Buenos Aires (AT) – Siguiendo los pasos de su compatriota Elinor Ostrom y su par francesa Esther Duflo, Claudia Goldin (78) obtuvo este lunes el premio que comúnmente se denomina El Nobel de Economía. Siendo estrictos su denominación correcta es premio Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel. El premio es otorgado, al igual que los premios “originales” instaurados por el magnate sueco, por la Academia Sueca de las Ciencias.
De las 55 ediciones anteriores del Nobel de Economía que fueron repartidos entre 93 investigadores, Goldin es la tercera mujer en recibirlo y la primera en obtenerlo en soledad, es decir sin tener que compartirlo con ningún colega. Elinor Ostrom, en 2009, lo compartió con Oliver E. Williamson. Diez años más tarde, la francesa Esther Duflo se convirtió en la persona más joven (con 46 años) en recibir el mismo reconocimiento, junto con su marido Abhijit Banerjee y su compañero Michael Kremer.
Según el comunicado de la Academia Sueca de las Ciencias el premio se le otorgó a Goldin por haber hecho “el primer estudio exhaustivo sobre los ingresos y la participación de la mujer en el mercado laboral (de los Estados Unidos) a lo largo de los siglos”. El premio entrega una suma de 11 millones de coronas suecas (950.000 euros aproximadamente). Este premio se creó en 1968 por una donación a la Fundación Nobel del banco central de Suecia por su tricentenario y, a diferencia de los premios de las demás categorías, nunca ha quedado vacante.
“Es un premio muy importante, no solo para mí, sino para muchas personas que trabajan en este tema (refiriéndose a la brecha de ingresos entre hombres y mujeres) y que intentan comprender por qué persisten grandes desigualdades”, le comentó vía telefónica Goldin a la Agencia de noticias AFP. La ganadora reconoce que: “hubieron evoluciones importantes, pero siguen existiendo grandes desigualdades”.
Quién es Claudia Goldin
Nacida en la ciudad de Nueva York en mayo de 1946, Goldin se licenció en Economía en la Universidad de Cornell. Se doctoró en esta misma disciplina en la Universidad de Chicago. Comenzó su carrera docente e investigadora en las universidades de Wisconsin y Princeton, donde fue profesora, y continuó en la Universidad de Pensilvania, donde fue primero profesora titular y más tarde catedrática. En la actualidad ocupa la Cátedra Henry Lee de Economía de Harvard, universidad a la que se incorporó en 1990.
Fue la primera mujer en lograr un puesto fijo en los departamentos de Economía de Harvard y de Pensilvania, ambas universidades pertenecientes a la prestigiosa Ivy League estadounidense. Goldin forma parte, además, de la prestigiosa Oficina Nacional de Investigación Económica (Estados Unidos) desde hace más de 30 años.
En 2019 la investigadora neoyorquina ganó el premio Fronteras del Conocimiento BBVA, para algunos considerado como el paso previo al Nobel de Economía, “por sus innovadoras contribuciones al análisis histórico del papel de la mujer en la economía y por su análisis de las razones de la brecha de género”
Sus estudios acerca de la brecha salarial de género
“Pese a la modernización, el crecimiento económico y el aumento de la proporción de mujeres empleadas en el siglo XX, durante un largo período de tiempo la brecha salarial entre mujeres y hombres apenas se cerró”, destaca la academia sueca en su fallo difundido a la prensa. “Y ella ha proporcionado el primer relato completo de los ingresos de las mujeres y la participación en el mercado laboral a lo largo de los siglos”, agrega el comunicado.
Entre las razones de la existencia de la brecha de género, Goldin fue pionera en sumar a los motivos educativos, los motivos de tipo familiar. El nacimiento del primer hijo, por ejemplo, no estaba presente en los análisis académicos hasta que la investigadora lo llevo a la primera línea del debate.
“El presentismo del hombre ha empeorado la brecha salarial con la mujer”, explicó Goldin en una entrevista con el diario español EL PAÍS. “Desde los ochenta, durante más de 30 años, las mujeres no lo han hecho mal gracias a la mejora de su educación, en la que incluso superan al sexo masculino. Sin embargo, ha aumentado el número de hombres que echan más horas, que están todo el tiempo disponibles para la empresa. Y eso ha provocado que se haya quedado estancada la brecha y no se aprecie una mejora”.
Según la economista no es correcto sostener que la brecha de género se basa únicamente en la discriminación. La brecha creció de manera sustancial, según así lo indican sus investigaciones, con el crecimiento de los trabajos administrativos y de servicios, un nicho del mercado laboral en el que los jefes tienden a sobrevalorar a los empleados que más tiempo están en su puesto de trabajo y no necesariamente a los más productivos. “Los hombres están desproporcionadamente disponibles para hacer largas jornadas en el trabajo, mientras que las mujeres están desproporcionadamente disponibles para dedicarse a tareas del hogar”. “Esa”, comentaba Goldin en la misma entrevista, “es la otra cara de la moneda de la desigualdad en la pareja”.
La académica es también una defensora de que los permisos de maternidad y paternidad sean iguales. “Se espera y se asume que las mujeres deben disfrutar una licencia de maternidad, pero no se espera lo mismo de los hombres. Es necesario que esta actitud cambie para que deje de pensarse que el hombre que disfruta de una licencia por paternidad no es un buen trabajador”, sostiene Goldin.
En el año 1990, Goldin publicó Understanding the gender gap – An Economic History of American Women (Entendiendo la brecha de género, una historia económica de las mujeres estadounidenses). El libro, si bien estudia la situación del mercado laboral estadounidense, es considerado un libro icónico en la materia. La obra ponía en tela de juicio buena parte de las explicaciones que se habían dado hasta ese momento a la brecha salarial entre trabajadores y trabajadoras. “El origen de la discriminación”, explicaba Goldin, “radica en gran medida en los mecanismos de promoción, con políticas institucionales y empresariales de gestión del personal que han contribuido a perpetuarla aún más con el paso de los años”.
“La píldora” cambió el mercado laboral
“Goldin demostró que la participación femenina en el mercado laboral no tuvo una tendencia ascendente, como generalmente se cree, durante todo el período estudiado (Goldin ha recopilado más de 200 años de datos), sino que forma una curva en forma de U. La participación de las mujeres casadas disminuyó con la transición de una sociedad agraria a una industrial a principios del siglo XIX, pero luego empezó a aumentar con el crecimiento del sector servicios a principios del siglo XX”, explica la academia sueca en su comunicado difundido por la prensa.
De esta forma, según cree Goldin, dicho patrón fue resultado del cambio estructural y la evolución de las normas sociales relativas a las responsabilidades de la mujer en el hogar y la familia. Por último, para la economista el acceso a la píldora anticonceptiva desempeñó “un papel importante en la aceleración” del cambio en el mercado laboral para las mujeres, pues les permitió planificar su carrera profesional.
Claudia Goldín recibirá su premio Nobel, al igual que el resto, en una ceremonia en Estocolmo el 10 de diciembre próximo. Excepto el Nobel de la paz que se entrega el mismo día pero en la ciudad de Oslo.
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