miércoles, 30 de octubre de 2024

Buenos Aires (AT) – El Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) enfrenta una encrucijada en su postura con respecto a la relación entre Alemania y Rusia. El nuevo secretario general del SPD, originario de Hanover, busca tender puentes con el ex canciller Gerhard Schröder, quien ha sido objeto de duras críticas por su conexión cercana con el presidente ruso Vladimir Putin.

La relación entre Schröder y Putin continúa a pesar de la invasión rusa a gran escala en Ucrania desde febrero de 2022, y su asociación con empresas energéticas estatales rusas ha intensificado el escrutinio. Ante estas divisiones, el SPD busca equilibrar su imagen de “partido de la paz” con su apoyo militar a Ucrania y su papel en la estabilidad de Europa.

En la actualidad, el SPD se encuentra en una posición dual. Desde la presidencia de Olaf Scholz, el partido sostiene una postura de firme respaldo militar hacia Ucrania, mientras se presenta ante su base como un partido comprometido con la paz.

Schröder
A pesar de las críticas, el SPD debate si reconciliarse con Schröder y reconocer su trayectoria, incluyendo su negativa a participar en la guerra de Irak.

Scholz manifestó su disposición para dialogar con Putin, pero los intentos de comunicación no han recibido respuesta por parte de Rusia. En palabras de Miersch, secretario general entrante, “las conversaciones y la disuasión son dos caras de la misma moneda”, reflejando así la línea que el SPD intenta mantener para evitar una escalada en el conflicto ruso-ucraniano.

Los contrastes entre Schröder y la historia del SPD

Schröder, canciller de Alemania entre 1998 y 2005, evitó la participación en la guerra liderada por Estados Unidos en Irak, implementar un programa nacional de jornada escolar completa y promover la legalización de las uniones civiles para parejas del mismo sexo. En esta línea, el nuevo secretario general del SPD muestra una disposición a reconocer la trayectoria del ex canciller, incluso frente a sus diferencias en temas cruciales como la invasión a Ucrania.

Schröder comenzó su participación en el SPD en 1963, movido por una visión de justicia social y una necesidad de transformación en Alemania. Con el tiempo, su carisma y habilidad para la oratoria le permitieron escalar posiciones dentro del partido. La combinación de un enfoque progresista con un carácter resuelto le dio relevancia en la política nacional, donde mostró su compromiso con las reformas estructurales.

Como miembro del Bundestag en la década de 1980, Schröder ya buscaba cambios en áreas como el sistema de bienestar y la infraestructura pública. Luego, como primer ministro de Baja Sajonia en 1990, consolidó su imagen como reformador, impulsando iniciativas orientadas a mejorar la economía regional y a modernizar la administración pública. Su estilo directo y su habilidad para atraer al electorado lo hicieron destacar en la política alemana y, en 1998, el SPD lo presentó como candidato a la cancillería.

El periodo de cancillería y sus reformas

Gerhard Schröder
La relación del ex canciller Gerhard Schröder con Rusia y sus vínculos con empresas energéticas rusas han provocado divisiones dentro del SPD.

Al asumir el cargo de canciller en 1998, Schröder se encontró frente a desafíos económicos considerables. Alemania, entonces conocida como “el enfermo de Europa”, sufría de un alto desempleo y de una economía estancada. En respuesta, Schröder implementó una serie de reformas conocidas como “Agenda 2010”. Este paquete de medidas, diseñado para revitalizar la economía alemana, incluyó reformas al mercado laboral, cambios en el sistema de bienestar y ajustes en la seguridad social. Su objetivo consistía en hacer que la economía alemana fuera más competitiva y reducir la dependencia en los beneficios del estado.

Las reformas laborales fueron las más discutidas y, a pesar de la controversia, tuvieron un impacto duradero en la estructura económica alemana. La creación de un mercado laboral más flexible y la reducción de la duración de los beneficios por desempleo permitieron una reactivación de la economía y disminuyeron el desempleo. Estas medidas ayudaron a que Alemania entrara en un periodo de crecimiento sostenido, pero también crearon críticas dentro de sectores de la izquierda, que acusaron a Schröder de abandonar los principios sociales del SPD.

Política exterior y distanciamiento de Estados Unidos

Uno de los aspectos más recordados de la carrera de Schröder radica en su política exterior, especialmente en su oposición a la guerra liderada por Estados Unidos en Irak. En 2002, cuando el presidente estadounidense George W. Bush decidió lanzar una ofensiva en Irak, Schröder se opuso firmemente, argumentando que no existía una justificación adecuada para dicha intervención. Alemania, bajo su liderazgo, se mantuvo al margen del conflicto, una decisión que reflejó un enfoque independiente en política exterior y marcó una distinción clara de las posturas de otros aliados europeos, como Reino Unido.

Además, Schröder promovió una relación constructiva con Rusia y otros países fuera del eje tradicional de Occidente. Desde el principio de su mandato, vio en Rusia una oportunidad para establecer lazos económicos y de seguridad. Esta relación con Rusia se intensificó con acuerdos en el sector energético, un área de interés común para ambos países. Schröder apoyó proyectos como el gasoducto Nord Stream, que conectó directamente a Alemania con el suministro energético ruso, consolidando una dependencia estratégica que ha perdurado.

La controversia por sus lazos con Rusia

Después de dejar la cancillería en 2005, Schröder optó por un papel activo en el sector energético ruso, lo que generó intensas críticas en Alemania y en la comunidad internacional. Su decisión de ocupar puestos en las juntas directivas de Gazprom y Rosneft, ambas empresas estatales rusas, fortaleció su vínculo con el Kremlin y con el presidente Vladimir Putin. Schröder describió a Putin como un “amigo cercano” y defendió públicamente sus decisiones, incluso en situaciones de creciente tensión con Occidente.

Esta relación de Schröder con Rusia se convirtió en un tema aún más polémico tras la anexión de Crimea en 2014 y, posteriormente, con la invasión rusa a Ucrania en 2022. Mientras que la mayoría de los líderes europeos condenaron la agresión rusa, Schröder mantuvo su cercanía con el Kremlin, provocando un distanciamiento cada vez mayor entre él y el SPD, que adoptó una postura de apoyo militar hacia Ucrania. Las críticas hacia Schröder dentro de su propio partido fueron constantes, y muchos miembros del SPD se distanciaron de sus opiniones y actividades en Rusia, cuestionando su compromiso con los valores democráticos europeos.

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