viernes, 14 de junio de 2024

Buenos Aires / Berlín – Durante el Mundial de 2006 en Alemania, la bandera nacional se erigió como un símbolo de identidad para los ciudadanos, quienes ahora, con el inicio de la Eurocopa, esperan llenar nuevamente las calles con un mar de negro, rojo y oro. “Los alemanes se identifican con su país y sus colores nacionales. Me alegra no ser el único con una bandera en el coche”, celebró en ese entonces el presidente germano, Horst Köhler.

¿Pero, qué ocurre hoy, el año de la Eurocopa 2024? ¿Sigue vigente esa relación con un trozo de tela que tiene en su núcleo tanta historia fracturada, política, prejuicios y orgullo nacional? “El punto crucial es si los colores nacionales se utilizan de manera inclusiva o exclusiva”, señala Julia Becker de la Universidad de Osnabrück. La profesora de psicología social se ocupa, entre otras cosas, del racismo, la discriminación y la identidad. “El uso inclusivo significa asociar los colores de la bandera con diversidad y pluralidad. Esto reflejaría una relación más relajada”, comenta.

La docente considera más problemático un enfoque exclusivo, es decir, excluyente. “Si por ejemplo nos basamos en las ideas de la llamada cultura dominante alemana o se excluye a los inmigrantes, entonces ya no se puede hablar de un enfoque relajado, porque se puede fomentar claramente el racismo“, explica Becker.

Un pasado marcado por el desencuentro

Alemania nunca tuvo un manejo sencillo con sus símbolos patrios. En 2013, incluso la entonces canciller Angela Merkel no supo qué hacer con la bandera en el momento triunfal de su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), después de ganar las elecciones generales.

En aquel momento, Merkel le quitó un pequeño banderín a su secretario general Hermann Gröhe antes de que este pudiera posar victorioso en el escenario. Desde entonces, este breve clip no solo fue utilizado por extremistas de derecha para acusar absurdamente a la exjefa de Gobierno de tener una actitud anti-alemana.

Los propios grupos ultraconservadores y radicales de extrema derecha tienen una relación ambivalente con los colores nacionales. Algunos llevan actualmente el negro, rojo y gualdo como estandarte en sus fotos de perfil bajo el epígrafe “mes del orgullo” para contrarrestar la bandera arcoiris del movimiento LGBTQ, exhibiendo un orgullo nacional destacado durante el mes de junio.

Otros, en cambio, ondean frecuentemente banderas germanas invertidas en manifestaciones de extrema derecha, sugiriendo que apoyan a Alemania, pero no en su forma democrática y federal.  “Cuando personas como las de AfD (el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania) utilizan la bandera, eso es claramente exclusivo”, señala Becker.

La investigadora destaca que identificarse fuertemente con Alemania puede llevar a prejuicios hacia los extranjeros. “Este riesgo siempre está presente, incluso cuando se habla de un manejo relajado de la bandera”, señala. Aunque inicialmente los colores debían simbolizar la unidad, las tres franjas de colores tienen sus orígenes en el movimiento nacional liberal del siglo XIX para superar la fragmentación política en suelo alemán.

Los orígenes de la bandera

La forma original fue una bandera negra y roja con flecos dorados, confeccionada en 1813 para el Cuerpo Libre de Lützow, una unidad militar durante las Guerras de Liberación contra Napoleón.  A lo largo de las décadas, se convirtió en la tricolor de los alemanes: primero brevemente después de la Revolución de Marzo de 1848, luego en la República de Weimar (1919-1933) como contraste con el negro, blanco y rojo del extinto Imperio Alemán.

Después de la bandera con la esvástica durante el nazismo (1933-1945), ambos estados alemanes recién fundados volvieron a adoptar los colores negro, rojo y oro. Inicialmente, sus banderas eran iguales, pero a partir de 1959 la República Democrática Alemana (RDA) -la antigua Alemania Oriental– incorporó el símbolo con el martillo, el compás y la corona de espigas. Finalmente, la reunificación alemana da a los tres colores un nuevo significado de unidad o de pertenencia conjunta.

¿Y en 2024? “Probablemente ocurrirá que incluso personas que, por lo demás, no se sienten especialmente orgullosas de su nacionalidad, llevarán banderas nacionales o se pintarán la cara de negro, rojo y dorado en actos públicos”, afirma Becker. Esto incluye sin duda a alemanes de ascendencia migrante en la familia. “Si todos a tu alrededor lo hacen, entonces se normaliza un poco. No es de esperarse un aumento significativo del racismo en estas personas en comparación con aquellas que se identifican fuertemente con Alemania“, añade.

Por Sebastian Fischer, dpa

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  1. Edgard

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