La economía alemana atravesó un periodo crítico en 2025, registrando el mayor número de bancarrotas corporativas en once años. Durante los primeros nueve meses del año, los tribunales locales notificaron 18.125 insolvencias empresariales, casi un 12 por ciento más que en el mismo período de 2024, según informó la Oficina Federal de Estadística. La cifra representa el peor desempeño desde 2014 y expone la fragilidad del tejido empresarial alemán frente a múltiples factores adversos.

Las pymes, las más golpeadas
El fenómeno afecta de manera desproporcionada a las pymes (pequeñas y medianas empresas). “La ola de insolvencias continúa. Sobre todo, las pequeñas y medianas empresas están en apuros”, advirtió Volker Treier, analista jefe de la Asociación Alemana de Cámaras de Industria y Comercio (DIHK), en declaraciones a la agencia Reuters el 12 de diciembre.
Una encuesta de la DIHK reveló que casi una de cada tres empresas con menos de 20 empleados teme el deterioro de su situación laboral. Este segmento representa aproximadamente el 85 por ciento de todas las compañías en Alemania, lo que dimensiona la magnitud del problema.
Steffen Müller, jefe de investigación sobre insolvencias del Instituto Leibniz de Investigación Económica de Halle (IWH), confirmó que las quiebras “se dan sobre todo en el sector de las pequeñas empresas”. Según el experto, “en cuanto al número de empleados, la media es de diez trabajadores, pero la mayoría es de menor tamaño”.

Impacto en el mercado laboral
Las consecuencias sobre el empleo son significativas aunque no catastróficas. Müller estimó que “alrededor de 200.000 puestos de trabajo se verán afectados en 2025, una cifra comparativamente alta. En los años previos a la pandemia, era aproximadamente la mitad”. El investigador reconoció que algunos empleos “probablemente se perderán, ya que las insolvencias provocarán cierres”.
Klaus-Heiner Röhl, economista del Instituto Económico Alemán de Colonia, adoptó una postura más moderada. Si bien las insolvencias contribuyen al ligero aumento del desempleo, no se trata de un derrotero “drástico”, aseguró en declaraciones a DW.
Müller agregó que “se crearán muchos nuevos empleos en otros sectores”, y explicó que “una corrección del mercado a menudo también implica cambios de empleo de empresas más débiles a empresas más fuertes”.

Causas múltiples de la crisis
La situación actual responde a una combinación de factores estructurales y coyunturales. Röhl señaló como razón principal “la lenta coyuntura desde hace casi tres años, una economía entre el estancamiento y el ligero declive”. A esto se suman los elevados precios de la energía, la guerra de Rusia en Ucrania y los desafíos que plantea la transición hacia la neutralidad climática.
Para Müller, “las causas de la insolvencia son siempre muy individuales”. Sin embargo, cuando “se suman el fuerte aumento de los costos, los cambios estructurales, las incertidumbres geopolíticas y los aranceles, las debilidades y los errores individuales conducen a la insolvencia con mayor rapidez”, precisó el investigador.
El economista Röhl añadió que resulta “difícil cuantificar en qué medida la política, con sus reformas tardías, y algunas empresas, con sus ajustes rezagados, han contribuido a los problemas”.

Perspectivas para 2026
Pese a la gravedad de las cifras, los expertos consultados no anticipan un empeoramiento. Christoph Niering, director de la Asociación de Administradores Concursales y Judiciales de Alemania, declaró a la Agencia de Prensa Alemana que “tras los efectos de recuperación de la pandemia del coronavirus y el consiguiente aumento de las insolvencias, la tendencia se está normalizando”. Aunque admitió que “aún no se ha producido un cambio de tendencia”, afirmó que “se vislumbra una luz al final del túnel”.
Müller proyectó que “en 2026, deberíamos estar aproximadamente al mismo nivel que en 2025”, sin esperar un agravamiento de la situación. Röhl también mostró cautela optimista: “Si la economía crece alrededor del uno por ciento el próximo año, como prevén diversos institutos, la situación de insolvencia también debería mejorar”. Sin embargo, el economista advirtió que “persisten los problemas estructurales como los aranceles estadounidenses, la competencia china y los costos energéticos”, factores que condicionarán la recuperación del tejido empresarial alemán en los próximos meses.





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