Buenos Aires (AT) – Durante gran parte del siglo XX, la medicina fue una profesión predominantemente masculina. Sin embargo, en los últimos años, la tendencia se ha revertido. En Alemania, por ejemplo, actualmente el 67% de los nuevos estudiantes de medicina son mujeres, y casi el 50% de los médicos en ejercicio en el país son mujeres. Este cambio no solo refleja una mayor equidad de género en el acceso a la educación y las profesiones, sino que también genera un impacto en la práctica médica y en la forma en que los pacientes reciben atención.
Este fenómeno no es exclusivo de Alemania. En otros países de Europa y América Latina, la feminización de la medicina es una tendencia en crecimiento. En Francia, las mujeres representan el 60% de los estudiantes de medicina, mientras que en España la cifra asciende al 70%. En América Latina, países como Argentina y Brasil han experimentado un incremento notable en la matrícula de estudiantes mujeres en las facultades de medicina, lo que demuestra que la transformación de la profesión es global.
¿Son las mujeres mejores médicas?
Diversos estudios han analizado las diferencias en el ejercicio de la medicina entre hombres y mujeres. Una investigación realizada en Canadá y Estados Unidos concluyó que las pacientes operadas por cirujanas tenían un 32% menos de probabilidades de sufrir complicaciones postoperatorias en comparación con aquellas que fueron intervenidas por cirujanos hombres. Además, los médicos varones tienden a optar más rápidamente por procedimientos quirúrgicos en casos de alto riesgo, mientras que las médicas suelen evaluar otras alternativas antes de recomendar una operación.
Este hallazgo ha generado un intenso debate en la comunidad médica. Si bien no se trata de afirmar que un género es mejor que otro en el ejercicio de la medicina, sí es evidente que las médicas tienen un enfoque distinto en la atención al paciente. Christiane Groß, presidente de la Asociación Alemana de Médicas (Deutscher Ärztinnenbund e. V.), sostiene que “las mujeres tienen una forma distinta de abordar la relación con los pacientes: suelen tomarse más tiempo para las consultas y evalúan los aspectos emocionales y sociales del paciente con más frecuencia”. Esta tendencia ha sido observada en diversos estudios, que indican que las médicas tienen una comunicación más empática con sus pacientes, lo que puede contribuir a un mejor seguimiento de los tratamientos.
La doctora Isabel Dietz, médica residente en Múnich, compartió su experiencia al respecto: “Desde que comencé mi formación, noté que hay una gran diferencia en la manera en que los pacientes interactúan con médicas y médicos. Muchos confían más en nosotras para discutir preocupaciones personales o síntomas que no se animarían a mencionar en una consulta con un médico hombre”.
Dificultades para acceder a posiciones de liderazgo
A pesar del avance numérico de las mujeres en la medicina, aún enfrentan barreras importantes en el acceso a cargos jerárquicos. En Alemania, solo el 11% de los jefes de servicio en hospitales son mujeres, a pesar de que la mayoría de los médicos jóvenes son mujeres. Esta brecha se debe, en parte, a los desafíos que implica la conciliación entre la vida profesional y la personal.
La profesora Mia Kim, jefa del servicio de cirugía en el Hospital de Múnich-Neuperlach, sostiene que “las médicas suelen ser más detallistas y responsables en su trabajo, pero muchas veces dudan en asumir puestos de liderazgo porque temen que esto afecte su vida familiar”. Kim también señala que las estructuras hospitalarias aún no han evolucionado lo suficiente como para ofrecer modelos de trabajo más flexibles que permitan a las mujeres acceder a puestos directivos sin resignar su vida personal.
Un estudio realizado en Suiza reveló que las médicas suelen trabajar más horas en promedio que sus colegas varones, pero reciben menores salarios y tienen menos oportunidades de formación en especialidades de alta complejidad. Esta realidad refleja una desigualdad estructural que, según los especialistas, debe ser abordada con políticas de equidad de género en la medicina.
