Buenos Aires (AT) – En un contexto de incertidumbre política, económica y social, las elecciones de 2025 se perfilan como eventos clave para definir el rumbo de varias naciones. El descontento de los votantes contra los gobiernos actuales marcó un patrón en 2024, donde muchos partidos de oposición lograron importantes avances. Este fenómeno se observa no solo en Europa y América, sino también en Asia y África, lo que convierte a las elecciones de 2025 en un terreno de transformación.
Aunque el número de elecciones presidenciales y parlamentarias programadas es menor que el año anterior, los resultados de estos comicios podrían alterar el panorama global. Las votaciones en Bielorrusia, Ecuador y Kosovo destacan entre los procesos electorales de este año, no solo por su relevancia interna, sino también por las posibles repercusiones en el ámbito internacional.
Bielorrusia: un régimen que perdura
El 26 de enero, Bielorrusia llevará a cabo elecciones presidenciales bajo el mandato de Alexander Lukashenko, quien ocupa el cargo desde 1994. En este proceso, el líder busca un séptimo mandato en un ambiente controlado por su administración. Estas elecciones no se presentan como una competencia genuina, dado que el control estatal prácticamente elimina cualquier posibilidad de oposición efectiva.
La elección de 2020, que otorgó a Lukashenko otro período de gobierno, enfrentó acusaciones de fraude electoral. Allí se desataron protestas masivas, reprimidas violentamente con el apoyo de Rusia. Aunque las manifestaciones disminuyeron, el descontento persiste, y las tensiones entre el régimen y la oposición son evidentes.
Sviatlana Tsikhanouskaya, exiliada tras las protestas de 2020, sigue como una figura destacada en la oposición. Sin embargo, las restricciones legales y el control del gobierno limitan sus posibilidades de influir directamente en el proceso electoral. Además, leyes recientes garantizan inmunidad de por vida a Lukashenko, lo que refuerza su posición y dificulta cualquier cambio a corto plazo.
A pesar de que se espera que Lukashenko retenga el poder, la legitimidad del proceso será cuestionada tanto dentro como fuera del país. El escenario podría intensificar las tensiones con la Unión Europea y Estados Unidos, al tiempo que reafirma la dependencia de Bielorrusia respecto a Rusia.
Ecuador: un país en búsqueda de estabilidad
El 9 de febrero, Ecuador elegirá a su presidente en un contexto de retos sociales, económicos y políticos. Daniel Noboa, quien asumió el poder tras elecciones adelantadas en 2024, buscará permanecer en el cargo enfrentando problemas como la inseguridad y una crisis energética.
Desde su llegada, Noboa impulsó reformas económicas y negoció acuerdos internacionales para aliviar la deuda. Sin embargo, apagones eléctricos, derivados de una prolongada sequía que afecta la producción hidroeléctrica, complican su gestión. Además, el crimen organizado y la violencia alcanzaron niveles alarmantes, con Ecuador registrando una de las tasas de homicidios más altas de Sudamérica.
Luisa González, principal rival de Noboa, representa un enfoque distinto. Vínculos con el expresidente Rafael Correa otorgan a su candidatura una base de apoyo considerable, aunque enfrenta el desafío de superar el arraigo de Noboa entre ciertos sectores. Dependiendo de los resultados, el país podría entrar en una segunda vuelta, prolongando la incertidumbre política y económica.
Kosovo: entre la reconstrucción y la tensión
También el 9 de febrero, Kosovo celebrará elecciones parlamentarias en un ambiente de fricciones internas y disputas externas. Albin Kurti, actual primer ministro, buscará mantener el control político mientras enfrenta retos derivados de las tensiones con Serbia y la comunidad serbia dentro de Kosovo.
El norte del país, donde se concentra la población serbia, sigue como un foco de conflictos. Paralelamente, la relación de Kosovo con Serbia continúa siendo un tema delicado en las negociaciones internacionales. Las demandas de ambas partes dificultan los avances hacia una solución estable.
A pesar de que más de 100 países reconocen a Kosovo como un estado independiente, Serbia mantiene su rechazo, apoyada por aliados como Rusia. Este contexto añade una dimensión geopolítica a las elecciones, ya que el resultado podría influir en las dinámicas entre los Balcanes y las principales potencias internacionales.
Kurti defiende una postura firme frente a Serbia, mientras que sectores de la oposición abogan por una aproximación más conciliadora. El desenlace de estas elecciones definirá la dirección del país y podría afectar las relaciones con la Unión Europea y Estados Unidos.
Un año decisivo
Las elecciones en Bielorrusia, Ecuador y Kosovo reflejan los desafíos y oportunidades de 2025. En cada país, los votantes enfrentan decisiones que podrían redefinir su futuro inmediato. Más allá de las fronteras nacionales, estos procesos también influirán en el panorama global, dado el creciente nivel de interconexión entre los estados.
Aunque los resultados son inciertos, es claro que 2025 marcará un punto de inflexión en los contextos políticos, sociales y económicos de estas naciones. Los líderes electos tendrán la tarea de responder a las demandas de sus ciudadanos en un entorno de transformaciones constantes.
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