Buenos Aires (AT) – En teoría, el país alpino no tiene nada que envidiar a Silicon Valley, el lugar de nacimiento de las startups exitosas. Año tras año, Suiza se destaca entre los países más innovadores del mundo gracias a sus universidades de renombre y al extraordinario número de patentes registradas, entre otros factores.
A pesar de ser un país pequeño, en Suiza se ha observado un aumento en la creación de empresas unicornio, con valoraciones de mil millones de dólares, especialmente en el sector tecnológico. Algunos ejemplos recientes son: Scandit, una empresa de software de logística; Climeworks, una empresa medioambiental especializada en la captura de CO₂; SonarSource, especializada en seguridad; Proton, centrada en la privacidad en internet y GetYourGuide, una plataforma de reservas en línea. De hecho, actualmente, Suiza cuenta con más empresas tecnológicas de miles de millones de dólares por persona que cualquier otro país europeo.
Pascal Mathis, uno de los cofundadores de Wingman Ventures, una firma suiza de capital de riesgo, explica que el próspero panorama de empresas emergentes en el país se debe principalmente a dos factores.
“Uno de los aspectos clave ha sido el cambio cultural que hemos observado en los últimos años: los jóvenes suizos ahora muestran mucha más confianza en emprender sus propios negocios temprano en sus carreras, en lugar de optar por trabajar, por ejemplo, en uno de nuestros grandes bancos”, comentó Mathis.
“El otro apoyo crucial ha sido el de nuestras excelentes universidades técnicas, las cuales están atrayendo talento excepcional de todo el mundo”. Mathis destaca que, en conjunto, la ETH en Zurich (Eidgenössische Technische Hochschule) y la EPFL en Lausana (École polytechnique fédérale de Lausanne), ahora atraen a más estudiantes que una institución estadounidense como el MIT (Massachusetts Institute of Technology).
En contraste, en Suiza, las empresas que dominan el mercado y generan miles de empleos suelen tener más de cien años de antigüedad. Ejemplos emblemáticos de esto son el gigante alimentario Nestlé y la empresa farmacéutica Roche.
Alphabet y Meta, dos de las principales empresas de Silicon Valley, tienen menos de veinte años de antigüedad. A pesar de ser una zona casi nueve veces más pequeña que Suiza, el número de nuevas empresas que alcanzan el estatus de unicornio cada año es notablemente alto. Tan solo en 2023, más de veinte startups superaron la barrera de los mil millones de dólares.
Gert Christen, un empresario suizo que reside en San Francisco y asesora a empresas extranjeras, incluidas las suizas, para que tengan éxito en el mercado estadounidense, afirma que cada año en Silicon Valley nacen decenas de empresas con el potencial de Nestlé, Roche, ABB.
La “mentalidad” de Silicon Valley
Christen está convencido de que la mentalidad es uno de los ingredientes clave para alcanzar el éxito empresarial. Argumenta que tener éxito como empresario o emprendedor no es cuestión de casualidad, sino de método.
Según Christen, ese “método” no puede desligarse de una cierta disposición al riesgo, un rasgo inherente a la cultura empresarial de Silicon Valley, que él mismo experimentó al mudarse a California hace ocho años. Un aspecto que es mucho menos común en Suiza. Christen está entre aquellos que creen que, con un poco más de audacia, Suiza podría convertirse en el Silicon Valley de Europa.
Según Christen, para establecer una empresa emergente es necesario trabajar siete días a la semana y estar dispuesto a enfrentar el fracaso y la pérdida de ahorros. Sin embargo, en Suiza, la preferencia de la gente es trabajar en una empresa estable, disfrutar de comodidades, vacaciones y contar con ingresos garantizados.
Según una encuesta, solo el 40 % de la población suiza encuentra atractiva la carrera empresarial. En los países ricos, este porcentaje supera el 60 % en promedio, e incluso llega al 70 % en Estados Unidos.
La capacidad de atraer una financiación significativa es también un componente clave del “método” para alcanzar el éxito. En esta región de California, abundan los capitales multimillonarios y las firmas de inversión dispuestas a financiar incluso las ideas más arriesgadas en su búsqueda del próximo invento disruptivo.