Impacto en la formación médica
La feminización de la medicina también ha traído cambios en la enseñanza y en la dinámica de los hospitales y consultorios. Los programas de formación médica han comenzado a adaptarse para ofrecer más oportunidades de especialización a las médicas, y cada vez se pone más énfasis en la importancia de la comunicación médico-paciente como una habilidad clave en la profesión.
Además, el aumento del número de médicas ha hecho que se preste mayor atención a problemas de salud que afectan especialmente a las mujeres. “Durante mucho tiempo, la investigación médica estuvo centrada en el cuerpo masculino como modelo estándar, pero la creciente participación de las mujeres en la medicina ha permitido visibilizar enfermedades y síntomas específicos de las mujeres, como el infarto de miocardio, que muchas veces se presenta con síntomas distintos a los de los hombres”, explica la doctora Annegret Schoeller, especialista en medicina interna.
Este cambio en la perspectiva médica también ha impulsado la investigación sobre el impacto de las diferencias de género en la respuesta a los tratamientos médicos. Estudios recientes han demostrado que las mujeres metabolizan ciertos fármacos de manera diferente que los hombres, lo que ha llevado a un replanteo en la dosificación y en los protocolos de tratamiento.
La doctora Hannah Briesenick, asistente en un hospital en Baviera, aporta su visión sobre la situación: “Las mujeres en la medicina enfrentamos muchas expectativas contradictorias. Se espera que seamos empáticas y accesibles, pero también que demostremos la misma seguridad y liderazgo que nuestros colegas hombres. A veces, eso se convierte en una barrera para avanzar en la carrera”.
Cómo es la situación en la Argentina
En Argentina, la feminización de la medicina sigue un patrón similar al de Europa. En 2022, las mujeres representaban el 65% de los estudiantes de medicina en el país, y actualmente ocupan un porcentaje creciente de los cargos médicos en hospitales y clínicas. Sin embargo, al igual que en Alemania, las médicas argentinas enfrentan obstáculos para acceder a cargos de liderazgo y mejorar sus condiciones laborales.
Un informe del Ministerio de Salud de la Nación reveló que las médicas en Argentina trabajan en promedio más horas que sus colegas varones, pero perciben salarios más bajos y tienen menos acceso a capacitaciones y especializaciones en áreas de alta complejidad. “La feminización de la medicina es un avance, pero todavía falta mucho para que haya equidad en las condiciones de trabajo”, señala la doctora Carolina Díaz, integrante de la Asociación Médica Argentina.
Además, en Argentina existe una alta concentración de médicas en especialidades vinculadas a la salud de la mujer, como ginecología y pediatría, mientras que las especialidades quirúrgicas y la medicina de urgencias siguen estando dominadas por los hombres. Este fenómeno plantea la necesidad de fomentar políticas que incentiven la participación femenina en todas las áreas de la medicina.
Un futuro con equidad de género en la medicina
El crecimiento de la presencia femenina en la medicina es un fenómeno global que está cambiando la profesión desde adentro. No solo representa un avance en términos de igualdad de oportunidades, sino que también aporta nuevas perspectivas en el ejercicio de la medicina y en la relación con los pacientes.
Para lograr una verdadera equidad en la medicina, es fundamental seguir trabajando en políticas que permitan a las médicas acceder a mejores condiciones laborales, reducir la brecha salarial y ocupar puestos de liderazgo. Como señala la doctora Schoeller, “la medicina no es una cuestión de género, sino de vocación y capacidad. Pero si queremos que la medicina siga avanzando, debemos asegurarnos de que todas las personas que la ejercen tengan las mismas oportunidades”.
La doctora Margrit Lock, especialista en ortopedia en Berlín, concluye: “La medicina es una vocación, pero también una profesión que debe permitirnos desarrollarnos sin sacrificios desproporcionados. Necesitamos estructuras que faciliten la integración de la carrera y la vida personal, no solo para las mujeres, sino para todos los médicos”.
Hacé tu comentario