La cancillería alemana encabezó esta semana una reunión de gabinete en un lugar inusual: el Ministerio de Defensa. La decisión buscó remarcar la importancia de un anuncio que promete marcar un giro en la política de seguridad de Alemania: el lanzamiento de un nuevo modelo de Wehrdienst (servicio militar), diseñado en respuesta a la guerra en Ucrania y a un escenario geopolítico que Berlín considera cada vez más amenazante.
El plan establece que, a partir del año próximo, todos los jóvenes alemanes recibirán al cumplir la mayoría de edad un cuestionario digital. Allí deberán responder si estarían dispuestos y en condiciones físicas de realizar el servicio militar. La iniciativa marca un cambio sustancial con respecto al sistema vigente desde la suspensión de la Wehrpflicht en 2011.

¿Voluntario u obligatorio?
Aunque el programa se presenta como voluntario, no todos los aspectos lo son. Las mujeres podrán optar por responder o no al cuestionario, pero los hombres estarán obligados a hacerlo. Además, a partir de 2027, todos los varones de cada promoción deberán presentarse a una revisión médica (Musterung), lo que permitirá al Ministerio de Defensa dimensionar el potencial real de reclutamiento.
“Se trata de un modelo híbrido, que oscila entre la voluntariedad y la obligación”, explicaron desde el Ministerio de Defensa, encabezado por Boris Pistorius (SPD). El funcionario insiste en que no se trata de reinstaurar la Wehrpflicht, sino de adaptar a la Bundeswehr a los desafíos actuales.

Entre la flexibilidad y el fantasma de la conscripción
El nuevo esquema prevé un servicio mínimo de seis meses, con la posibilidad de extenderlo hasta 23 meses. El objetivo es ofrecer a los jóvenes distintas opciones, que van desde una experiencia corta y formativa hasta una carrera más prolongada dentro de las Fuerzas Armadas.
A cambio, los reclutas recibirían un sueldo neto de alrededor de 2.000 euros mensuales, junto con incentivos como cursos de idiomas, becas para obtener el registro de conducir y actividades deportivas. La Bundeswehr también enfatiza que la formación incluirá el manejo de tecnología de punta, desde drones hasta sistemas de defensa modernos.

Un ejército que busca reforzarse
El trasfondo es claro: Alemania necesita más soldados. Según estimaciones oficiales, para garantizar la defensa del país y cumplir con sus compromisos en la OTAN serían necesarios al menos 260.000 efectivos en servicio activo, unos 80.000 más de los que hoy dispone la Bundeswehr.
En 2024, aproximadamente 15.000 jóvenes optaron por realizar el servicio militar voluntario. Con el nuevo sistema, el gobierno espera aumentar esa cifra en entre 3.000 y 5.000 plazas adicionales por año, aunque admite que la capacidad de alojamiento y formación limita las metas a corto plazo.
Críticas y polémicas
La oposición reaccionó de inmediato. El diputado Thomas Erndl, portavoz de política de defensa de la CDU/CSU, sostuvo que el plan es insuficiente y reclamó un “automatismo” que active de manera obligatoria la convocatoria de reclutas si los objetivos de personal no se cumplen.
Desde la izquierda, en cambio, el nuevo Wehrdienst se percibe como un paso hacia el restablecimiento de la Wehrpflicht. Para Die Linke, la medida constituye una puerta trasera que tarde o temprano conducirá a la obligatoriedad, algo que consideran inaceptable en un Estado democrático.

El factor Ucrania y el miedo a Rusia
La principal justificación del plan es la invasión rusa a Ucrania. Berlín considera que no puede descartarse un escenario de ataque a países del Este de Europa miembros de la OTAN en los próximos años. En ese marco, reforzar la Bundeswehr se presenta como una cuestión de supervivencia estratégica.
El canciller Olaf Scholz resumió la lógica del cambio al afirmar que “la libertad y la seguridad de Alemania dependen de una defensa sólida, y esa defensa comienza con la preparación de nuestros jóvenes”.

Un debate que resuena en la Argentina
Para la Argentina, el debate en Alemania sobre la reactivación parcial del servicio militar plantea resonancias propias. El recuerdo del “servicio militar obligatorio” aún está marcado por la tragedia del caso Carrasco, que motivó su abolición en 1994. Desde entonces, la defensa nacional se sostiene sobre fuerzas profesionales y voluntarias.
La diferencia, sin embargo, radica en el contexto. Alemania enfrenta una amenaza inmediata en su vecindad europea, mientras que Argentina no experimenta riesgos de esa magnitud. Aun así, el debate germano invita a reflexionar sobre el equilibrio entre voluntariedad, formación ciudadana y defensa nacional, un tema que en un mundo cada vez más inestable podría volver a instalarse en la agenda argentina.




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