El 8 de septiembre de 2025, Kai Mosbacher, alpinista alemán de 62 años, desapareció en el macizo del Ankogel, en Carintia, en los Alpes austríacos. Ese mismo día envió a conocidos una selfie tomada en la cumbre del Schwarzkopf, a 3.174 metros de altura. Fue la última señal antes de que se interrumpiera todo contacto.
Mosbacher había partido del refugio Hannoverhaus, en Mallnitz, con la intención de ascender al Ankogel. Según el rescatista Christian Koller, en el libro de guardia del refugio consta que tomó rumbo hacia el Ali-Lanti-Biwak, aunque la ruta exacta nunca pudo ser confirmada. Dos días más tarde, una conocida denunció su desaparición tras no lograr comunicarse ni ubicarlo en refugios de la zona.

Un operativo con 45 rescatistas y helicópteros
El 13 de septiembre se activó un amplio operativo de búsqueda. Participaron 45 rescatistas de las secciones de Mallnitz, Lieser-Maltatal y Bad Gastein, además de la policía alpina. Se desplegaron vuelos de rastreo y dos helicópteros policiales para inspeccionar áreas de difícil acceso.
Las tareas incluyeron la revisión de glaciares, con un operativo de unas diez horas, y rastrillajes en sectores de Carintia y Salzburgo. También se realizaron comprobaciones en el domicilio de Mosbacher, en Alemania, sin novedades.
El inspector Werner Pucher, de la Policía del Estado de Carintia, confirmó la decisión de interrumpir las acciones. “La búsqueda fue suspendida y no se reanudará hasta que aparezcan nuevas pistas”, declaró. Según explicó, no hay en este momento operaciones en curso ni fecha prevista para retomar el operativo.

Terreno peligroso y limitaciones técnicas
Los equipos de rescate destacaron la complejidad del área. Se trata de una zona con glaciares surcados por grietas profundas y pasos expuestos que demandan gran experiencia técnica. A estas dificultades se suma la falta de cobertura en sectores remotos, lo que reduce las posibilidades de rastreo mediante señales electrónicas.
Koller remarcó que la ausencia de información precisa sobre la ruta tomada por Mosbacher complica aún más los esfuerzos. “En ese terreno cualquier error puede ser fatal y sin una pista clara el margen de búsqueda es demasiado amplio”, explicó.

Un “Lobo estepario” en la montaña
Mosbacher nació en Heidelberg y se definía como un alpinista extremo. Según datos del Club Alpino Alemán (DAV), aseguraba haber alcanzado más de 5.500 cumbres a lo largo de su vida, entre ellas unos 40 “cuatromiles” y 16 “seismiles”. Alrededor de 30 de esas cumbres las hizo en solitario.
Adoptó el apodo de “Lobo estepario” por la novela de Hermann Hesse. En entrevistas había contado que padecía síndrome de Asperger, lo que lo llevaba a evitar multitudes y ruidos fuertes. Solía dormir en tiendas o refugios de invierno y prefería no usar cuerda de seguridad para no depender de otros. “Cuando estoy en la cima pienso: por fin lo conseguí”, expresó en una nota publicada por el DAV en 2024.

Un caso abierto y sin respuestas
La desaparición de Mosbacher despertó gran interés en la comunidad alpina y en medios internacionales. La última selfie del “Lobo estepario” se difundió ampliamente en redes sociales, acompañada de su descripción física: 1,90 metros de altura, muy delgado y de cabello castaño largo.
Las autoridades solicitaron no difundir rumores y canalizar cualquier información comprobable a la policía. Hasta ahora, los controles en refugios, las búsquedas aéreas y las verificaciones en su domicilio no arrojaron resultados. El misterio sobre el destino de Kai Mosbacher, un hombre que dedicó su vida a las cumbres, sigue abierto. Y mientras la investigación permanece en suspenso, la última imagen enviada desde lo alto de los Alpes se convirtió en el testimonio final de su rastro.




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