El Estado Libre de Baviera devolvió cuatro obras de arte que habían sido robadas a familias judías durante el régimen nazi. Las pinturas formaban parte de la colección de las Bayerische Staatsgemäldesammlungen (Colecciones Estatales de Pintura de Baviera) y fueron entregadas en Múnich a los descendientes de sus legítimos propietarios.
Tres de los cuadros se restituyeron en un acto oficial, tras confirmarse que constituían casos de Raubkunst, es decir, arte expoliado por el nacionalsocialismo. La investigación estuvo a cargo del Referat für Provenienzforschung, dependiente de la Agencia Estatal de Museos de Baviera, creada recientemente para dar transparencia a este tipo de procesos.

Las obras devueltas
Dos de las pinturas —Lot y sus hijas y Abraham recibe a los tres ángeles, del pintor Franz Sigrist el Viejo— fueron restituidas a los herederos de la galería Brüder Lion, que en 1936 debió cerrar por imposición de las autoridades nazis.
El cuadro Santa Ana Triple (Hl. Anna Selbdritt), atribuido a un discípulo de Lucas Cranach el Viejo, fue entregado a los descendientes de Ernst Magnus, exdirector de la Commerz- und Disconto-Bank de Hannover. Magnus lo había vendido en los años treinta para financiar la huida de su familia.
El cuarto, En la mesa de la taberna (Am Wirtshaustisch), de Ernst Karl Georg Zimmermann, será también devuelto, aunque las autoridades aclararon que aún no está completamente identificado el grupo de herederos que lo recibirá.

Un quinto caso en suspenso
Queda pendiente la decisión sobre Joven con sombrero de paja (Junges Mädchen mit Strohhut), del austríaco Friedrich von Amerling, considerado uno de los retratistas más importantes del período Biedermeier. La obra ingresó a la colección estatal en 1935 y es reclamada por la familia Lion desde hace más de dos años.
El caso será analizado por el nuevo tribunal federal de restituciones de arte saqueado por los nazis, que busca unificar criterios en Alemania. La relevancia del cuadro es mayor por su valor histórico y económico: una versión casi idéntica fue subastada en Viena en 2008 por 1,5 millones de euros.
Justicia histórica, aunque tardía
“La restitución no borra el pasado, pero marca un compromiso con la justicia y la verdad”, afirmó la ministra bávara de Arte y Ciencia, Marion Kiechle, al presentar la decisión. También destacó que cada entrega es el resultado de años de investigación y de un diálogo complejo con las familias afectadas.
Representantes de los herederos señalaron que la devolución representa “un acto de reparación largamente esperado” y pidieron celeridad para resolver el reclamo sobre la obra de Amerling.

El largo camino de la restitución
Desde los Principios de Washington de 1998, Alemania y Austria han devuelto centenares de obras expoliadas durante el Tercer Reich. Sin embargo, el German Lost Art Foundation estima que miles de piezas permanecen en colecciones públicas y privadas sin una investigación concluyente de procedencia.
El historiador de arte Andreas Hüneke advirtió en el diario Süddeutsche Zeitung que lo relevante no es el precio de mercado, sino el reconocimiento de que “se trató de un despojo sistemático”.

Lo sucedido en Mar del Plata
La restitución en Baviera tiene eco en la Argentina, donde también aparecieron piezas de origen dudoso vinculadas al saqueo nazi. La semana pasada, el Argentinisches Tageblatt informó sobre un cuadro hallado en Mar del Plata que había sido robado en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Lo insólito fue que, tras difundirse la noticia, la obra volvió a desaparecer en sin que se esclarecieran las circunstancias.
Estos episodios muestran que el problema del arte expoliado trasciende fronteras. La diáspora alemana y judía en América Latina, así como la presencia de coleccionistas y comerciantes europeos que emigraron después de la guerra, explican cómo algunas piezas terminaron en países como la Argentina.
Un debate que sigue abierto
Los casos de Baviera y de Mar del Plata ponen en evidencia la tensión entre el deber de los museos de conservar su patrimonio y el derecho de las familias a recuperar bienes robados en un contexto de persecución. El politólogo Michael Wolffsohn, especialista en historia contemporánea alemana, sostuvo que “cada demora en la devolución puede interpretarse como falta de voluntad política. La memoria no se construye solo con monumentos, también con actos concretos”.




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