En búsqueda de la financiación
Herman Gyr, un consultor de innovación y estrategia empresarial suizo-estadounidense que se mudó a Palo Alto hace más de cuarenta años, comenta: “Las ideas no tienen que estar completamente desarrolladas para que los inversores las tomen en serio. Eso es lo que admiro de Silicon Valley”. Sin embargo, Gyr señala que la financiación significativa en las etapas iniciales es poco común y suele depender de la trayectoria demostrada por la persona innovadora con innovaciones anteriores.
Silicon Valley es único en el mundo por su capacidad para proporcionar financiamiento en todas las etapas del desarrollo empresarial. Las investigaciones de Ilya Strebulaev, profesor de Finanzas y Capital Riesgo en la Stanford Graduate School of Business, indican que las empresas emergentes que salen a bolsa suelen recibir hasta siete rondas de financiamiento de riesgo.
En contraste, en Suiza la financiación se concentra principalmente en las etapas iniciales. “Muchas empresas emergentes suizas y europeas se trasladan a Silicon Valley en busca de financiamiento adicional”, afirma.
Una de las empresas que ha seguido esta ruta es Beekeeper, la startup fundada por Cristian Grossmann y con sede en Zúrich. Grossmann recuerda: “Hace doce años, cuando decidí fundar Beekeeper, me sentía solo. La gente de mi entorno no entendía por qué quería dejar un trabajo seguro en una consultora conocida para emprender. Algunos de mis colegas que se habían unido a la aventura conmigo prefirieron abandonar el proyecto y aceptar empleos bien remunerados en Google o en bancos.
“La carrera de emprendedor no es para todo el mundo”
Grossmann no los culpa. “Al principio, tuvimos que hacer grandes sacrificios”, explica. A pesar de que el ETH de Zúrich apoyó la idea otorgando la etiqueta de spin-off (empresa surgida de la universidad), no proporcionó financiación. Por lo tanto, Grossmann y los otros cofundadores reunieron fondos entre familiares y amigos. Durante los dos primeros años, no recibieron un salario y vivieron de sus ahorros. Se adaptaron a vivir con un salario de US$ 2.300 al mes, obtenidos de los primeros ingresos de la empresa. “Admite que la carrera de emprendedor no es para todo el mundo”.
Sin embargo, la disposición de Grossmann para asumir riesgos y aprovechar las oportunidades dio sus frutos: en 2015, conoció a Philipp Stauffer, un inversor suizo que reside en Silicon Valley. Stauffer le ayudó a obtener la financiación necesaria para impulsar la empresa y acceder al gran mercado estadounidense. En la actualidad, Beekeeper cuenta con alrededor de 220 empleados y tiene oficinas en San Francisco, Berlín, Cracovia y Zúrich.
En términos de la cultura empresarial emergente, el ambiente en Zúrich es diferente al del resto de Suiza. Durante las últimas dos décadas, esta ciudad se ha convertido en el principal centro empresarial del país, especialmente en el campo de las tecnologías de la información. El aumento en el número de nuevas empresas innovadoras, a menudo surgidas de universidades, junto con la presencia de profesionales altamente calificados en campos como la ingeniería y la ciencia, ha atraído a gigantes de la tecnología como Google, Facebook y Microsoft, que han establecido oficinas y centros de investigación en la ciudad.
En el año 2022, la inversión en empresas emergentes en el cantón de Zúrich superó por primera vez los US$ 2.280 millones. Asimismo, ciudades como Ginebra, Lausana y Zug también están destacando como centros de innovación.
Aunque Suiza está lejos de alcanzar las cifras récord de Silicon Valley, donde las startups recibieron más de US$ 100.000 millones en inversión total en 2021, una cantidad treinta veces superior a la de Suiza.
Sophie Lamparter, empresaria e inversora con experiencia tanto en Zúrich como en San Francisco, señala que Suiza cuenta con un gran talento, investigación y desarrollo, así como nuevos inventos para ofrecer, pero aún enfrenta desafíos para expandir y escalar los negocios. Durante más de una década, ha estado ayudando a acelerar el crecimiento en el mercado estadounidense de emergentes suizas prometedoras en los sectores del clima y la salud.
Lamparter opina que el Gobierno suizo debería tomar medidas adicionales para fomentar la expansión de las startups desde Suiza. Esto implica aumentar la inversión para asegurar que las tecnologías desarrolladas en las universidades lleguen al mercado, en lugar de dejar esa oportunidad en manos de empresas de inversión extranjeras o gigantes tecnológicos internacionales.
Hacé tu comentario