Ochenta años después de los Juicios de Núremberg proceso que cambió el derecho internacional, la ciudad de volvió a ser centro de atención global. El aniversario reavivó preguntas sobre justicia, propaganda, responsabilidad estatal y los límites de la rendición de cuentas después de un conflicto de escala inédita. La memoria histórica del juicio, su escenario y sus protagonistas se mantuvo vigente en un contexto europeo marcado por tensiones políticas, conflictos identitarios y discursos extremistas que resurgen en distintos países.
Un aniversario que volvió a convocar al mundo
El aniversario de aquel histórico proceso se celebró este jueves con una afluencia que sorprendió incluso a las autoridades locales. Durante 2023, unas 150.000 personas visitaron el Memorial de los Juicios de Núremberg, ubicado en el Palacio de Justicia. Allí se exhiben documentos, archivos audiovisuales y reconstrucciones históricas del proceso que llevó al banquillo a los principales criminales de guerra del régimen nazi.
El impacto global del evento se reflejó en la diversidad del público: desde congresistas estadounidenses hasta turistas de China, además de visitantes de la región de Franconia, donde está enclavada la ciudad. Para el alcalde de Núremberg, Marcus König, el aniversario volvió a subrayar la responsabilidad que la ciudad asumió desde la posguerra.
“Los juicios tienen una importancia extraordinaria para nuestra historia y para el derecho internacional”, señaló el funcionario. En su visión, el proceso sentó bases jurídicas que siguen vigentes en debates actuales sobre crímenes de guerra.
El peso simbólico de la sala 600
La sala 600 del Palacio de Justicia fue el escenario donde se desarrolló el juicio entre 1945 y 1946. Aunque se utilizó para audiencias penales hasta hace pocos años, hoy está integrada al museo. A metros de allí se encontraba la prisión donde se alojó a los 22 acusados, un listado que incluyó a figuras centrales del régimen nazi como Hermann Göring, Joachim von Ribbentrop y Rudolf Hess.
El proceso finalizó con doce condenas a muerte y siete penas de prisión prolongada, algunas de ellas perpetuas. Diez ejecuciones se realizaron el 16 de octubre de 1946 en el gimnasio de la prisión, a cargo del verdugo estadounidense John Woods. Göring se suicidó horas antes con una cápsula de veneno, mientras que Hess terminó décadas después como el último preso de la cárcel de Berlín-Spandau, donde se quitó la vida en 1987.
Entre el interés histórico y la influencia mediática
Núremberg también tuvo un enorme peso simbólico para los aliados. Desde los congresos del partido nazi hasta la propaganda impulsada por Julius Streicher con su panfleto antisemita “Der Stürmer”, la ciudad había sido un escenario clave del aparato ideológico del Tercer Reich. Para los Estados Unidos, que administraban la zona de ocupación, juzgar allí a los líderes nazis tenía una carga política y comunicacional evidente.
El juicio funcionó como un acontecimiento mediático internacional. Más de 300 periodistas viajaron a la ciudad destruida por la guerra. Entre ellos estuvo Willy Brandt, enviado por varios medios escandinavos y quien décadas más tarde sería canciller alemán. El acceso de la prensa y la difusión de los films sobre los crímenes nazis buscaron dejar registro público de los hechos y evitar que el negacionismo encontrara terreno fértil.
Memoria, derechos humanos y el legado actual
La ciudad consolidó desde entonces una política activa de memoria. Otorga un premio anual de derechos humanos, organiza un festival internacional de cine sobre el tema y participa de la coalición global de ciudades contra el racismo. Los restos del antiguo recinto del partido nazi permanecen como testimonio material de un capítulo oscuro que sigue interpelando a visitantes y residentes.
El aniversario de los Juicios de Núremberg no solo convocó interés turístico. También recordó que la justicia internacional nació de un intento de darle forma jurídica a lo que hasta entonces era inabordable: la responsabilidad individual frente a crímenes masivos. Ochenta años después, la discusión sigue abierta.
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