mismo tiempo, continuamos invirtiendo en nuestra transformación para ser el líder en IA empresarial”.
Este crecimiento de SAP fue una especie un salvavidas para el DAX, que ha superado a otros índices europeos como el CAC 40 de Francia y el FTSE 100 del Reino Unido. Sin embargo, el contraste entre el éxito de SAP y las dificultades del sector manufacturero alemán subraya la creciente polarización en la economía del país.
El futuro de la economía alemana sigue siendo incierto. Mientras que empresas como SAP están prosperando en el nuevo entorno impulsado por la tecnología y la IA, el sector manufacturero, que ha sido el corazón de la economía alemana durante décadas, enfrenta desafíos sin precedentes. La salida potencial de grandes empresas como Volkswagen e Intel de Alemania podría tener consecuencias devastadoras para el país.
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