El sector energético argentino dio un paso que muchos consideraban decisivo pero lejano. Southern Energy, el consorcio que impulsa el proyecto Argentina GNL, confirmó la firma del primer contrato comercial de largo plazo para exportar gas natural licuado extraído de Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén.
La contraparte es SEFE, una compañía de Alemania que opera bajo control estatal y que actúa como proveedor central para grandes industrias europeas. El convenio compromete la entrega de dos millones de toneladas anuales durante ocho años. Es un volumen que representa cerca de un tercio de la capacidad total prevista para la primera fase del emprendimiento. La operación fue presentada como un punto de inflexión para la estrategia energética argentina.
El acuerdo se encuadra en un proyecto mayor que contempla dos barcos de licuefacción, un esquema de inversiones superiores a USD 15.000 millones y un horizonte exportador que podría extenderse por dos décadas. La novedad aportó una señal concreta en un mercado donde los contratos firmes son esenciales para obtener financiación.
Un contrato que define el rumbo comercial
Southern Energy está integrado por Pan American Energy (30%), YPF (25%), Pampa Energía (20%), Harbour Energy (15%) y Golar LNG (10%). El consorcio trabaja en la instalación de dos unidades flotantes de licuefacción que operarán desde el Golfo San Matías. La primera será el Hilli Episeyo, con capacidad para 2,45 millones de toneladas anuales. Entrará en servicio en 2027 y será el barco que abastecerá los primeros envíos hacia Alemania. La segunda unidad, conocida como MKII, se encuentra en proceso de reconversión en China y sumará 3,5 millones de toneladas a partir de 2028.

El contrato firmado con SEFE cubre más del 80% de la producción anual del Hilli Episeyo y aproximadamente el 30% de la capacidad combinada de los dos barcos. Desde la óptica del consorcio, esta proporción aporta un respaldo sólido para avanzar en la construcción, consolidar la estructura financiera y fijar una señal comercial en un mercado donde la competencia es fuerte.
SEFE, por su parte, emplea a unas dos mil personas y administra ventas anuales de 200 TWh (Teravatios-hora) de energía. Su presencia en Europa la ubica entre los proveedores más relevantes para industrias de alto consumo energético. La compañía mantiene operaciones en distintos países y se encuentra bajo control del Gobierno Federal alemán.
Durante la firma, Rodolfo Freyre, Chairman de Southern Energy, destacó que “el acuerdo representa la primera venta de gran escala de GNL desde Argentina y abre un camino concreto para el desarrollo de las reservas de Vaca Muerta”. También participaron representantes de cada una de las empresas socias.

Desde SEFE, Frédéric Barnaud subrayó que este paso fortalece la seguridad energética europea y ofrece una oportunidad para trabajar con un socio sudamericano en un momento en el que Europa busca reducir riesgos de abastecimiento. Valoró, además, la continuidad operativa del equipo que hoy trabaja en Camerún con el Hilli, ya que acompañará el traslado del barco hacia territorio argentino.
Un proyecto de largo aliento y fuertes inversiones
La estructura completa del plan de Southern Energy prevé un desembolso superior a USD 15.000 millones a lo largo de 20 años. Durante ese período, el consorcio estima exportaciones por unos USD 20.000 millones. Solo el contrato con SEFE podría aportar ingresos cercanos a EUR 7.000 millones, según los cálculos preliminares basados en los precios internacionales del gas y el petróleo.
El precio final de cada embarque no será fijo. Seguirá una fórmula que combina el índice Henry Hub, referencia para el gas estadounidense, y el Brent, indicador usado para el crudo del Mar del Norte. Este esquema es usual en operaciones de GNL ya que vincula los valores a condiciones de mercado.
El desembarco del Hilli Episeyo en el Golfo San Matías marcará el inicio de una logística que incluye atraque, licuefacción, almacenamiento y operación continua. El MKII se sumará un año después y ampliará de manera inmediata la capacidad de exportación. En paralelo, el consorcio deberá coordinar la entrega del gas desde Vaca Muerta hacia la costa rionegrina, una etapa que implica ampliar redes, asegurar transporte y definir contratos internos.
Las ventas comprometidas permitirán mostrar un flujo estable a potenciales financiadores. La consolidación de ese respaldo es crucial para un proyecto de esta magnitud, donde la infraestructura requiere inversiones sostenidas y plazos de repago extensos.
Un impacto que excede la industria energética
El acuerdo con SEFE también se interpreta como un reconocimiento a la competitividad del gas argentino. La cuenca de Vaca Muerta mantiene niveles de productividad que la ubican entre las más destacadas a escala internacional. El país todavía importa GNL para abastecer la demanda invernal, pero busca revertir esa situación durante la próxima década.
El avance del proyecto permitiría sumar un jugador sudamericano al mercado europeo, algo que, según analistas del sector, puede modificar la matriz comercial del continente. La presencia de un contrato de ocho años indica que Europa espera consolidar nuevas fuentes de suministro estables más allá de su red tradicional.

En términos políticos, la conexión con una empresa estatal alemana agrega peso institucional. La señal de confianza hacia un desarrollo argentino funciona como un soporte adicional para el conjunto del proyecto.
El consorcio estima que la llegada del MKII en 2028 permitirá alcanzar una capacidad total cercana a 6 millones de toneladas anuales. Con ese volumen, Southern Energy ingresaría en una categoría de exportación relevante dentro del mercado internacional. La coordinación entre las compañías socias será determinante para sostener un flujo constante, garantizar calidad de servicio y cumplir con estándares de entrega.




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