Buenos Aires (AT) – La casa de subastas vienesa “im Kinsky” anunció el jueves en una rueda de prensa el descubrimiento del siglo: un retrato de una joven, la señorita Lieser, pintado por Gustav Klimt en 1917, que se creía perdido y que ha sido preservado en excelente estado en una colección privada austriaca.
La obra, que mide 140 por 80 centímetros, muestra a una joven en una postura seria frente a un fondo rojo, con una capa ricamente decorada con flores alrededor de sus hombros. Claudia Mörth-Gasser, jefa de la sección de modernismo clásico del “im Kinsky”, comentó entusiasmada que “la paleta de colores es ejemplar para la obra tardía de Klimt”, refiriéndose a esta obra como una de las últimas y más bellas del último periodo creativo del artista. El cuadro data de 1917, un año antes de la muerte de Klimt en 1918.
Michael Kovacek, uno de los directores de la casa de subastas “im Kinsky”, destacó la importancia de ofrecer en el mercado del arte de Austria una obra de tan raro valor y categoría, calificándola como una “gran cosa”. El colorido retrato de tres cuartos será subastado el 24 de abril, con un valor estimado entre 30 y 50 millones de euros, según Kovacek. Se espera recaudar entre 40 y 70 millones de euros en la subasta, cifras que son “concebibles” en comparación con otras obras de Klimt de los últimos años.
Tras el rastro de la “Señorita Lieser” de Klimt
Hasta ahora, los expertos habían supuesto que Klimt había retratado a Constance Margarethe Lieser, de 18 años, hija de Adolf Lieser. Los hermanos Adolf y Justus Lieser figuraban entre los principales industriales de la monarquía austrohúngara. Sin embargo, las investigaciones de la casa de subastas también habían revelado otra posibilidad.
Según ésta, la cuñada de Adolf -Henriette Amalie Lieser-Landau, a menudo llamada “Lilly”, que se divorció de Justus Lieser en 1905- también podría haber encargado la obra. Por consiguiente, la “Fräulein Lieser” retratada podría ser también una de las dos hijas de Lilly. “Todavía quedan muchas cosas en la oscuridad”, resume el codirector Ernst Ploil.
Destino del cuadro en parte incierto
Lo mismo ocurre con la procedencia. El destino exacto del retrato entre 1925 y la década de 1960 no está claro, y por tanto tampoco su paradero durante el régimen nacionalsocialista. En respuesta a una consulta de la Agencia de Prensa Austriaca (Austria Presse Agentur – APA), Ploil explicó que, a pesar de una intensa investigación -este punto era muy importante para el expedidor-, no había indicios de “expropiación ilegal”.
En el catálogo de la subasta también se afirma: “Por lo tanto, no hay pruebas de que la obra fuera saqueada, robada o incautada ilegalmente de cualquier otro modo antes o durante la Segunda Guerra Mundial.”
El antiguo propietario fue asesinado durante la época nazi
Klimt probablemente comenzó a trabajar en el cuadro en mayo de 1917, después de que la modelo hubiera posado para él nueve veces en su estudio de Hietzing en pocas semanas. Se realizaron al menos 25 estudios preliminares. Tras la muerte de Klimt, el 6 de febrero de 1918, la obra inacabada fue devuelta al cliente.
El “siguiente rastro” se remonta a 1925, cuando el cuadro se exhibió en una exposición en la Neue Galerie de Otto Kallir-Nirenstein, como explicó Ploil. Es de suponer que allí también se tomó la foto en blanco y negro, cuyo negativo es la única imagen del retrato que se conserva en el archivo de la Biblioteca Nacional. La ficha de inventario lleva la nota: “1925 en posesión de la Sra. Lieser, IV, Argentinierstrasse 20”. Esta dirección pertenecía a Henriette Lieser.
Permaneció en Viena a pesar de la dictadura nazi y fue deportada y asesinada en 1942. Tras el final de la guerra, sus hijas exigieron la restitución de sus bienes, pero nunca mencionaron el cuadro ni siquiera exigieron su devolución, según el folleto de la subasta: “Todos los demás miembros de la familia Lieser afectados por las represalias nazis hicieron lo mismo”. También hay pruebas de que el cuadro nunca se exportó de Austria.
En una villa cerca de Viena desde los años sesenta
Lo cierto es que el “Retrato de la señorita Lieser” entró en el comercio del arte en un momento indeterminado, según se explica. “No sé cuándo y dónde se compró y se vendió”, ya que fue “imposible averiguarlo”, explicó Ploil. Los actuales propietarios la habían heredado de unos parientes lejanos hace unos dos años, antes de lo cual había pasado por varias generaciones. Había estado en el salón de una villa cerca de Viena desde mediados de los años sesenta.
Los exámenes posteriores de la casa de subastas revelaron que estaba en “condiciones casi perfectas”, según informó Mörth-Gasser. La obra fue limpiada por expertos y analizada por infrarrojos. Esto demostró que Klimt había hecho muy pocas correcciones durante el proceso de pintura, a diferencia de su “Adele Bloch-Bauer II”, por ejemplo.
Presentaciones previstas en Europa y Asia
Antes de que el cuadro sea subastado por los actuales propietarios, de los cuales no se han proporcionado más detalles, se exhibirá al público durante unas dos semanas en el im Kinsky”. Además, se llevarán a cabo presentaciones en varios lugares de Europa y el sudeste asiático, como Alemania, Suiza, Reino Unido y Hong Kong.
Ploil, quien también ejerce como abogado, explicó a la prensa de manera humorística cómo la casa de subastas “im Kinsky”, que es relativamente pequeña en comparación con los estándares internacionales, logró obtener este importante contrato. Según su relato, un día recibió una llamada en la que le informaban que estaba a punto de recibir una herencia, posiblemente incluyendo una valiosa obra de arte. Le solicitaron a él, Ploil, que brindara apoyo legal y en la gestión de la obra. “Como pueden ver, los Klimt llegan a uno con bastante facilidad. Solo hay que esperar”, bromeó el abogado.
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