Buenos Aires (AT) – Mucha gente cree saber por qué las mujeres ganan menos que los hombres: porque tienen miedo de exigir salarios más altos. Un nuevo estudio publicado por la Harvard Business Manager (la versión alemana de la revista Harvard Business Review) demuestra ahora que esta explicación ya no es válida. Los investigadores pidieron a varios centenares de personas que calcularan qué porcentaje de graduados de un programa de MBA (Master en Dirección de Empresas ) habían negociado su salario cuando les ofrecieron su primer empleo. Por término medio, las estimaciones fueron del 64% para los hombres y del 47% para las mujeres.
¿Las mujeres no se atreven a negociar? Esto ha sido durante mucho tiempo un mito
A continuación, el equipo de investigación analizó una encuesta realizada por la oficina de gestión de carreras de una universidad. En ella se había preguntado a 900 licenciados en MBA si habían negociado sus salarios. Los datos obtenidos sobre el terreno contradecían claramente las suposiciones: alrededor del 54% de las mujeres y el 44% de los hombres habían intentado mejorar su oferta salarial. Una encuesta realizada a casi 2.000 antiguos alumnos de MBA reveló un patrón similar: más mujeres que hombres afirmaron haber pedido un salario más alto. Sin embargo, sus negociaciones habían fracasado con más frecuencia que las de los hombres, y acabaron ganando un 22% menos de media.
Persiste el mito de que las mujeres evitan negociar su salario
Los investigadores dedujeron de estudios anteriores que los hombres habían negociado salarios más altos que las mujeres durante muchos años. Sin embargo, esta diferencia desapareció en los años 90 y empezó a invertirse a principios de los 2000. Tanto las mujeres como los hombres negociaron más con sus futuros empleadores, pero el aumento fue especialmente fuerte entre las mujeres, de modo que superaron a los hombres.
El mito de que las mujeres siguen evitando las negociaciones salariales tiene consecuencias de largo alcance: Como pudieron demostrar los investigadores, socava la introducción de leyes destinadas a prohibir que los empresarios tengan en cuenta el historial salarial de los solicitantes. “El estereotipo positivo de los negociadores masculinos legitima su éxito como merecido y justificado”, escriben los autores. “Y el estereotipo negativo de las negociadoras sugiere que se lo han buscado ellas solas”.
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