Buenos Aires (AT) – El Consejo Federal de Suiza aprobó un proyecto de ley que marca un punto de inflexión en su política fiscal. A partir de 2026, el país comenzará a intercambiar de forma automática información tributaria relacionada con activos digitales. La medida se aplicará a 74 países, incluidos todos los integrantes de la Unión Europea, el Reino Unido y la mayoría del G20.
Este giro no se limita a una declaración de principios. Se trata de una acción concreta que sigue los lineamientos establecidos por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El nuevo marco busca mejorar la transparencia fiscal global en una era donde las operaciones digitales escapan con facilidad a los sistemas de control tradicionales.
La decisión refleja un cambio de época. Suiza, históricamente asociada al secreto bancario y a la confidencialidad financiera, se alinea con un esquema internacional más rígido en materia de control tributario. La ley todavía está en debate parlamentario, pero todo indica que avanzará sin grandes obstáculos.
Cómo funcionará el intercambio de datos

El nuevo esquema suizo se basa en las recomendaciones del “Crypto-Asset Reporting Framework” (CARF), elaborado por la OCDE. Este marco define los estándares para el reporte de transacciones vinculadas a activos digitales, incluyendo criptomonedas, stablecoins y tokens de inversión.
Según el proyecto, las plataformas de compraventa, billeteras digitales y proveedores de servicios relacionados deberán reportar saldos, movimientos y datos de identificación de sus usuarios. Esta información será compartida de forma automática con las autoridades fiscales de los países firmantes.
Las instituciones financieras suizas quedarán obligadas a recopilar y enviar esa información una vez por año. No se trata de pedidos puntuales, sino de un flujo sistemático, similar al que ya existe para cuentas bancarias tradicionales.
El intercambio abarcará tanto a personas físicas como jurídicas. No solo se informarán datos básicos de identidad, sino también direcciones, países de residencia fiscal, cantidades de criptomonedas y detalles sobre las operaciones realizadas.
Estados Unidos y Arabia Saudita, afuera del acuerdo

A pesar del alcance amplio de la medida, dos grandes ausencias llaman la atención: Estados Unidos y Arabia Saudita. Estos países no forman parte, al menos por ahora, del pacto de intercambio automático.
En el caso de Estados Unidos, esto podría deberse a que mantiene acuerdos bilaterales específicos, como el Foreign Account Tax Compliance Act (FATCA), que ya le permite recibir información fiscal desde otros países bajo un régimen propio. Arabia Saudita, por su parte, no integra actualmente los estándares de la OCDE sobre intercambio automático de datos financieros.
La exclusión de estas dos economías no impide que Suiza avance en su plan. Pero sí muestra que todavía existen zonas grises en el mapa global de control tributario.
Impacto para los usuarios de criptomonedas
Para quienes mantienen activos digitales en Suiza, la decisión cambia las reglas del juego. Hasta ahora, las criptomonedas ofrecían una sensación de anonimato y distancia respecto de los sistemas fiscales nacionales. Esa ilusión está llegando a su fin.
A partir de 2026, quienes posean criptomonedas en plataformas suizas podrían ver sus datos fiscales enviados directamente a su país de residencia. No solo se informarán los saldos al 31 de diciembre, sino también los movimientos realizados durante el año.
Esto implica que los impuestos sobre ganancias de capital, ingresos o tenencias pasarán a estar más controlados. Las estrategias de evasión vinculadas a la “deslocalización digital” perderán fuerza.
El nuevo esquema puede generar un efecto dominó. Otros países, incluso fuera del grupo inicial de 74, podrían presionar para sumarse o establecer acuerdos similares. El modelo de reporte cripto ya no es una idea lejana: es una realidad en marcha.
Suiza y la evolución del secreto financiero
La decisión suiza no es un hecho aislado. En los últimos años, el país viene abandonando su tradición de secreto bancario. En 2018, por ejemplo, empezó a compartir información sobre cuentas bancarias con más de 100 países, en el marco del Common Reporting Standard (CRS) de la OCDE.

Ahora, el foco se traslada al mundo digital. Según datos del Banco Nacional Suizo, los criptoactivos gestionados por entidades financieras del país superan los EUR 12.000 millones. Este volumen, aunque aún menor que el de activos tradicionales, representa un sector en rápida expansión.
El cambio de postura también responde a presiones externas. Organismos multilaterales, como el GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional), reclaman controles más estrictos sobre flujos digitales para combatir el lavado de dinero, el financiamiento del terrorismo y la evasión fiscal.






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