El crecimiento de locales de comids rápida en Suiza despierta alarmas sobre la salud pública. Cadenas internacionales como McDonald’s, Wendy’s, Taco Bell y Starbucks apuestan al mercado helvético, en tanto que especialistas advierten sobre los efectos en los hábitos alimenticios de la población.
Suiza cuenta hoy con casi 500 locales de comida rápida distribuidos en todo el país. A esa cifra se suman miles de puestos de kebabs, tacos y pizzerías, lo que consolida un panorama de amplia oferta de comidas rápidas y baratas. La preocupación central: el impacto en la salud, en un país donde el sobrepeso y la obesidad crecen de manera sostenida.
El avance de las grandes cadenas
McDonald’s, la marca más fuerte del rubro, anunció en abril que planea alcanzar 200 restaurantes en el mediano plazo. En la actualidad, la empresa ya cuenta con 177 sucursales en territorio suizo, con presencia en ciudades grandes y pequeñas. Wendy’s, especializada en hamburguesas, y Taco Bell, de comida tex-mex, confirmaron que Suiza integra su estrategia de expansión para abrir nuevas filiales en los próximos años. Starbucks, por su parte, informó en 2024 que pretende llegar a 90 locales en Suiza, según declaró su director nacional, Stefan Hungenberg.

El fenómeno no se limita a las multinacionales estadounidenses. La presencia de locales de kebabs, tacos y pizzerías de bajo costo refuerza una tendencia hacia comidas rápidas, de fácil acceso y bajo precio, lo que modifica de manera directa los hábitos alimenticios de miles de personas.
El mercado suizo de fast food mueve cada año cientos de millones de francos. Según cifras de Euromonitor, el gasto en comida rápida en Suiza superó los EUR 3.500 millones en 2023, con un crecimiento del 12% respecto de 2019.
Impacto en la salud de la población
Las consecuencias son visibles en los indicadores sanitarios. Según la Oficina Federal de Seguridad Alimentaria y Veterinaria (FSVO), 15% de los niños y 43% de los adultos en Suiza presentan sobrepeso u obesidad. Estos niveles se asocian con un aumento de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y distintos tipos de cáncer.

El doctor Jorge Correia, jefe de la Clínica de Tratamiento de la Obesidad de los Hospitales Universitarios de Ginebra, explicó a la agencia Keystone-ATS: “El entorno alimentario juega un papel clave. No es casualidad que Estados Unidos tenga la mayor densidad de locales de comida rápida y uno de los índices de obesidad más altos del mundo”.
Las estadísticas del Observatorio Suizo de la Salud (Obsan) muestran la magnitud del problema. En 2022, el 16,4% de los adolescentes de 15 a 19 años y el 28,1% de los jóvenes de 20 a 24 sufrían obesidad. En comparación con 2017, se trata de un aumento de 2,2 y 2,9 puntos porcentuales, respectivamente. Los adolescentes y jóvenes adultos son el grupo más expuesto y vulnerable.
Publicidad y estrategias de mercado
Correia advirtió que los jóvenes son el objetivo central de las campañas de las cadenas de comida rápida. “Se ofrecen juguetes en los menús infantiles o se recurre a influencers para promocionar la marca”, señaló. Esta práctica, según el especialista, moldea hábitos desde edades tempranas y favorece el consumo repetido.
Algunos países de Europa, como Francia, ya aplicaron restricciones a la publicidad dirigida a menores, especialmente en televisión y redes sociales. En Suiza, en cambio, el sector cuenta todavía con margen para implementar autorregulación voluntaria, según la FSVO. La autoridad considera que la industria alimentaria debe asumir compromisos efectivos para reducir riesgos, pero todavía no existen leyes específicas que limiten la exposición de niños y adolescentes a este tipo de anuncios.
El problema es más amplio: estudios del Instituto de Nutrición Humana de la Universidad de Basilea indican que un adolescente suizo consume en promedio más de 60 gramos de azúcar por día, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es no superar los 25 gramos. Las bebidas azucaradas y los productos de comida rápida representan la mayor parte de ese exceso.
Medidas y desafíos a futuro
Correia remarcó que la situación puede empeorar si no se toman medidas urgentes. Entre sus propuestas figuran el tratamiento personalizado de pacientes con obesidad, la definición de objetivos claros adaptados a cada caso y la creación de equipos multidisciplinarios para acompañar a las personas afectadas. Además, recomendó mejorar la capacitación de los médicos de cabecera, que son la primera línea en la detección y tratamiento.

La FSVO, por su parte, aseguró que busca “fortalecer la competencia nutricional de la población” mediante la cooperación con la industria alimentaria. Destacó que casi todos los principales fabricantes de alimentos y bebidas en Suiza ya se comprometieron a reducir el contenido de azúcar en sus productos de manera voluntaria. Nestlé, por ejemplo, anunció que desde 2015 redujo en un 15% el azúcar de sus cereales infantiles.
La pregunta de fondo es si estas iniciativas alcanzarán para frenar una tendencia que combina más locales de comida rápida, más acceso a comidas baratas y más exposición publicitaria. Los especialistas coinciden en que el esfuerzo debe ser conjunto: Estado, industria y sociedad civil.
Fuente: swissinfo



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