Buenos Aires (AT) – Con sede en Wattens, Austria y propiedad del Grupo Swarovski la joyería fue fundada por Daniel Swarovski, junto con Armand Kosman y Franz Weis en el año 1895. Daniel, hijo de un cortador de cristales, patentó en 1892 una máquina de cortar eléctrica que facilitaba la producción con vidrio de plomo. Junto a sus socios y su flamante máquina Daniel montó una fábrica de corte de cristales. La empresa Swarovski quería crear “un diamante para todo el mundo” produciendo cristales que fueran accesibles.
En 1919, Swarovski fundó Tyrolit, para vender sus herramientas de esmerilado y pulido de cristal. Más tarde en 1935, Wilhelm Swarovski, hijo de Daniel, creó unos prismáticos personalizados. Así en 1949 creó Swarovski Optik, que fabrica instrumentos ópticos como prismáticos y telescopios. En 1977, la Compañía Swarovski, luego de su expansión por toda Europa llegó a los Estados Unidos.
Una empresa que significa mucho mas que cristales bonitos
La gama de cristales de Swarovski incluye esculturas, miniaturas de cristal para joyería y alta costura, decoración del hogar, lámparas de araña, candelabros y rhinestones (tipo de piedra parecida al diamante) para fabricantes y artistas. El cristal es producido mediante la mezcla de arena de cuarzo, minio, potasio y sodio a altas temperaturas. Para crear un cristal que permita que la luz se refracte en el espectro del arcoíris, Swarovski recubre algunos de sus productos con una cobertura metálica especial.
El Grupo Swarovski posee en la actualidad una cantidad y variedad de empresas que van desde la joyería y la relojería (Swarovski Crystal Business y Atelier Swarovski), hasta productos de seguridad para rutas (Swareflex) pasando por fábricas de herramientas de corte y tallado (Tyrolit-Schleifmittelwerke) e instrumentos ópticos (Swarovski Optik).
En 1995 para celebrar el centenario de la compañía, se inauguró el parque temático de los Mundos de Cristal Swarovski en Wattens.
Swarovski: colaboraciones, patrocinios y product placements
Las colaboraciones y patrocinio de la empresa en el mundo de la moda y el showbusinnes la transformaron en un ícono de la cultura popular mundial: desde el año 2004 Swarovski es la empresa responsable de la enorme estrella que corona el tradicional árbol de navidad del Rockefeller Center de Nueva York. Diseñó productos para obras de teatro y películas (en el famoso zapato de la Cenicienta de Disney, los vestuarios y decorados se utilizaron 1,7 millones cristales diseñados por Swarovski). Creó vestuarios y productos para músicos célebres como Madonna, Michael Jackson y Sarah Brightman.
De las vías a las vides
Mientras tanto del otro lado del Atlántico un ingeniero ferroviario nacido en 1865 en Prusia y educado en Inglaterra llegaba a la Argentina para construir el ferrocarril trasandino que uniría la ciudad de Mendoza con la ciudad de Santiago de Chile, se trata de Edmund James Palmer Norton. Quien una vez finalizada su tarea como ingeniero decidió, luego de un paso por Bahía Blanca, radicarse en Mendoza.
Durante la construcción del ferrocarril, Norton recorrió la provincia de Mendoza y vio el potencial de la zona de Perdriel, en Luján de Cuyo, para cultivar y producir uvas importadas de Francia. Es así que en el año 1895 funda la primera bodega de la zona: Bodega Norton. Edmund dedicaría el resto de su vida al crecimiento de su empresa. En 1944 muere y sus hijos continuarían con la bodega familiar.
Quién es Michael Halstrick
Luego de casi 100 años, en 1991, la historia de ambas empresas son cruzadas por Michael Halstrick, un apasionado por la Argentina. Halstrick nació en Düsseldorf, Alemania, en 1964. A los cuatro años su madre Maya se casa con el empresario Gernot Langes Swarovski y la nueva familia se muda a Austria. Michael siempre recuerda a su padastro Gernot como su mentor personal y profesional.
Halstrick estudió Administración de Negocios en la Universidad de North Eastern de Estados Unidos y comenzó a trabajar en el Banco de Austria en el área de finanzas. Primero en la ciudad de Innsbruck y luego en Viena.
La relación de Michael con la Argentina comienza antes de que su familia decidiera invertir en la bodega mendocina. Los Langes Swarovski eran los dueños de la estancia Mil Rosas en San Martín de los Andes junto al Lago Hermoso en donde descansaban todos los veranos lejos del frío europeo.
Una propuesta laboral para Halstrick
En 1989 el grupo Swarovski compra la Bodega Norton. Gernot conociendo la afición que Michael había adquirido por los vinos durante su estancia en los Estados Unidos le propone que se haga cargo del nuevo negocio del grupo familiar. Halstrtick, recuerda en una entrevista al diario los Andes de San Juan, que aceptó la propuesta de su padrastro poniendo como única condición “estar desde el principio, porque había que invertir. No quería llegar como el hijo del dueño cuando ya estuviese todo listo y armado. Quise empezar de cero, ese era el desafío”.
