Buenos Aires / Bonn – Algunos llaman el cambio climático una “simple sensación”; para otros, es nada más que una “histeria masiva, fomentada por los agoreros de siempre”, como lo definió alguna vez el ex y potencial futuro presidente de EE.UU., Donald Trump. La buena noticia es que una mayoría de los habitantes del mundo tiene otra percepción: el clima está cambiando y amenaza a todo nuestro entorno, sin importar si vivimos en el hemisferio Norte o Sur de este planeta. Un estudio de la Universidad de Bonn reveló ahora que un 69% de la población mundial está dispuesta a gastar cada mes el 1% de sus ingresos familiares en la protección del clima.
El equipo, dirigido por Armin Falk, analizó las respuestas de casi 130.000 personas mayores de 15 años de 125 países. Según el estudio, el 86% de los encuestados afirmó que la población de su país debería intentar hacer algo para combatir el calentamiento global. En 119 de los 125 países, más de dos tercios de los encuestados estaban a favor de ello. El 89% pide que su gobierno tome medidas más enérgicas contra el cambio climático. “Nuestros resultados muestran un amplio apoyo a la acción por el clima”, escribe el grupo en la revista Nature Climate Change.
Los habitantes de países especialmente amenazados por el cambio climático mostraron una disposición muy alta a contribuir ellos mismos a la protección del clima. “A pesar de estas cifras alentadoras, documentamos que (…) la gente de todo el mundo subestima sistemáticamente la voluntad de actuar de sus conciudadanos“, escriben los investigadores.
Aunque el 69% declaró que estaría dispuesto a donar el 1% para la protección del clima, los encuestados creían por término medio que solo un 43% de sus conciudadanos estaría dispuesto a hacerlo. Este pesimismo respecto al apoyo de los demás a la protección del clima podría impedir que las personas participen en la protección del clima y confirmar así las creencias negativas existentes, escriben los investigadores.
La encuesta se realizó en el marco de la Gallup World Poll 2021 y 2022. Los países incluidos son responsables del 96% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y tienen el 92% de la población mundial.
Sin embargo, hubo grandes diferencias entre los países en cuanto a la disposición a destinar ingresos familiares a la protección del clima: mientras que en Estados Unidos, Canadá y Rusia fue relativamente baja (entre un 40-49%), en Alemania, Polonia, Brasil y la India fue media (60-69%) y relativamente alta en China.
Los líderes desafiados a escuchar
Christine Merk, del Instituto de Economía Mundial de Kiel (IfW), valoró positivamente la metodología del estudio, pero añadió que la pregunta sobre la disposición a donar es muy hipotética y que en los países asiáticos podría haber un sesgo a favor de contestar de manera afirmativa a las preguntas. “No hay ninguna referencia a la cantidad que los encuestados tendrían que pagar cada mes, y especialmente con preguntas tan sencillas, hay que suponer que la disposición a hacer una contribución y su cantidad están sobreestimadas”, dijo. Julian Sagebiel, del Centro Alemán de Investigación Integrativa de la Biodiversidad (iDiv) de Leipzig, tiene una opinión similar: “Por un lado, los encuestados no tienen ningún incentivo para responder con sinceridad”.
Por otro, no hay una definición de lo que significa combatir el calentamiento global. “No obstante, el estudio es muy valioso, bien realizado a nivel metodológico y correctamente analizado desde el punto de vista estadístico”, agregó.
“En general, los resultados de la encuesta dan motivos para esperar que los líderes mundiales y los responsables políticos escuchen a la mayoría de la población y tengan más valor para aplicar políticas y normativas firmes que eliminen progresivamente los combustibles fósiles y fomenten las energías renovables”, resumió Ilona Otto, de la Universidad de Graz. “La voluntad de contribuir con parte de nuestros ingresos a la lucha contra el cambio climático es, por supuesto, una buena señal, pero en realidad tenemos que estar preparados para profundos cambios sociales en nuestras rutinas, comportamientos, normas sociales, políticas e infraestructuras”, comentó.
(AT / dpa)
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