La confianza en la industria alemana atraviesa su peor momento en años. Más del 40% de las empresas del sector planea reducir su personal durante el próximo año, según un nuevo estudio del Instituto Económico Alemán (IW Colonia). El informe, basado en una encuesta a dos mil compañías de todo el país, describe un panorama de estancamiento y falta de perspectivas.
Solo una de cada siete empresas industriales prevé crear nuevos empleos en 2026. La mayoría espera una demanda estable o en retroceso. La tendencia alcanza a todo el tejido productivo, pero el pesimismo industrial es el más marcado. El diagnóstico de los investigadores es directo: “La economía alemana no logra salir de la crisis”, advierte el documento.
El estudio revela que la combinación de altos costos, incertidumbre geopolítica y trabas internas impide la recuperación. Las empresas recortan inversiones, frenan contrataciones y postergan planes de expansión.
Caída de expectativas y freno inversor
De acuerdo con el relevamiento, 36% de las firmas de todos los sectores planea despidos en 2026. Tres de cada cuatro consultadas prevén mantener su volumen de negocios igual o menor al de 2025. La falta de señales de mejora desalienta tanto la contratación como la inversión.
Solo 23% de las compañías planea aumentar su gasto en inversiones el año próximo, mientras 33% anuncia recortes, cifra que asciende a 36% dentro del sector industrial. Las empresas aseguran que la baja rentabilidad, los impuestos altos y el costo energético impiden cualquier intento de expansión.

El investigador del IW Colonia Michael Grömling resumió la situación en una frase: “Despedir en lugar de recuperar”. Según explicó, las compañías enfrentan presiones internacionales y problemas locales, entre ellos los altos precios de la energía, los costos laborales y la burocracia.
El impacto de esas variables es visible en las estadísticas de producción. Durante los últimos trimestres, la industria alemana redujo su actividad en ramas como el acero, la química y la automotriz. Las exportaciones se estancaron y el consumo interno no compensó la caída. En varios estados federados, los gobiernos locales ya observan una reducción de ingresos fiscales y un aumento en los subsidios a empresas medianas.
La pérdida de dinamismo golpea también a los servicios, en especial a las firmas vinculadas con la logística y la maquinaria. El pesimismo se propaga más allá de las fábricas.
El plan del gobierno de Merz y las críticas empresariales

El gobierno de Friedrich Merz, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), mantiene su proyección oficial de crecimiento del 1,3% para 2026. La previsión se apoya en un fuerte gasto estatal en infraestructura, defensa y programas de transición energética. Berlín espera que estas inversiones generen demanda interna y modernicen la estructura productiva.
Sin embargo, las asociaciones empresariales sostienen que el problema no es la falta de gasto público, sino el costo estructural de operar en Alemania. Las tarifas energéticas, los impuestos y las cargas sociales, sumados a los trámites administrativos, vuelven al país menos competitivo frente a otras economías europeas.
El sector privado reclama desde hace meses una reducción del impuesto corporativo y una simplificación del sistema regulatorio. Para muchos empresarios, la intervención estatal no sustituye la pérdida de competitividad. “No faltan fondos públicos; falta oxígeno para producir”, señaló un dirigente de la federación industrial.

Grömling coincide con ese diagnóstico y pidió al gobierno que acelere las reformas prometidas. En sus palabras, sin un alivio para las empresas, los programas millonarios del Estado corren el riesgo de quedar sin efecto real. El investigador mencionó que la ineficiencia burocrática y la lentitud en aprobar proyectos desaniman a los inversores.
La comparación con otros países europeos agrava la percepción. Francia y España, pese a sus dificultades, muestran un ritmo más ágil de recuperación industrial, apoyado en incentivos fiscales y energía menos costosa. Alemania, que durante años fue sinónimo de estabilidad, atraviesa un momento de duda estructural.
Una economía en pausa
Los analistas del IW Colonia advierten que la industria alemana atraviesa un cambio de era. Los costos de transición hacia energías limpias, la digitalización incompleta y las tensiones geopolíticas con Rusia y China afectan directamente a la producción. La falta de insumos, las tasas de interés altas y la incertidumbre sobre el comercio exterior completan un escenario adverso.
El 2025 se consolidó como un año perdido para la recuperación. Pese a los esfuerzos del gobierno federal, el tejido industrial no logra recomponerse. En las plantas fabriles, los directivos reducen turnos, suspenden contrataciones y renegocian convenios laborales para contener gastos.
Algunos economistas advierten que el empleo podría caer en más de 300.000 puestos en el próximo año, si se cumplen las previsiones de reducción de personal. Las pequeñas y medianas empresas son las más vulnerables, porque dependen del mercado interno y tienen menos capacidad de absorber aumentos de costos.
La incertidumbre también golpea a los inversores extranjeros. Varias multinacionales han postergado proyectos en territorio alemán para evaluar condiciones más favorables en Europa del Este o en países nórdicos. La reputación de Alemania como potencia industrial se sostiene, pero ya no garantiza rentabilidad.
El Instituto Económico Alemán plantea que el país necesita una reforma integral para recuperar competitividad. Propone revisar los impuestos corporativos, reducir la carga administrativa y ampliar la inversión en educación técnica. Sin esas medidas, el informe advierte que la industria corre el riesgo de entrar en una etapa prolongada de estancamiento.
En paralelo, los sindicatos alertan por el impacto social. Menos empleos industriales implican menor poder adquisitivo y más dependencia del gasto estatal. El círculo se retroalimenta: menos producción, menos inversión y menos consumo.
La economía alemana, motor histórico de Europa, atraviesa una de sus fases más frágiles en décadas.




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