Buenos Aires (AT) – En la década de los ´90, dos mundos aparentemente distintos, la relojería suiza de Swatch y la ingeniería automotriz alemana de Mercedes-Benz, unieron fuerzas para reinventar el concepto de movilidad urbana. El resultado fue el Smart, un automóvil compacto y visionario que cambió para siempre la forma en que las ciudades enfrentan los desafíos del tráfico y la contaminación.
Con raíces en el innovador NAFA Concept de Mercedes y la visión de personalización modular de Swatch, el Smart debutó en 1997 con el modelo City-Coupé, un microcoche diseñado para estacionar en los espacios más reducidos y adaptarse a las exigencias de las grandes urbes. Sin embargo, el proyecto no estuvo exento de desafíos, desde críticas por su desempeño hasta pérdidas financieras.
A pesar de ello, el Smart dejó un legado imborrable, siendo precursor de tendencias como el carsharing y los vehículos eléctricos. Hoy, bajo una nueva dirección, la marca busca renovarse con modelos como el Smart #1 y #3, completamente eléctricos. La historia del Smart es un recordatorio de cómo la innovación puede transformar nuestra forma de vivir y movernos en las ciudades.
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