Buenos Aires (AT) – Los huevos están más caros y escasean en algunos sectores del mercado alemán. A pocos días de la Pascua, el tema preocupa a productores, consumidores y comercios, aunque no hay motivos para el pánico. “Una crisis como la de Estados Unidos no va a pasar acá”, aseguró Felipe Soto, director ejecutivo del Landesverband der Bayerischen Geflügelwirtschaft (LVBGW – Asociación de Avicultura de Baviera).
Soto explicó que cada año las plantas de empaque y las industrias de coloración reservan huevos con anticipación para evitar faltantes en Semana Santa. Aun así, reconoció que la oferta es menor y que los precios seguirán subiendo.

Estados Unidos: la alerta internacional
En el país norteamericano, la situación es crítica. Solo en enero, por la propagación de la gripe aviar, se sacrificaron más de 19 millones de gallinas ponedoras. Esto provocó que el precio del huevo se duplicara en pocas semanas y que algunos supermercados tuvieran que limitar la venta por persona.
En comparación, Alemania enfrenta brotes de gripe aviar en menor escala. Sin embargo, el impacto indirecto se siente. Según el Zentralverband Deutscher Geflügelwirtschaft (ZDG – Asociación Alemana de Avicultura), los precios mayoristas vienen subiendo de forma sostenida desde hace meses, y eso comienza a notarse también en los supermercados.

La gripe aviar y su impacto real
La gripe aviar —oficialmente denominada influenza aviar o influenza A— es una enfermedad viral altamente contagiosa entre aves. El subtipo H5N1, uno de los más agresivos, ha causado miles de brotes en Europa, Asia y América. Aunque en Alemania no se han registrado casos de transmisión a humanos, el virus preocupa por su capacidad de mutar y por las pérdidas económicas que provoca.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde 2003 se han registrado más de 2.600 infecciones humanas con virus de influenza aviar, de las cuales unas 1.100 fueron mortales. La mayoría ocurrió en Asia, aunque el virus se ha detectado en aves silvestres de todo el mundo.
En 2024, por primera vez, el subtipo H5N1 afectó a vacas lecheras en Estados Unidos, lo que indica que el virus continúa adaptándose a nuevos hospedadores. No hay evidencia de transmisión sostenida entre humanos, pero el riesgo sanitario permanece bajo vigilancia.

El huevo: más consumo, menos carne
Uno de los factores que presiona la demanda es el cambio en los hábitos alimentarios. Según el Ministerio de Agricultura de Alemania, el consumo promedio per cápita de huevos pasó de 221 a 236 unidades anuales en la última década. Al mismo tiempo, bajó el consumo de carne, especialmente entre jóvenes y adultos urbanos.
Los huevos ganaron terreno como fuente accesible de proteínas. Son versátiles, económicos —al menos hasta hace poco— y más aceptados que otros productos de origen animal por quienes reducen la carne por razones éticas o ambientales.
A este crecimiento se suma el aumento demográfico: más población implica más demanda básica, incluidos los alimentos de alto consumo cotidiano.

Producción nacional: en aumento, pero aún insuficiente
En 2024, la producción alemana de huevos alcanzó los 13.700 millones, según cifras preliminares de la Oficina Federal de Estadísticas (Statistisches Bundesamt – Destatis). Es un aumento de 600 millones respecto al año anterior. También creció el número de establecimientos avícolas: 2.182 en total, frente a los 2.160 de 2023.
A pesar de ese esfuerzo, Alemania no logra autoabastecerse. Solo el 73 % de los huevos consumidos en el país se producen en territorio nacional. El resto proviene mayormente de los Países Bajos, que aportan cerca del 75 % de las importaciones.

