El “Catcalling” describe el acoso verbal sexual dirigido principalmente a mujeres en espacios públicos. Incluye silbidos, comentarios sexuales explícitos y gestos obscenos. En Alemania, esta conducta no constituye un delito específico. Solo puede ser sancionada si se encuadra como insulto, lo que deja a muchas víctimas sin protección.
Un caso reciente ejemplifica la situación: un hombre de 65 años se dirigió a una niña de 11 con comentarios sexuales explícitos. El tribunal lo absolvió porque, según la ley vigente, la frase no constituía una “ofensa degradante”. Este fallo evidencia la laguna legal que el Partido Social Demócrata busca cerrar.

Varios estudios muestran que las mujeres que sufren este tipo de acoso cambian su comportamiento. Muchas evitan salir solas, limitan su participación en espacios públicos y viven con miedo. El acoso verbal no es un simple comentario; produce efectos psicológicos comparables a la violencia física.
Propuesta de la SPD: un nuevo delito penal
Sonja Eichwede, vicepresidenta del bloque parlamentario de la SPD, afirmó que el objetivo es que los agresores enfrenten consecuencias legales, no que las víctimas modifiquen su conducta. La propuesta contempla sanciones económicas iniciales, con posibilidad de endurecerlas en el futuro.
Otros países ya adoptaron medidas similares. En Francia, el “Catcalling” puede ser sancionado con multas. España prevé penas de prisión en casos graves. Portugal aplica castigos económicos. Alemania busca alinearse con estas políticas para proteger a las víctimas y crear un efecto disuasorio en la sociedad.

La iniciativa de la SPD forma parte de la modernización del Código Penal contemplada en el acuerdo de coalición. En febrero, un proyecto similar presentado por el estado de Baja Sajonia en el Bundesrat fracasó. Aun así, la legisladora sostiene que la discusión es necesaria y que la sociedad no puede tolerar que el acoso verbal quede impune.
“Hay que cerrar esta laguna legal: no podemos tolerar este tipo de comportamiento”, dijo Sonja Eichwede en una entrevista con la revista “Stern”. En tal sentido, la parlamentaria que ingresó al Bundestag por el SPD de Brandeburgo, amplió: “Por eso, como grupo parlamentario abogamos por la creación de un nuevo delito contra el acoso sexual verbal: el llamado ‘piropo'”.
Impacto social y digital por el acoso callejero
El acoso verbal refleja un problema más amplio de violencia y discriminación. La Meldestelle Antifeminismus reportó más de 650 casos de ataques antifeministas en 2024. De estos, 558 fueron clasificados como incidentes directos contra mujeres. Además, alrededor del 30% de los casos ocurrieron en plataformas digitales, donde el anonimato facilita la difusión del odio.
El gobierno alemán implementó cambios para facilitar la denuncia digital. Ahora, los reclamos se pueden presentar online. La SPD impulsa un proyecto de ley de protección contra la violencia digital, que permitiría bloquear cuentas anónimas con contenido ofensivo y proteger a las víctimas en tribunales.
La ley alemana vigente considera el principio “Nein heißt Nein” (no significa no) en casos de agresión sexual. Sin embargo, Eichwede propone avanzar hacia un modelo “Nur Ja heißt Ja” (solo el sí significa sí), similar al de otros países europeos. Según la legisladora, esto facilitaría la determinación de consentimiento y permitiría sancionar más efectivamente a los agresores.
“No son las víctimas quienes deben cambiar su comportamiento, sino los agresores “, ratificó Sonja Eichwede. Los estudios demuestran que las víctimas muchas veces cambian su comportamiento e incluso, en ciertas ocasiones se retiran de la vida pública. “Debemos contrarrestar esto con decisión”, exigió la parlamentaria.



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