jueves, 1 de agosto de 2024

Buenos Aires (AT) – La relación entre Suiza y Baradero, una ciudad a ciento 40 kilómetros de la capital argentina, tiene raíces profundas y se remonta a la inmigración de los suizos del siglo XIX. Baradero es conocido por ser uno de los asentamientos más antiguos de la comunidad suiza en Argentina, convirtiéndose en un refugio para muchos inmigrantes que buscaban nuevas oportunidades en tierras sudamericanas.

A mediados del siglo XIX, una ola de inmigrantes suizos llegó a Argentina, atraídos por la promesa de tierras fértiles y un clima favorable. Muchos de estos inmigrantes se establecieron en Baradero, trayendo consigo sus costumbres, tradiciones y conocimientos agrícolas. Esta comunidad suiza jugó un papel crucial en el desarrollo agrícola y económico de la región al introducir nuevas técnicas de cultivo y contribuyendo a la diversificación de la producción agrícola local.

Argentinisches Tageblatt mantuvo una charla con Ignacio Salaberry, baraderense y licenciado en Historia, además de un profundo conocedor del asentamiento suizo en Baradero. Salaberry dice que, aunque no hay una documentación completa que respalde los sucesos, “se sabe a través de la tradición oral que la provincia de Santa Fe, a mediados del siglo XIX, estableció un contrato con el gobierno de Suiza para que un grupo de familias helvéticas emigraran hacia Santa Fe”. Este acuerdo permitía a los suizos acceder a tierras para laboreo y establecimiento. “La comunidad suiza que se estableció en Santa Fe fue conocida desde 1856 como Esperanza”, dice Salaberry.

Iglesia, Baradero
La iglesia evangélica que los colonos suizos utilizaron en su llegada.

Los europeos navegaron en el barco “Le Progrès” y, una vez en las aguas del Plata, remontaron el Paraná rumbo a la “tierra prometida”. Para abreviar el camino, las embarcaciones tomaban el río Baradero y generalmente amarraban en el puerto de la población que daba nombre a ese curso de agua. Fue allí donde un destacado vecino de Baradero, Germán Frers, recibió a los viajeros con la intención de que algunos se afincaran en Baradero, ofreciendo tierras y otras ventajas.

Según Salaberry, un grupo de colonos, mayormente procedentes del cantón de Friburgo, “aceptaron desembarcar y establecerse en Baradero, y a los recién llegados se les ofrecieron las cosas más básicas”. Aunque no todo fue inmediato, los suizos contaron con su iglesia, la Cristiana Evangélica del Río de la Plata, y luego también con una escuela para sus hijos, ya que la enseñanza religiosa que se impartía era católica. Así, se construyó una escuela y se asignó un maestro afín.

Entre los niños nativos de Baradero que se educaron en esa escuela de la “Colonia Suiza”, se encontraba Petrona Eyle, destacada médica y feminista argentina. Salaberry también menciona que “los primeros suizos llamaron a amigos y parientes que continuaron llegando y estableciéndose”, lo que expandió la colonia hasta ocupar buena parte del ejido urbano municipal.

La fundación de Esperanza

Iglesia, Baradero
La inscripción en la iglesia evangélica del Río de la Plata.

El proyecto original en Santa Fe también siguió su curso y surgió la colonia agrícola de Esperanza, oficialmente reconocida como la primera colonia del país. Sin embargo, la de Baradero se estableció antes, el 4 de febrero de 1856, debido a una serie de circunstancias fortuitas.

La década de 1850 fue una época marcada por la posibilidad de articular en la campaña porteña la propiedad de la tierra con la colonización, lo cual resultó favorable para los grandes propietarios bonaerenses. Desde 1854, la provincia de Buenos Aires desarrolló nuevas políticas de ordenamiento rural, fortaleciendo los municipios. En el norte de la provincia, dice Salaberry, “se expandía la cría de ovinos y cierta producción agrícola, mientras se consolidaba el sector ganadero vacuno”.

Los propietarios de Baradero, en su mayoría ricos ganaderos, comerciantes o profesionales, auspiciaron y apoyaron la agricultura con la intención de colonizar su distrito con inmigrantes. Las ventajas para los inmigrantes tempranos incluían facilidad para acceder a la tierra, demanda de mano de obra y perspectivas de prosperidad.

colonia suiza, Baradero
Una postal típica de la actual Colonia Suiza en Baradero.

La información sobre estas oportunidades llegó a Suiza, especialmente a Friburgo y al distrito de la Veveyse, cuyos habitantes optaron por emigrar debido a la crisis local. Las primeras familias se dirigieron a Beck & Herzog en Basilea, encontrándose con un viaje ya organizado para Santa Fe en el cual no tendrían cabida. En Baradero, propietarios progresistas como Patricio Lynch, sus yernos Frers y Gainza, utilizaron sus contactos y su influencia para promover el partido baraderense en Europa y atraer inmigrantes.

La llegada de las primeras familias suizas a Baradero

Las primeras familias suizas, como los Liaudat, Cardinaux, Chollet, Genoud y Jeanmaire, decidieron emprender el viaje y arribaron a la banda occidental del Río de la Plata. Cada familia recibió unas pocas hectáreas gratis. La municipalidad de Baradero aspiraba a llenar de colonos su ejido ofreciendo la propiedad de las chacras bajo condiciones muy razonables, además de préstamos y facilidades para obtener caballos, bueyes, vacas lecheras y útiles de labranza.

El 7 de febrero de 1856, los colonos fueron puestos en posesión de sus parcelas, y desde el 12 de febrero comenzaron a trabajar la tierra. Pocos días después, ya tenían formados varios ranchos que, al mes, se duplicaron. “Este proceso dio lugar a una capa de pequeños y medianos productores agrarios que impulsaron el desarrollo capitalista del área”, señala Salaberry.

Casa Suiza, Baradero
La Casa Suiza, ubicada en el centro de Baradero.

La colonia atrajo más familias desde Suiza gracias a las buenas noticias enviadas por los colonos. En 1857, se realizó la última donación de tierras en propiedad y a quienes llegaron después se les entregaron parcelas en enfiteusis de manera muy favorable. La municipalidad de Baradero actuó como un agente eficiente de inmigración y colonización, favoreciendo las inversiones de capital económico y político.

La colonia se caracterizó por su bienestar y productividad, participando exitosamente en la primera exposición rural de Buenos Aires. La diversidad productiva desarrollada por los colonos suizos no solo fomentó el éxito económico, sino también enriqueció los hábitos criollos. La integración de los colonos protestantes fue armoniosa y contribuyeron activamente en la vida política pueblerina.

Trece años después de su llegada, los suizos constituían casi el sesenta por ciento de los habitantes de la colonia baraderense, marcando un capítulo significativo en la historia de la inmigración en Argentina.

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