Problemas del vecino: menos huevos desde los Países Bajos
La industria avícola holandesa atraviesa una crisis estructural. Debido al exceso de nitratos en suelos y aguas —consecuencia de una producción animal muy intensiva— el gobierno decidió ofrecer compensaciones a los productores que cierren sus granjas. Esta política ambiental ha reducido la oferta disponible para exportación.
Menos huevos holandeses en el mercado europeo significa menos opciones para Alemania, que enfrenta así un cuello de botella en plena temporada alta de consumo.

La normativa alemana y el caso de los pollitos
Desde 2022, está prohibido en Alemania el sacrificio rutinario de pollitos machos en la industria del huevo. Esta decisión, avalada por grupos ambientalistas y de bienestar animal, obligó a modificar todo el esquema productivo.
Hoy, solo se comercializan huevos que cuentan con el sello “Ohne-Küken-Töten” (sin matanza de pollitos), lo que reduce aún más la cantidad de proveedores disponibles. Muchos países vecinos aún no aplican esta norma, lo que limita el comercio exterior en este rubro.
Además, las nuevas regulaciones encarecen la cría de ponedoras. Según el Landesverband der Bayerischen Geflügelwirtschaft, las gallinas ya no son reemplazadas a las 60 semanas de edad, como antes, sino que permanecen hasta las 80 o 90 semanas. Esto reduce el volumen de huevos producidos por animales más jóvenes y afecta particularmente a los huevos que se usan para decorar en Pascuas.

Pascuas sin huevos chicos: un detalle que encarece
Para teñir y decorar huevos de Pascua, se prefieren unidades pequeñas y con cáscara más gruesa, características propias de gallinas jóvenes. Pero estas son cada vez más escasas en los criaderos alemanes.
Este detalle técnico —aparentemente menor— influye en la logística de la industria alimentaria estacional. Las coloradoras deben buscar con más antelación y a mayor costo los huevos adecuados, lo que se traduce en aumentos de precios en góndola.

Un fenómeno global con causas cruzadas
La situación de los huevos ilustra cómo interactúan fenómenos sanitarios, políticos, económicos y culturales en la cadena alimentaria. La gripe aviar actúa como disparador, pero las respuestas nacionales —como la normativa de bienestar animal— y los cambios en el consumo tienen igual peso.
Además, el contexto internacional condiciona las decisiones. El temor a una disrupción mayor, como ocurrió en EE. UU., acelera las medidas preventivas. Pero también muestra que, en economías interconectadas, los márgenes de maniobra son limitados.

¿Qué dice el mercado?
Según la plataforma Marktinfo Eier & Geflügel (MEG), especializada en el monitoreo de precios y producción, “sí, los huevos están escasos, pero no vamos a quedarnos sin Pascua”. Esa fue la respuesta oficial a una consulta del canal público Bayerischer Rundfunk.
Las estadísticas del Bundesamt für Statistik confirman que, en enero, el precio minorista de los huevos fue más de un 40 % superior al del mismo mes en 2020. La tendencia no es nueva, pero se agudiza en fechas clave.

Mirando a futuro
Aunque no hay riesgo de desabastecimiento, el sistema alimentario alemán muestra signos de tensión. La dependencia de importaciones, los cambios regulatorios, el impacto ambiental de la producción intensiva y la vulnerabilidad frente a enfermedades zoonóticas plantean desafíos que van más allá del huevo.
La temporada de Pascua se podrá celebrar con huevos teñidos, pero el debate sobre cómo producir alimentos de forma sostenible, ética y asequible está lejos de resolverse.

Huevos caros, gallinas viejas y una Pascua en alerta:
- Estados Unidos: la alerta internacional
- La gripe aviar y su impacto real
- El huevo: más consumo, menos carne
- Producción nacional: en aumento, pero aún insuficiente
- Problemas del vecino: menos huevos desde los Países Bajos
- La normativa alemana y el caso de los pollitos
- Pascuas sin huevos chicos: un detalle que encarece
- Un fenómeno global con causas cruzadas
- ¿Qué dice el mercado?
- Mirando a futuro
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