El canciller alemán Friedrich Merz, abrió una polémica sobre el futuro del servicio militar en Alemania. Durante una visita a Renania del Norte-Westfalia, afirmó que la inclusión de mujeres sería posible solo como una opción lejana, ya que la Constitución alemana, conocida como Ley Básica, limita la obligatoriedad del servicio a los hombres.
La propuesta generó discusiones dentro de la política alemana y también en la sociedad civil, donde el rechazo al regreso de la conscripción es amplio entre los jóvenes.
El marco legal y las opciones en discusión
La Ley Básica establece de manera explícita que solo los hombres pueden ser llamados a filas. Para modificar ese artículo, se necesitaría una mayoría de dos tercios en el Bundestag, algo difícil en el actual escenario parlamentario. Merz señaló que, si bien puede imaginar la incorporación obligatoria de mujeres, sería una “tercera o cuarta opción”. El primer paso, insistió, es fortalecer el esquema de servicio voluntario que ya fue aprobado por el Gobierno.

El proyecto de ley, sancionado en agosto, busca sumar 100.000 nuevos reclutas para 2030. La fórmula combina el servicio voluntario con la posibilidad de recurrir a la obligatoriedad si no se cubre el cupo necesario. Esta política refleja la preocupación del Ejecutivo por la falta de efectivos en las Fuerzas Armadas y por el deterioro de la infraestructura militar. Desde que se suspendió la conscripción en 2011, numerosos cuarteles fueron cerrados y miles de instructores dejaron el servicio. El propio Merz reconoció que fue un error desmantelar esa estructura sin prever los riesgos de seguridad que enfrenta el país.
El presidente del estado de Renania del Norte-Westfalia, Hendrik Wüst, recordó que son los Länder quienes deben financiar y construir nuevos barracones. El costo estimado de las inversiones supera EUR 10.000 millones en los próximos cinco años, según cálculos del Ministerio de Defensa.
Reacciones políticas y sociales
La propuesta del Ejecutivo fue respaldada por el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), socio de la coalición de gobierno. El SPD considera que la situación de seguridad europea exige un esfuerzo extraordinario. Sin embargo, dirigentes de La Izquierda expresaron un fuerte rechazo. Desiree Becker, portavoz de ese espacio, aseguró que obligar a los jóvenes a servir un año en el Ejército equivale a “robarles otro año de vida independiente”. Para ese partido, la medida no representa progreso, sino retroceso.

La opinión pública también muestra resistencia. Según el último sondeo de la televisión pública ZDF, la mayoría de los jóvenes entre 18 y 38 años se opone al regreso del servicio militar obligatorio. Muchos argumentan que el Ejército no debería cubrir sus necesidades con medidas coercitivas, sino con incentivos educativos y profesionales.
Merz, consciente de esta oposición, subrayó que el plan inicial no busca imponer la obligatoriedad de inmediato. El esquema voluntario contempla beneficios como becas para estudios universitarios, formación técnica y ventajas en el acceso a empleos públicos. El Gobierno espera que esas medidas atraigan a suficientes candidatos sin necesidad de apelar a la conscripción forzosa.
El trasfondo geopolítico y la presión externa
La discusión no puede separarse del contexto internacional. La guerra en Ucrania y la presión de Rusia sobre Europa del Este influyen de manera directa en la estrategia de defensa alemana. Merz afirmó que Vladimir Putin busca restaurar la antigua Unión Soviética y que su ambición no se limita a Ucrania. “Eso incluye parte de mi país”, advirtió, en referencia a Alemania oriental, que hasta 1990 formaba parte del bloque soviético.
Alemania destinó en 2024 más de EUR 64.000 millones a defensa, lo que la convierte en el segundo país con mayor gasto militar en la Unión Europea después de Francia. El Gobierno considera que este esfuerzo financiero no será suficiente si no se logra aumentar la cantidad de efectivos. En la actualidad, las Fuerzas Armadas cuentan con 181.000 soldados en servicio activo, un número muy por debajo de los 300.000 que el Estado Mayor considera necesario para responder a amenazas externas.
Francia y Alemania firmaron este año nuevos acuerdos de cooperación militar que incluyen programas conjuntos de entrenamiento y proyectos tecnológicos, como el desarrollo del futuro avión de combate europeo. Merz sostuvo que el eje franco-alemán es vital para garantizar la seguridad del continente y que el servicio militar, sea voluntario u obligatorio, debe enmarcarse en esa estrategia común.
Un debate que recién comienza
El regreso del servicio militar obligatorio sigue siendo una discusión abierta. Merz reconoció que todavía hay varios obstáculos legales, logísticos y sociales. No obstante, insistió en que la defensa del país requiere decisiones firmes y que, si el modelo voluntario fracasa, Alemania deberá considerar mecanismos de obligatoriedad.

En ese escenario, la posibilidad de que las mujeres también sean convocadas dependerá de una profunda reforma constitucional. La historia muestra que modificar la Ley Básica nunca es sencillo: desde 1949 solo se logró en 67 ocasiones, siempre con amplias negociaciones entre oficialismo y oposición.
Lo cierto es que el debate promete ocupar un lugar central en la agenda política alemana. Para muchos, el dilema no se reduce a sumar soldados, sino a definir qué tipo de sociedad quiere ser Alemania frente a los desafíos de seguridad del siglo XXI.



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