Así fue que en 1991, luego de un breve paso por las oficinas que la bodega tenía en Morón, provincia de Buenos Aires, Michael se instaló en Mendoza para dirigir la bodega.
El choque cultural
Si bien Michael Halstrick conocía la Argentina desde sus 17 años, una cosa era visitar la finca familiar en el sur de vacaciones y otra muy diferente era dirigir una bodega en ese momento tan particular de nuestro país.
El empresario recuerda en diferentes entrevistas que: “el choque cultural fue radical. Argentina recién salía de la hiperinflación, algo que al principio no dimensionó. En Austria estaba acostumbrado a ver gente que venía al banco para ahorrar, entonces cuando yo pasaba por un banco y veía que la gente hacía cola yo pensaba, ¡qué impresionante, cómo ahorra la gente en este país! Después me di cuenta de que la gente tenía miedo de perder todo y cambiaba su moneda a dólares”.
Una inversión a largo plazo
Cuando el Grupo Swarovski se hizo cargo de Norton, la bodega era una empresa destacada del sector a nivel local, pero casi no tenía proyección internacional. La Bodega Norton contaba con apenas 200 hectáreas de viñedos plantados en Luján de Cuyo. “Era todo muy pequeño. Recuerdo fiestas de fin de año en las que yo personalmente servía los vinos porque no teníamos mozos”, recuerda Halstrick.
“Sabemos que el vino necesita tiempo. Nosotros no compramos la bodega pensando en venderla después como quien invierte en la Bolsa, por eso me instalé yo acá. Estamos hablando de algo que empezó en 1989 y hubo diferentes momentos en Argentina. Siempre apostamos al futuro” le afirmaba Michael al sitio sanjuanino.
El Grupo Swarovski invirtió cerca de 40 millones de dólares con el objetivo de colocar a Norton en mercado global. En 1997 adquirió la finca La Colonia, incorporando 1.265 hectáreas y así se convirtió en la bodega con mayor posesión de tierras en Luján de Cuyo, la primera D.O.C. del país (“denominación de origen controlada”, distinción de calidad, estilo y forma de elaboración de los vinos de la región). En la actualidad Norton exporta sus vinos a más de 72 países en el mundo.
El vino argentino según Halstrick
Al ser consultado en una entrevista para La Nación acerca del vino argentino, Michael Halstrick explicaba: “hoy tenemos una variedad que nos representa que es el malbec, y que si uno habla de malbec habla de la Argentina. El vino argentino ha ganado muchos premios afuera; en el caso de Norton empezamos la exportación en el 91 y hoy estamos en 72 países, y seguimos creciendo, siempre con calidad. Hay muchas bodegas en este camino, por suerte, porque el nombre de la Argentina no lo hace una bodega, sino muchas”. “El vino argentino, continua el bodeguero, “tiene alma. Es un vino que tiene una dulzura y una fruta muy importante, pero también tiene elegancia. Cada vez que la gente compara los grandes vinos argentinos con los del mundo, los argentinos se destacan. Porque son diferentes y para ser alguien hay que ser diferente. Hoy la Argentina no copia, tiene su propio estilo.”
“Tenemos importadores de primer nivel que nos dicen que hacemos vinos muy buenos desde el entry level hasta el tope de gama. También estamos creciendo mucho en la categoría de vinos blancos y en el mercado asiático”, le comentaba Halstrick al Diario Los Andes de San Juan.
Un enamorado de la Argentina
Halstrick se considera un argentino más, valora mucho la calidez familiar y grupal. “Me gusta mucho el concepto de lo familiar, de los amigos, la reunión, el asado, el compartir”. Está casado con Susana Monzó, una abogada de Mendoza y tienen dos hijas Tanya y Lara. Vivió en Alemania, Austria, Suiza, Italia, Estados Unidos y Venezuela pero sigue eligiendo Argentina. “Yo no lo cambiaría por ninguna parte. Es lindo y aquí hay mucho por hacer.” En una entrevista con Sebastián Ríos para el sitio de La Nación, Michael Halstrick destacó sobre su vida en la Argentina: “La creatividad y el estar siempre con la mente abierta, es algo que uno desarrolla mucho en la Argentina, así como el buscar nuevos desafíos constantemente. Tal vez en un país donde todo es más seguro uno no lo necesita. Pero acá uno tiene que ser creativo y buscar diferentes formas de salir de situaciones o momentos de crisis, que no tienen que ser sólo algo negativo. Creo que lo peor es entrar en una crisis y decir “no se puede”. Justamente ahí se puede más que nunca, porque despierta la inspiración y el trabajo en equipo. Eso es algo que aprendí en la Argentina, el saber adaptarme a los cambios”.
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